Caza

Seguridad en la caza

La caza es un deporte que al practicarlo con armas conlleva tener en cuenta ciertas medidas de seguridad.

Debe abrirse la escopeta de caza como seguridad ante un obstáculo
Debe abrirse la escopeta de caza como seguridad ante un obstáculoPixabay

Todo cazador está obligado a tener un seguro de responsabilidad civil para el ejercicio de esta actividad. La caza como otros deportes tiene sus riesgos, pero la posibilidad de sufrir un accidente mortal es mayor al hacer uso de las armas por lo que las medidas de seguridad y las precauciones a tomar deben ser imperativas. El pasado año debemos lamentar más de 50 muertes y más de 600 heridos por causa de accidentes relacionados con la caza. Estas cifras pueden reducirse drásticamente si cada cazador adopta las medidas de seguridad pertinentes en cada salida al campo.

En muchas ocasiones suele pensarse que el peligro real se encuentra en el uso de los rifles, pero las escopetas y los plomos causan muchos accidentes. En la caza menor en mano, mientras los cazadores van batiendo el terreno normalmente ayudados de los perros es fundamental que todos los cazadores de la mano avancen en línea sin que ninguno se adelante o retrase ya que esto puede hacer que quede en la línea de tiro de sus compañeros. Además, el modo en que se porta el arma es importantísimo. Las escopetas nunca deben apuntar hacia otras personas; deben apuntar hacia el cielo o hacia delante. Tampoco es aconsejable de ningún modo apuntar hacia el suelo ya que un disparo accidental puede hacer que los perdigones reboten y hieran al propio cazador.

Llevar el seguro del arma puesto hasta el momento del encare debe ser algo obligatorio en todo cazador. Con ello se evitan disparos involuntarios. Al atravesar maleza o monte cerrado no es disparatado que una rama se introduzca en el guardamontes y oprimiendo el gatillo produzca un disparo accidental. De ahí la importancia de llevar siempre el arma asegurada. También debe ser una norma adoptada como rutina el asegurar el arma de nuevo tras un lance. Además de llevar el seguro activado es recomendable también proteger el guardamontes con la palma de la mano al atravesar zonas dificultosas. En caso de obstáculos más serios como tener que hacer un salto, pasar vallas o enfrentarse a pendientes pronunciadas debe abrirse la escopeta en aquellas que sean basculantes o abrir el cerrojo en el caso de las semiautomáticas ya que, aunque el seguro del arma esté activado, un golpe fuerte en el arma puede percutir igualmente el cartucho.

Durante los lances la precaución debe ser máxima. Al disparar debe tenerse en cuenta la distancia del resto de cazadores, de los perros o de cualquier persona que pueda encontrarse por allí. La distancia efectiva de los cartuchos de escopeta a la hora de dar caza a una pieza no suele pasar los cincuenta metros para ser tiros eficaces y con garantías, pero la distancia real a la que el plomeo puede herir es muy superior. Un cartucho de caza menor puede alcanzar fácilmente los 250 metros de distancia y aunque a esa distancia los plomos ya han perdida mucha velocidad los daños pueden ser catastróficos en caso de que un solo plomo alcance un ojo pudiéndolo dejar ciego sin remisión. Es por ello que además es indispensable portar una mínima protección en este tipo de caza, unas gafas protectoras pueden ahorrar muchos disgustos. También es aconsejable llevar chalecos de seguridad que son bien visibles a mucha distancia para marcar la presencia de caza cazador.

Perro de caza con chaleco de seguridad
Perro de caza con chaleco de seguridadPixabay

La caza menor suele practicarse con la ayuda de perros y dañar a los canes es inadmisible. Por ello no debe dispararse a una pieza que esté perseguido por los perros a menos de tres metros de distancia porque un plomeo defectuoso o una mala puntería del cazador puede arrojar los plomos sobre el perro produciéndole heridas graves. Esta distancia debe aumentarse a medida que los lances son más lejanos. El plomeo que sale muy compacto del cañón de la escopeta, se va dispersando y alcanza superficies de hasta cuatro metros a tan solo treinta metros de distancia.

En la caza mayor durante las monterías debe respetarse siempre el puesto asignado y no moverse de él bajo ningún concepto hasta que la cacería termine. Aunque parece que un accidente en esta modalidad sea más complicado al estar los tiradores en puestos fijos, cada año hay que lamentar accidentes por no cumplir las normas. Si antes decíamos que los plomos de un cartucho pueden alcanzar los 250 metros en el caso de las balas el alcance mortal es de varios kilómetros. Por lo tanto, la máxima premisa a cumplir en seguridad con el rifle es la de enterrar los tiros siempre. Jamás debe dispararse sobre animales que estén en el viso, sobre la línea del horizonte donde la bala no encontrará suelo inmediatamente. Como última y quizás más importante norma de todas a la hora de tirar es la de disparar solo cuando se ve el objetivo claramente. Muchos accidentes son ocasionados por disparos sobre matorrales que se movían, o sobre ruidos tras un chaparro. Tras estos movimientos puede haber otras personas y provocarles la muerte. Solo se debe disparar sobre objetivos claramente identificables sin lugar a dudas.