Uniones gays

Francisco: Reforma a la americana ante el acelerón alemán

Ante los órdagos germanos sobre el celibato, los gais y las mujeres, el Papa apadrina la vía moderada

Papa Francisco saluda a la plaza de San Pedro del Vaticano
Papa Francisco saluda a la plaza de San Pedro del VaticanoAndrew MedichiniAP

Francisco sigue adelante con su reforma. Aunque pudiera parecer que el primer Papa jesuita de la historia ha bajado el ritmo a medida que avanza su edad y se alarga su pontificado, el entorno de Jorge Mario Bergoglio confirma que «no le tiembla el pulso».

Entre manos tiene la puesta en marcha de una Iglesia más colegiada y descentralizada, dos rasgos que él aglutina en lo que denomina «sinodalidad» bajo el lema “caminar juntos”. Una apuesta que le está generando algún que otro quebradero de cabeza, principalmente por parte de los obispos alemanes, que han pisado un acelerador al poner sobre la mesa temas como el celibato, el sacerdocio femenino, la intercomunión con los protestantes o la integración de los homosexuales. De momento, Francisco no parece haber puesto freno, pero sí mira a sus hermanos latinoamericanos, que también se han puesto manos a la obra para aplicar el «ecclesia semper reformanda», pero con moderación.

Esta misma semana, el Vaticano anunciaba cambios más que significativos en el llamado Sínodo de los Obispos, el órgano consultivo temático más relevante de la Santa Sede. El próximo tendrá lugar en Roma en 2023 precisamente con la sinodalidad como tema central. Para llegar hasta ahí, a partir de este 9 de octubre Francisco lanzará la mayor consulta de toda la historia de la Iglesia, donde los 1.345 millones de católicos están llamados a participar en una consulta que después tendrá una fase continental y global.

Con todas las opiniones se elaborará los llamados «instrumentum laboris» que se debatirán en Roma. Eso sí, el Vaticano avisa de que no es un referéndum vinculante. «No se trata de democracia, ni de populismo o algo parecido; se trata de que la Iglesia es el Pueblo de Dios, y este pueblo, por el bautismo, es sujeto activo de la vida de la misión de la Iglesia», aclara el cardenal secretario del Sínodo de los Obispos, Mario Grech.

Antes de convocar este sondeo planetario, Francisco viene alentando a los Episcopados de todo el planeta a poner en marcha asambleas nacionales para escuchar las demandas de los creyentes y no creyentes y, acometer, desde ahí, cambios que consideren pertinentes. En algunas regiones recogieron el guante de inmediato. Es el caso de los obispos alemanes. A raíz de la hecatombe de credibilidad y bajas de fieles que supuso para ellos la lacra de los abusos sexuales, el Episcopado germano decidió resetear su acción pastoral y en 2019 estrenaban el llamado Camino Sinodal, un foro de debate que busca una renovación eclesial donde no han vetado ninguna cuestión, sea la ministerialidad femenina o la moral sexual.

Choca con la doctrina

Desde Roma se mira de reojo y hay quien considera que esta asamblea alemana se les estaría yendo de las manos, en caso de que se lleguen a aprobar puntos que choquen con la doctrina católica. Francisco ya les advirtió por carta de que «las Iglesias particulares viven y florecen en y de la Iglesia Universal, y si se encuentran separadas del entero cuerpo eclesial, se debilitan, marchitan y mueren».

Ellos son conscientes de que están tensando la cuerda, pero, a juzgar por las declaraciones más recientes del presidente del Episcopado germano, Georg Bätzing, saben dónde está la línea roja. «Existe la preocupación de si seguimos siendo católicos o si queremos separarnos de Roma. Quiero tranquilizarles: estamos unidos con Roma por medio de la fe católica», exponía en la revista «Vida Nueva».

En paralelo a la hoja de ruta alemana, el Papa sí habría dado su aval al proyecto que desde hace unos años vienen programando los obispos de su continente de origen bajo el paraguas el Consejo del Episcopado Latinoamericano y del Cariba (CELAM). La pasada semana celebraron su reunión anual en la que aprobaron no solo una reestructuración pastoral. También dieron forma a la Asamblea Eclesial regional, también con espíritu renovador.

Lo cierto es que el papa Francisco es consciente de que no puede dar un giro de 180 grados en una década de gobierno. «No quiere ir más rápido si implica que alguien se queda atrás o fuera. No cree en la revolución, pero huye del inmovilismo», señalan fuentes cercanas al Pontífice. ¿Prueba de esa búsqueda de equilibrio? La exhortación «Querida Amazonía» donde se esperaba que abriera el sacerdocio a los hombres casados, tal y como se sugirió en el sínodo previo, lo que habría generado una fractura. No lo hizo.

Bendiciones homosexuales, con veto vaticano ‘made in Spain’

En diciembre, un documental sobre Francisco sembró la duda sobre su postura sobre las uniones civiles gais. A raíz de ahí, se multiplicaron las consultas a la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la postura de la Iglesia ante las parejas homosexuales. En marzo, el jesuita español Luis Francisco Ladaria, como ‘ministro’ del ramo respondía por carta que “no es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio”. Alemania respondió por dos vías. El presidente de los obispos, Georg Bätzing, acató la decisión, pero dejó caer que “en Alemania y en otras partes de la Iglesia universal se discute desde hace tiempo de qué manera se puede avanzar con argumentos viables en esta doctrina”. A pie de parroquia, sacerdotes en distintos puntos del país convocaron un maratón de bendiciones a parejas gais el pasado 10 de mayo.