Viaje a Irak

El Papa consuela a los cristianos de Mosul y Qaraqosh: “¡No estáis solos!”

En su tercera jornada en Irak, Francisco se vuelca para animar a los católicos que fueron víctimas del genocidio del Estado Islámico

El Papa en su encuentro de esta mañana
El Papa en su encuentro de esta mañanaAndrew MedichiniAgencia AP

El Papa Francisco ha tocado hoy el dolor y el sufrimiento que han sufrido durante estos años los cristianos iraquíes, que han padecido el aniquilamiento por parte del Estado Islámico. La mañana de su tercera jornada de viaje en Irak, se ha desplazado a Mosul y Qaraqosh para conocer de primera mano los efectos del devastador paso de los yihadistas que no solo destruyeron ambas ciudades, sino que diezmaron a los discípulos de Jesús de Nazaret.

“Ahora es el momento de reconstruir y volver a empezar, encomendándose a la gracia de Dios, que guía el destino de cada hombre y de todos los pueblos”, expresó el sucesor de Pedro en la catedral de la Inmaculada en Qaraqosh. Desde la ciudad con mayor presencia cristiana del país, Francisco alentó a los fieles a “reconstruir no sólo los edificios, sino ante todo los vínculos que unen comunidades y familias, jóvenes y ancianos”.

Para ello les invitó a trabajar desde el perdón y a través del diálogo intergeneracional entre ancianos y jóvenes. “¡No estáis solos! Toda la Iglesia está con vosotros, por medio de la oración y la caridad concreta”, les animó, para señalarles a continuación: “En estos momentos, acuérdense de que Jesús está a su lado. No dejen de soñar. No se rindan, no pierdan la esperanza”.

Una vez más, como viene siendo una constante en esta peregrinación de Jorge Mario Bergoglio, imploró: “Junto con todas las personas de buena voluntad, decimos ‘no’ al terrorismo y a la instrumentalización de la religión”.

Entre las ruinas de Mosul, desde el epicentro de la persecución a los cristianos, el Papa advirtió de las consecuencias que tiene acabar con las minorías étnicas y religiosas. Para Francisco supone “un daño incalcuable” para la sociedad.

En la plaza de la Iglesia donde el DAESH tumbó cuatro templos cristianos, el Papa expuso que “la fraternidad es más fuerte que el fratricidio, la esperanza es más fuerte que la muerte, la paz es más fuerte que la guerra”.

Ante un nutrido grupo de fieles, Francisco soltó una paloma al aire como símbolo de la paz y bendijo una cruz destruida por los terroristas y que un grupo de cristianos ha puesto de nuevo en pie.