10 millones de contagios: balance de España dos años después del primer caso

El 31 de enero de 2020, España confirmó su primer casopositivo de coronavirus. Pasadas las diez de la noche de aquel día, vienes, el Centro Nacional de Microbiología certificó que uno de los cinco ciudadanos que se encontraban aislados con síntomas en La Gomera, en Canarias, había contraído el patógeno que ya azotaba a países como China e Italia. Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias (CCAES) de un Ministerio de Sanidad en el que acababa de aterrizar el catalán Salvador Illa, rechazaba la necesidad de declarar la emergencia nacional porque, a su juicio, resultaba innecesario «establecer limitaciones infundadas».

Ignorando a la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sólo un día antes había decretado que la Covid-19 –como se nombró más tarde a la enfermedad– sí constituía una emergencia de salud pública de carácter internacional, este médico aragonés añadía una de las frases que pasarían a la historia de la pandemia y que empezaba a dar pistas de cómo sería la gestión de la misma a partir de entonces: «Nosotros creemos que España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado».

Este lunes, se cumplirán dos años de ese primer caso conocido y el saldo echa por tierra la primera de las múltiples predicciones erráticas de Simón, desplazado de facto desde el pasado mes de julio de su papel de portavoz científico en esta grave crisis de salud pública. Al final, no hubo «algún caso diagnosticado» aislado, sino muchos. Es probable que hayan llegado ya, incluso, a los 10 millones , aunque habrá que esperar a este lunes para confirmarlo, porque el Ministerio de Sanidad español es uno de los pocos de todo el mundo que no ofrece datos sobre el impacto de la enfermedad durante los fines de semana. Otra muesca más en la gestión de una crisis cuya evaluación llevan meses demandando reputados especialistas en Medicina Preventiva y Salud Pública sin recibir más que buenas palabras del Gobierno.

Letalidad desatada en Castilla-La Mancha

La explosión de contagios que nunca iba a producirse en nuestro país –13.396 de media cada día– ha situado a España en el puesto noveno del planeta, sólo por detrás de estados mucho más poblados que el nuestro. Todo, pese a los estados de alarma y los duros confinamientos y restricciones impuestos por el Estado, las autonomías o las dos administraciones de forma conjunta a la población a lo largo de 24 meses. Algunas, con polémica, como la que retrasó la desescalada en Madrid al final de la primera ola o la que limitó derechos en este territorio pese a que otros de signo político opuesto, como la Comunidad de Navarra, se encontraban entonces peor desde un punto de vista epidemiológico.

El mapa que queda de estos dos años es desolador, con su expresión más triste: las muertes. Los últimos datos oficiales revelan que la covid y sus variantes han dejado a su paso por España 92.966 fallecimientos, a una media de algo más de 127 cada día, aunque las cifras sobre el exceso de mortalidad elaboradas por organismos oficiales diferentes del Ministerio de Sanidad como el Instituto Nacional de Estadística (INE) hablan de más de 100.000.

730 días después de su eclosión en España, la Covid-19 se ha cobrado la vida de una de cada 100 personas que se han infectado, aunque el porcentaje se dispara en comunidades como Castilla-La Mancha y Asturias, en donde la letalidad del virus es del 1,6% y el 1,4%, respectivamente. El médico y consultor Ignacio Riesgo recuerda que la mayor parte de los países desarrollados y casi todos los europeos han tenido menor mortalidad por cada 100.000 habitantes que el nuestro, atendiendo a las estadísticas de la prestigiosa Universidad Johns Hopkins.

España llega a estos dos años superando otra ola, la sexta, devastadora. Al igual que sucedió en el resto, siguen sin existir informes científicos que avalen las decisiones de Gobierno y comunidades. La «cogobernanza» ha consolidado 17 sanidades distintas sin nadie que las coordine y los sistemas de salud han quedado tan desgastados, que harán falta años para vuelvan a su estado prepandémico. Los sanitarios, protagonistas, acumulan 193.699 contagios y están hastiados.