Súper contagio
Diario de un súper contagio: cuando el coronavirus entra en casa de una familia numerosa
Sonia, de 43 años, fue la primera en notar síntomas. Luego cayeron su marido y sus hijos. Después de dos semanas encerrados y con un futuro incierto, esta madre de familia relata los momentos más angustiosos que han vivido
El «calvario» de la familia Diana Vázquez resulta angustioso. Llevan 10 días aislados y con fuertes síntomas. Sonia, la madre, fue la primera en caer enferma de Covid. Luego vinieron el resto. Tan solo Joan, de 12 años, ha esquivado de momento el coronavirus y es el único que ha debido permanecer aislado del resto. «El mundo al revés ¿Cómo es posible?», se pregunta la matriarca valenciana, que relata a través del siguiente cuaderno de bitácora cómo han sido estas dos semanas infernales desde que el virus entró en casa.
2 de febrero: ¿una infección?
Hoy me he levantado muy cansada y al mediodía me dolía muchísimo la cabeza. Llevo seis meses con problemas de riñón y pienso que esté relacionado con la infección, ya que estoy en tratamiento. Sin embargo, opto por ir al hospital ya que si es covid, soy una persona de riesgo y prefiero asegurarme. Al llegar al centro médico me hacen las pruebas y doy positivo. No me lo puedo creer. Me entra mucho agobio por la que se avecina, si todos lo cogemos será complicado de gestionar.
3 febrero: efecto dominó
Comienza a subirme la fiebre y tengo mucha tos. No he podido ni levantarme de la cama. Sigo confinada. Mi hijo Israel, de 18 años, empieza a encontrarse mal, tiene fiebre, y Claudia, de 16, nos cuenta que le duele la cabeza. Decido llamar a urgencias para explicar nuestra situación y nos dan cita para esa misma tarde para hacerles las pruebas.
4 de febrero: solo paracetamol
A primera hora nos llaman del centro de salud para comunicarnos que mis dos hijos mayores han dado positivo y nos explican que deben confinarse también cada uno en su habitación. Ya somos tres positivos y yo sigo sin poder moverme de la cama. El dolor de cabeza es insoportable. Me han indicado que solo puedo tomarme paracetamol. Por la tarde nos llama la pediatra de los pequeños. De momento no tienen síntomas, pero deben hacerles también la prueba. Mi marido, Juan Ramón, empieza a tener mucha tos y decido telefonear de nuevo al centro de salud. Me indican que debe esperar al día 9 para la PCR, que es cuando tiene cita.
5 de febrero: bandeja de comida
Seguimos todos en habitaciones separadas, Juanra es el que menos síntomas tiene, así que se encarga de hacer la comida y repartirla por las habitaciones. Nos deja la bandeja en la puerta. La situación es muy extraña. Hoy hay que llevar a Joan, Marta y María, de 12, 8 y 5 años a hacerse la PCR. Les lleva mi esposo. Me preocupa mucho que todos vayamos dando positivo, aunque si es así, al menos podemos estar juntos y no cada uno en su habitación. En mi caso, el dolor de cabeza y muscular es cada vez más intenso.
6 de febrero: el misterio de Joan
Es agobiante, no experimentamos ninguna mejoría. Para más inri, nos llaman del centro de salud para decirnos que las dos pequeñas han dado positivo, pero que Joan es negativo. No entiendo nada. ¿Cómo puede ser? Y ahora viene el lío: ¿qué vamos a hacer con Joan? Aunque a Juanra no le han hecho el test sé que es positivo porque está igual que yo. Todos infectados menos Joan. ¿Cómo nos organizamos? Los médicos nos comentan que todos menos él podemos salir de la habitación, dejar el confinamiento y que sea Joan quien se aísle. Me da mucha angustia. ¿Cómo confinas a un niño de 12 años? Es inviable cuando somos tantos en casa. Intentamos que esté con mascarilla cuando está cerca de los demás y come y cena solo. Las niñas no tienen ningún síntoma .
7 de febrero: falta de oxígeno
Juanra amanece con síntomas más graves, al igual que Isra y yo. Hemos comprado un oxímetro para medir la saturación de oxígeno en sangre. Los tres lo tenemos muy bajito y yo noto un dolor en el pecho. Telefoneo a urgencias y nos dicen que vayamos de inmediato al hospital. Estamos muy asustados. Al llegar, a Isra y a mi nos llevan a la zona Covid del hospital y a Juanra al área de «posibles positivos», aunque está claro que él también está infectado, pero como no le han hecho la PCR... Nos hacen placas de tórax y no tenemos neumonía. Nos tranquilizamos un poco. A mí me recetan un inhalador porque tengo una tos muy fuerte.
8 de febrero: la lista de la compra
El tema de las comidas hay que organizarlo. Como no podemos ir a comprar al súper es mi madre la que nos hace el pedido y nos lo deja en la puerta de casa. Tratamos de turnarnos para cocinar. Lo hacemos en función de cómo nos encontramos, aunque la verdad es que ninguno experimenta una mejoría. Claudia se ha levantado con los ojos hinchados, como si tuviera sinusitis. El médico nos recomienda un antiinflamatorio y un jarabe.
9 de febrero: gusto y olfato
Por fin le hacen la PCR a Juanra. A Joan se la repiten porque les parece raro que estemos todos infectados menos él. Mi marido, mis dos hijos mayores y yo hemos perdido el olfato y el gusto. Israel empieza a mejorar y retoma sus clases de magisterio online.
10 de febrero: ¿más PCR?
Nos llama la pediatra y nos dice que Juanra es positivo y que Joan ha salido otra vez negativo. Me comenta que es raro, pero que hay más casos así. Nos explica que si el día 16 seguimos así, podemos desconfinarnos, pero que si Joan lo coge debemos volver a encerrarnos todos y vuelta a empezar.
11 de febrero: ligera mejoría
Los adolescentes están mejorando. Los pequeños siguen asintomáticos. Mi marido y yo, seguimos igual de fastidiados.
12 de febrero: la recaída
Me he vuelto a levantar fatal: la cabeza me explota. Hoy se cumplen 10 días de aislamiento. La médico me receta un antibiótico. Me temo que nos quedan unos cuantos días más aislados.
Y la cepa británica se coló en la casa de los Blanc
«Cuando me llamaron para decirnos que habíamos dado positivo me puse a llorar. Primero fuimos siete y luego cayeron el resto», relata Paloma Blanc (en la imagen de arriba junto a cuatro de sus hijos y al lado los test realizados a los 11). Ellos comenzaron con los síntomas hace una semana: «De un día para otro pasas de estar bien a encontrarte fatal. Luego hay días que parece que mejoras, pero al siguiente vuelves a recaer, es una enfermedad muy rara», relata esta madre de familia numerosa (la hija pequeña tiene un año y el mayor 18). El seguimiento médico que les han hecho «ha sido muy bueno, nos llaman todos los días» y añade que «al comunicarnos que nuestra cepa es la británica, que es más contagiosa, nos asustamos. De hecho, lavo las sábanas, mantas y ropa todos los días para evitar que la carga viral que haya por casa aumente».
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