Alerta
Cuidado con esta táctica que se ha puesto de moda entre los ladrones de coches
Aunque este método pueda parecer bastante burdo, es tremendamente efectivo. Es muy importante que estemos alerta, porque puede resultar muy peligroso
En España desaparecen cada año alrededor de 35.000 vehículos, según los datos ofrecidos por el Ministerio del Interior. Eso supone cada día se roban una media de 96 vehículos, la gran mayoría de ellos turismos. Y de acuerdo con los últimos estudios sobre el tema, las empresas aseguradoras atienden -más o menos- 128.000 percances al año que están relacionados directamente con el robo de coches.
En los últimos años, el mercado del automóvil ha sufrido una serie de cambios tecnológicos extraordinarios, sobre todo en lo referente a los microchips, los sensores, (...). Todos estos desarrollos tecnológicos han conseguido mejorar notablemente las prestaciones de los coches modernos. Sin embargo, estos mismos avances también han creado otras muchas vulnerabilidades, que son de las que se suelen aprovechar los ladrones de hoy.
No obstante, también se siguen utilizando otras tácticas mucho más primitivas con las que cualquier ladrón de poca monta podría conseguir sustraer un vehículo. Buen ejemplo de ello es el “truco de la botella”. La técnica es muy simple. Consiste -esencialmente- en elegir a una víctima que esté repostando en una gasolinera. El usuario del vehículo aparcará en una plaza de repostaje alejada de las cámaras de seguridad, y llegará el momento en el que tendrá que abandonar el vehículo y dirigirse al local para pagar. Es en ese momento cuando el ladrón se acercará a la rueda delantera derecha y encajará una botella de plástico.
El conductor regresará al vehículo y no se percatará de que alguien ha colocado una botella entre el guardabarros y la rueda del copiloto, porque esta se encuentra en el lado contrario del coche. Cuando arranque el motor y empiece a moverlo, la fricción de la rueda con el dibujo del neumático provocará un ruido muy molesto. Evidentemente, el conductor saldrá del vehículo e irá a comprobar qué es lo que está fallando... y dejará las llaves puestas. Y ya se sabe lo que pasará a continuación: el ladrón irá corriendo, se sentará en el asiento del conductor y acelerará. No hay que ser un lince -precisamente- para idear una táctica tan burda.
Pero -aunque sea poco sofisticada- es absolutamente efectiva. Pero ojo, también puede ser muy peligrosa; porque en el momento del robo el ladrón tiene la adrenalina a mil por hora, y con las prisas podría llegar a atropellar por accidente al conductor del coche. Por todo esto, las autoridades recomiendan estar atentos -sobre todo- cuando vayamos a repostar el vehículo. Y si escuchamos un ruido como este y nos veamos obligados a abandonar el vehículo, lo hagamos con las llaves en la mano y con el motor parado. También podemos intuir que -aunque esta técnica se suele utilizarse principalmente en gasolineras- podría utilizarse en otras muchas situaciones con pequeñas variaciones. Y es algo que debemos tener presente, sobre todo si tenemos un vehículo que resulte apetecible para los ladrones.
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