Una investigación destapa cuál es la clave para tener más “likes” en Instagram

Las redes sociales son la nueva plaza pública. Un lugar donde los usuarios comparten su identidad, sus ideas y sus intereses. Por eso, es un escaparate donde nunca está de más salir favorecidos. Pero en estas plataformas, los particulares no son los únicos que están peleando por obtener más visibilidad. Las marcas y los negocios también se han lanzado a hacer llegar su contenido a diferentes audiencias, aumentando sus interacciones con los usuarios. Y una de las plataformas más importantes para el marketing empresarial es Instagram. Que a día de hoy es una de las redes sociales más importantes del ciberespacio.

Sin embargo, conseguir visibilidad en Instagram no es una tarea sencilla. Simplemente con estar ahí no es suficiente. Hay que evaluar con precisión milimétrica todos los aspectos que puedan influir: hay que subir los post en un momento concreto, deben ir acompañadas de los hashtags oportunos, (...). El objetivo de las marcas es conseguir hacer publicaciones que sean memorables para sus seguidores y hacer que el contenido trascienda. De forma que estos seguidores acaben convirtiéndose en clientes.

Conseguir visibilidad en las redes sociales ha cobrado tanta importancia para las marcas, que cada vez son más las formas de aproximarse a este “arte”. Buen ejemplo de ello es el estudio que ha llevado a cabo un grupo de investigadores que aplican métodos de Inteligencia Artificial, Machine Learning y Econometría para resolver problemas de Marketing. Y que consistió en el análisis de multitud fotografías más o menos exitosas de la plataforma, para así averiguar qué hacía que una publicación obtuviese más “likes”.

La investigación

Es evidente que hay unos contenidos que siempre serán más populares que otros. Ahora bien, no es lo mismo que se presenten de una forma u otra. Aspectos como el color, la composición o el contraste de una imagen pueden ser tan importantes (o más) que quién, qué o cómo aparezca en la fotografía. Y lo bueno que tienen estos elementos es que son tangibles y cuantificables. Y por lo tanto, pueden ser analizados por métodos científicos. Y saber qué funciona y qué no, puede tener una aplicabilidad enorme en el sector del Marketing.

Uno de los coautores del estudio, William Rand, de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, explicó: “Queríamos ver el papel que juega la imagen real, centrándonos específicamente en cómo la complejidad de una imagen impulsa la participación del consumidor. Esta es una información muy importante para la comunidad de marketing, porque puede cambiar las decisiones sobre qué tipo de imágenes usar para construir una marca”.

Ahora bien, el profesor Rand también hace un matiz: “muchas de las variables que sabemos que afectan el interés público tienen muy poco que ver con las imágenes en sí. Por ejemplo, la fortaleza de una marca y la cantidad de seguidores que tiene en Instagram es el predictor más fuerte de si los consumidores se involucrarán con una imagen”.

Sin embargo, después de su investigación, centrada únicamente en los aspectos formales de las fotografías, como la composición, el color o la luminosidad; los autores se sienten más confiados de poder determinar si las publicaciones de una marca serán capaces de atraer el interés de sus consumidores.

El estudio consistió en el desarrollo de un algoritmo que pasaría a analizar 147.963 fotografías de Instagram, y que posteriormente clasificaría en función de 6 variables: la distribución de color en la imagen; la distribución de luminancia en la imagen; el número de bordes dentro de la imagen; el número de objetos en la imagen; la regularidad de los objetos (si los objetos comparten una orientación, un tamaño,...); y cuán simétrica es la disposición de los objetos.

Ni mucho ni poco

El estudio confirmó que -efectivamente- hay algunas particularidades en el diseño que se repiten constantemente en las fotografías que más gustan... y otras que es más frecuentes encontrarlas en las menos populares. Para los autores, hay dos patrones principales en la composición que harán que una imagen tenga el éxito y la retroalimentación deseada.

Por un lado está la complejidad de las características de la imagen, como el color o el brillo. En este aspecto, el algoritmo ha encontrado que la combinación de muchos detalles y colores estridentes abruma al cerebro. Y de la misma forma, la escasez de estos elementos también puede hacer que la imagen no tenga ningún interés para los usuarios.

Y por otro lado está la complejidad del diseño, es decir, la composición y la naturaleza de las cosas reales que se encuentran dentro de la imagen: los “likes” se concentraban en aquellas fotografías con un objeto de interés o en aquellas con muchos objetos de interés. Es decir, que la gente prefería imágenes que fueran muy simples o muy complejas en su composición.

Las conclusiones pueden parecer un poco confusas y que -incluso- se contradicen. Pero William Rand lo explica así: “si una imagen es demasiado complicada y necesitamos demasiada energía para procesarla, no funciona. Pero no puede ser demasiado sencilla, porque necesitamos que nos estimule lo suficiente para comprometernos con ella”. Es decir, que es necesario buscar el equilibrio. De hecho, los investigadores encontraron que seguir esta regla puede aumentar la visibilidad de las fotografías de una marca hasta en un 19%.

Para terminar, los autores de la investigación señalaron que habían encontrado otro elemento que también tiene mucha importancia en el impacto que puede tener una imagen: el uso de los filtros. Según los datos obtenidos por el algoritmo, se podría conseguir -aproximadamente- un 3 % más de impacto y retroalimentación, si se aplica el filtro apropiado para equilibrar la composición.