Pandemia

Un cirujano español descubre que en Uzbekistán no hay coronavirus

Sus habitantes no utilizan mascarilla, se reúnen en bares o restaurantes y celebran fiestas sin riesgo de posible infección

El cirujano gallego Diego González Rivas durante una operación con una técnica de la que él es pionero y enseña por todo el mundo, en Uzbekistán.
El cirujano gallego Diego González Rivas durante una operación con una técnica de la que él es pionero y enseña por todo el mundo, en Uzbekistán.larazonDiego González Rivas/EFE

Diego González Rivas es un cirujano gallego que ha comprobado esta semana con sorpresa cómo en Uzbekistán la población, de casi 33 millones de habitantes, ya está haciendo vida normal en el país, sin mascarilla, reuniéndose en bares o restaurantes sin necesidad de tomar medidas y celebrando fiestas sin el riesgo de poder infectarse de coronavirus.

González Rivas (La Coruña, 1974) ha impartido esta semana la primera clase magistral de medicina que acoge Uzbekistán desde la crisis de la covid, siendo el país número 113 que visita como cirujano en un viaje que ha servido para dar a conocer la técnica Uniportal, patentada por él y que consiste en realizar una cirugía mínimamente invasiva.

“Ha sido una sorpresa, muy curioso y muy extraño”, ha explicado González Rivas a Efe desde Taskent horas antes de tomar un vuelo de regreso a España, tras “acostumbrarse” a la nueva situación y relajar sus estrictas normas de comportamiento social. “Me di cuenta de que aquí no hay coronavirus, pero ha sido muy chocante vivir esta situación y me ha costado dos días adaptarme”, ha confesado.

El motivo por el que la población uzbeka se encuentra libre de covid en este momento es “la inmunidad de rebaño”, de ahí que en este punto de Asia Central no haya casos nuevos en los hospitales.

“He hablado con mis colegas y ellos creen que la razón de que no haya ningún problema es haber llegado al 60 o 70 % de contagios en la población”, ha asegurado doctor, que ha visto a pie de hospital la nueva situación y ha comprobado cómo en la calle la vida ya ha recuperado realmente la normalidad.

El año pasado, entre marzo y abril, según ha explicado Rivas a Efe, el país sufrió los horrores de la pandemia hasta el punto de alcanzar una situación crítica por el número de infectados y los fallecimientos; una pesadilla que se extendió hasta el mes de septiembre, pero a partir de ese momento, “al alcanzar la inmunidad grupal”, ha explicado, la población ha recuperado la normalidad.

Describe la vivencia como “alucinante, porque no conozco ningún otro país que lo haya conseguido así de esta manera”, ha subrayado con sorpresa, y asegura que al realizar la visita al país ha podido comprobar que “la gente ya no tiene la infección y en los hospitales no hay ingresos, por lo que no existen casos”.

Cuando González Rivas realizó el plan de viaje rumbo a Uzbekistán no se imaginaba que se podría encontrar un país al completo haciendo una vida absolutamente normal en la calle, en los centros comerciales y lugares de ocio como restaurantes o bares, “sin usar mascarillas”, por ejemplo, o sin tomar otras medidas higiénicas como sucede en cualquier otro punto del planeta actualmente.

“Llama mucho la atención y la verdad es que los primeros días no me lo creía, incluso llevaba la mascarilla por miedo, pero mis colegas -médicos- me decían que me la quitase que no era necesaria; finalmente me la quité”, ha reconocido.

Además de la inmunidad de rebaño, otra circunstancia que explica esta nueva normalidad que se vive en Uzbekistán es el férreo control que hay para entrar en el país, puntualiza González Rivas, ya que además de exigir al pasajero una PCR negativa en origen, al llegar al aeropuerto “hay un dispositivo de gente que te hace un nuevo test antes de entrar en el propio país; después de una hora de espera te dan el resultado y si es negativo puedes entrar”, ha afirmado.

El control en la frontera es para todos los viajeros, vengan de donde vengan, por lo que se forman largas colas en el aeropuerto hasta pasar el control de PCR y obtener la confirmación del servicio médico de que la persona que desea entrar en el país está libre de la enfermedad y en disposición sanitaria de viajar libremente.

En caso de que el pasajero dé positivo “te llevan a hacer una cuarentena”, ha explicado el doctor gallego que ya tiene la primera dosis de la vacuna; Rivas explica que “mi miedo, durante el viaje, es que me pudiese infectar en el avión, pero parece ser que no”, ha afirmado con alivio.

La experiencia ha sido “rara, extraña y placentera, pero aquí me he olvidado por unos días del coronavirus; tuve la sensación de que no existía y que todo esto había sido un sueño, volviendo al momento antes de la pandemia en la que podía viajar y estar en cualquier lugar sin tener que pensar en el coronavirus”, ha explicado a Efe.

Por ahora, continúa, conseguir la vacuna o planificar su administración no es un problema que se planteen en Uzbekistán, ya que no consideran que por ahora “sea una prioridad, aunque supongo que sí lo harán más adelante; al tener a la población con suficientes anticuerpos consideran que está protegida”.

En el Medcomplex Hospital de la ciudad uzbeka de Urgench, en donde González Rivas ha practicado cinco intervenciones muy complejas, “todo el personal al completo pasó el coronavirus; es verdad que ha habido fallecimientos entre el personal médico, pero ahora el cien por cien de celadores, enfermeros, médicos, cirujanos o anestesistas están inmunizados”.

El médico gallego, además, de realizar el viaje al país asiático por motivos laborales, tuvo tiempo para visitar durante el fin de semana las ciudades de Bukhara, Khiva y Samarcanda, en la ruta de la seda, utilizando el tren Talgo español como medio de transporte.

De vuelta ya hacia España, Rivas lamenta tener que “volver a la cruda realidad y volver a poner la mascarilla, va a ser otra vez duro”, ha reconocido.