Hablan los forenses

La madre que asesinó a su hija en un hotel de Logroño la sedó durante cuatro meses

Toxicología detectó somníferos de forma “crónica” en el cuerpo de la pequeña de 5 años

Adriana Ugueto y su madre, Olga Febles
Adriana Ugueto y su madre, Olga Febleslarazon

Cuando los agentes entraron en esa habitación de hotel y procedieron a la detención de Adriana antes de que se tirara por la ventana, ya intuyeron que a la niña la habían matado asfixiándola. La pequeña Carolina, de solo cinco años, estaba tapada con una manta y no había sangre de la menor. Su madre no supo explicar qué había pasado. Estos días se está celebrando el juicio por este crimen en la Audiencia de Logroño y la tesis de la defensa de la madre (y presunta asesina) pasa por echar las culpas de todo lo sucedido a su madre, la abuela de la niña, que se suicidó tirándose al río Ebro aquel día. No obstante, tanto Fiscalía como las acusaciones popular y particular piden para ella la Prisión Permanente Revisable (PPR).

Los forenses que realizaron la autopsia de la niña han declarado hoy que la causa de la muerte fue la asfixia mecánica por sofocación, debido a la compresión de los orificios respiratorios de la menor, quien estaba «profundamente sedada», según recogió Efe. Además, comprobaron que tenía restos serosanguinolentos «muy típicos en muertes por asfixia por edema pulmonar».

Con el chupete puesto

Carolina también tenía unas lesiones compatibles con una presión ejercida con el chupete puesto y la almohada sobre la cara, objetos que encontraron los policías sobre su rostro cuando descubrieron el cadáver. El Instituto Nacional de Toxicología encontró un nivel de 0,08 de benzodiacepinas (Noctamid), una dosis «alta», ya que un adulto se le recomienda tomar 0,1, por lo que los forenses concluyeron que tenía «un nivel de sedación alto» durante la asfixia, lo que le impediría realizar movimientos para defenderse. Además, aclararon que los niveles de este medicamento en sangre no son suficientes para determinar una muerte de origen tóxico pero, por la presencia de este fármaco en varios órganos, creen que hubo un consumo «repetido y crónico» que se le había administrado, al menos, durante cuatro meses.