Histórica visita a Irak
El Papa empuja al mundo musulmán a desmarcarse de la violencia
En su segunda jornada en Irak, Francisco logra el favor del gran ayatolá Al-Sistani con una reunión privada y plantea una alianza de las religiones contra las armas y en defensa de los más débiles
En su segundo día en Irak, Francisco se ha volcado en estrechar lazos con el mundo musulmán, para sumar a su causa de generar una alianza de religiones al Islam más moderado. Como gesto inequívoco, su encuentro a primera hora de la mañana con el gran ayatolá Sayyd Ali Al-Husayni Al-Sistani, líder chií, que representa a más del 60 por ciento de los creyentes de Irak. De palabra, con su contundente discurso en la Llanura de Ur, cuna del monoteísmo, donde mantuvo un encuentro interreligioso.
Recibido en la residencia del mentor chií, el Papa buscaba el favor de Al-Sistani, después de que en febrero de 2019 firmara el llamado Documento de Abu Dabi con el rostro más visible del orbe suní, el gran imán de la Universidad de Al-Azhar, Ahmed al Tayyeb. De esta manera, Francisco busca aglutinar a los musulmanes más moderados para darles legitimidad frente a las facciones más radicales. Y el gran ayatolá puede convertirse en un gran aliado en Oriente Medio, puesto que su influencia va más allá de Irak. Y sobre todo por su apuesta por una no intromisión como líder religioso en la vida política del país, frente a los otros ‘colegas’ suyos en Irán, Afganistán… No hubo declaración alguna conjunta final, ni tampoco lo buscaba la Santa Sede que ya ve un triunfo el encuentro en sí mismo.
Pero Francisco no solo se lleva una foto para la historia y como referente, sino que deja también un encargo para los musulmanes. Con los principales representantes de la región se reunió en Ur de Caldea, allí donde Abraham dio su ‘sí’ a Dios y con él arrancó el peregrinar del judaísmo, cristianismo y el islam.
“Hostilidad, extremismo y violencia no nacen de un espíritu religioso; son traiciones a la religión”, sentenció un Papa que reclamó a los allí presentes un paso más allá. No vale condenar los actos fanáticos. “Nosotros creyentes no podemos callar cuando el terrorismo abusa de la religión. Es más, nos corresponde a nosotros resolver con claridad los malentendidos”, expuso en un discurso en el que pidió a las confesiones que se sumen a lo que vendría a ser una alianza global. ¿Con qué fin?
Francisco quiere que todas las religiones a una se unan para presionar a la comunidad internacional para acabar con “la creciente proliferación de armas” así como defender la dignidad de los pobres. El Papa les tendió la mano para caminar juntos “para dar voz al grito de los oprimidos y de los descartados del planeta”. “De nosotros depende que salgan a la luz las turbias maniobras que giran alrededor del dinero y pedir con fuerza que este no sirva siempre y sólo para alimentar las ambiciones sin freno de unos pocos”, les retó.
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