Abusos a menores
300 años para el pederasta que retransmitía en «streaming»
Dumitru R. N. agredió sexualmente a 24 niñas de entre 4 y 13 años en el garaje de su casa. Grababa sus actos para intercambiar los vídeos en redes internacionales de pedofilia
Dumitru no hablaba muy bien castellano para los años que llevaba en España. Dicen sus vecinos que era porque prácticamente solo se relacionaba con gente de su misma nacionalidad y hacía poca vida social en el barrio. De origen rumano, se había instalado junto a su familia (su mujer y dos hijos) en un chalé de Colmenar de Oreja (Madrid) y trabajaba en un taller de reparaciones mecánicas. «Era un crack, muy buen mecánico. A mí me arregló el coche varias veces y por aquí venía mucha gente a lo mismo. Hacía buen precio y raro era que no pudiera hacerle algo porque tenía herramientas de todo tipo en el garaje de su casa», cuenta una vecina. Pero además de almacenaje, ese mismo garaje tenía la función de ser el escenario de las peores secuencias que uno puede imaginar: agresiones sexuales a menores, grabadas y hasta retransmitidas en directo desde allí. Eran las hijas de sus amigos, todas de ascendencia rumana, a las que iba a buscar al colegio aprovechando que sus progenitores tenían peores horarios laborales.
Sus víctimas son, al menos, 24 menores de entre 4 y 13 años a quienes no solo grababa desnudas o en el baño sino que les realizaba tocamientos y penetraciones para luego mercadear con ese material en redes pedófilas, de fama internacional, donde era un miembro muy «valorado» por el material que producía.
El garaje de esa «casa de los horrores» era en la práctica su casa: su mujer le había echado de la vivienda tras la enésima vez que se puso violento con ella. «Ocurría siempre que se pasaba con el alcohol. Tenía un problema al beber y cada vez que venía borracho él se sobrepasaba. Ella no querría separarse por los hijos, aunque ya eran mayores pero el caso es que él dormía en el garaje desde hace mucho», explica la mujer que escuchaba sus peleas. Pero más allá de la decisión de trasladarse al garaje lo que más llamó la atención de esta vecina con problemas de insomnio era que él siempre tenía la luz encendida hasta altas horas de la madrugada. Eso y la cantidad de antenas que había instalado en el tejado. «Ahora ya sabemos que necesitaba asegurarse un acceso muy rápido para navegar por la web y compartir esos vídeos tan horribles», dice con cara de asco.
Cuando la Policía Nacional registró este garaje, en julio de 2018, encontró cinco microcámaras «instaladas con el fin ilícito de captación de imágenes de los menores que acudían a su vivienda en un periodo comprendido entre los años 2009 a 2018», según la sentencia firmada por la magistrada Paz Redondo, presidenta de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Madrid, notificada la semana pasada. En ella condenan a Dumitru R. N., hoy de 50 años y en prisión provisional desde hace casi cuatro, a casi 300 años de prisión por abusar de, al menos, 24 niñas que fotografiaba y grababa en su domicilio.
“El peor pedófilo de la historia de España”
La ingente cantidad de material pedófilo que este individuo producía y almacenaba en su casa fue descubierto gracias a una compleja operación bautizada como “Balrog”» –las criaturas demoníacas que describía Tolkien– y que se inició gracias a que la Policía de Queensland (Australia) compartiera en la base de datos International Child Sexual Explotation (ICSE), gestionada por Interpol, unas grabaciones con abusos a menores en España.
Esa base de datos reconoció una nueva serie denominada «Dary & Lusy» de la red pedófila «Magic Kingdom», una de las redes más peligrosas en la que los usuarios intercambian consejos para evitar ser detectados por la Policía. En esa serie «Dady & Lusy» se observa a Dumitru, según la sentencia, «realizando actos sexuales con varios menores de edad en diferentes momentos, viéndose en los vídeos los rostros del autor y las caras de determinadas niñas menores de edad, todas ellas de habla y ascendencia rumana, realizados en el domicilio del acusado».
Sin embargo, según el abogado de dos de las víctimas, el tipo también grababa en casa de las niñas, abusando de la confianza de sus padres. Este letrado, Luis Mateos, suscribe lo dicho por la fiscal: «Es el peor pedófilo de la historia de España, sobre todo por el número de víctimas» y así lo acredita también, según explica, que la causa acumulara más de 1.400 folios. «Está muy bien condenado», zanja Mateos, en referencia a la pena de prisión impuesta.
Además de la cantidad de víctimas, uno de los motivos por los que el sumario es tan extenso es por la cantidad de material incautado. Tenía gran cantidad de fotografías y vídeos de producción propia, según el fallo, «en claros y explícitos comportamientos sexuales, siendo algunas de ellas especialmente degradantes y vejatorios, apareciendo las menores siendo penetradas anal y/o vaginalmente por el acusado».
Todo ocurrió (lo que se ha podido probar) entre los años 2009 y 2018, con menores que eran «conocidas de sus hijos o hijos de conocidos propios, aprovechando las circunstancias de llevarlas y traerlas del centro escolar por ocupaciones laborales de sus padres», recoge el fallo. Los investigadores, de la Unidad Central de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional, también descubrieron que llegó a compartir las imágenes «en directo» o «streaming» y a través de mensajería instantánea como WhatsApp o Line. De hecho, el 31 de mayo de 2018 a las 9:11 horas, Dumitru comenzó a formar parte de dos grupos de WhatsApp llamados «Cosas Tiernas» y «Kids Little boy and girl xxx». También se descargó en el día de su «estreno» en estas plataformas cuatro vídeos del grupo «Kids child porn group». Pronto fue un miembro muy «respetado» por la capacidad de producir vídeos con diferentes niñas en corto espacio de tiempo.
En algunas de las imágenes que descubrió la Policía se observaba a Dumitru «bajando a la menor unos leotardos blancos y realizándole tocamientos en el culo y vagina». En otra, «está echando crema a la niña, se tumba junto a ella y roza su pene contra la pierna y vagina de la menor y le penetra, eyaculando en su vagina».
De igual forma grababa a las niñas desnudas jugando en la piscina hinchable que montó en el patio y cuando iban al baño a orinar. En otro de los vídeos que describe la sentencia, «el acusado lamía los genitales de una menor, cuya edad exacta se desconoce pero en todo caso inferior a trece años». También obligaba a las niñas a practicarle sexo oral.
De su Samsung Galaxy S6 los agentes extrajeron muchas fotografías realizadas en el dormitorio «mientras penetraba a una niña de unos 10 años de edad», según la sentencia, que también detalla todos los discos duros intervenidos, donde almacenaba el material en carpetas con los nombres propios de las niñas.
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