Mascotas
Consejos para calmar a un gato agresivo
Cualquier manifestación de agresividad felina, sea de la intensidad que sea, debería ser valorada por un veterinario especializado en comportamiento
La agresividad de los gatos es el segundo de los problemas de comportamiento de los felinos domésticos, en primer lugar estarían los comportamientos higiénicos indebidos.
Un gato agresivo es un animal potencialmente peligroso para la convivencia en el hogar, peligro que no suele quedar reducido a los integrantes de la familia: el gato suele mostrar su comportamiento con todo aquel que se asoma o franquea la puerta de nuestra vivienda: amigos, visitas, repartidores...
Los problemas de agresividad pueden variar desde un felino que sisea o bufa, e intenta interaccionar lo mínimo con los integrantes de la familia, hasta aquel que ataca de forma directa y violenta a uno o más de los integrantes que componen el núcleo familiar.
Debemos tener muy presente que cualquier manifestación de agresividad felina, sea de la intensidad que sea, debería ser valorada por un veterinario especializado en comportamiento.
Durante el juego
Este tipo de agresión es la más frecuente en los hogares que comparten su espacio y su tiempo con gatos.
En general, las agresiones producidas durante el juego suelen ser «leves» y por ello suelen no ser tomadas en consideración por los propietarios.
Esto es un gran error, ya que en múltiples ocasiones el no dar suficiente importancia o, peor aún, reforzar ese comportamiento con juegos cada vez más violentos, puede conducir a agresiones graves en un futuro.
Acudiremos inmediatamente al profesional si:
- El juego del gato se dirige a la cara de algún miembro de la familia (especialmente en niños).
- Los mordiscos o arañazos son graves.
- Los ataques no se inhiben a pesar de nuestros intentos por evitarlos.
Tratamiento
En líneas generales, el profesional, tras valorar y diagnosticar un caso de agresión felina durante el juego, recomendará los siguientes puntos:
- No proponer al gato juegos agresivos.
- Desviar su atención a objetos adecuados: todo tipo de juguetes en movimiento, que a poder ser no tengan que ser sujetados por el propietario.
- Evitar cualquier tipo de castigo físico. - Valorar la posibilidad de incorporar otro gato de edad y temperamento parecido.
- Fármacos: en ciertas ocasiones, principalmente en gatos que presentan juego nocturno, puede instaurarse alguna terapia farmacológica, aunque no es habitual.
Cualquiera de los métodos propuestos solo se empleará tras un diagnóstico correcto del problema y tras la prescripción facultativa.
Prevención
Para finalizar y como breve resumen, diremos que la agresión durante el juego se previene de forma eficaz mediante los siguientes puntos:
- Tiempo suficiente del gato con madre y hermanos.
- Socialización correcta con el ser humano.
- Ejercicio suficiente.
- Evitar los juegos indebidos.
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