Estudio

¿Por qué algunas personas no se infectan de covid?

Investigadores del CSIC muestran que lo determina la genética del sistema inmunitario

Pronto dejará de ser obligatorio el uso de la mascarilla
Pronto dejará de ser obligatorio el uso de la mascarillaAlberto R. RoldánLa Razón

Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han concluido que es el sistema inmunitario en su conjunto, y no las defensas específicas y de forma aislada, el responsable de limitar la virulencia de patógenos como el SARS-CoV-2.

Durante la pandemia de covid algunas personas se han infectado varias veces con el virus SARS-CoV-2, mientras que otras no lo han hecho nunca. La susceptibilidad a la infección ante un virus tiene unas bases genéticas pero, ¿la evolución del virus depende también de la genética del hospedador? Esta es la pregunta que guía esta investigación, realizada por el Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio), centro mixto del CSIC y la Universidad de Valencia (UV).

Este trabajo, realizado en colaboración con el grupo de Carla Saleh del Instituto Pasteur (París, Francia), supone una mejora en la comprensión de cómo diferencias genéticas en poblaciones de huéspedes, en cuanto a resistencia a la infección, afectan a la evolución de la virulencia de los patógenos virales.

El estudio, que se publica en la revista «Nature Ecology and Evolution», recoge las explicaciones del científico del CSIC que dirige el grupo de Virología Evolutiva y de Sistemas del I2SysBio, Santiago F. Elena: «En primer lugar hemos observado cómo el virus optimizaba su capacidad de reproducirse e infectar al genotipo del huésped en el que estaba evolucionando de una manera altamente específica».

Y continúa: «Además, vimos que la adaptación al huésped ocurría con una disminución de la virulencia, lo que sugiere que huéspedes inmunodeprimidos ejercen una presión de selección débil sobre las poblaciones virales permitiendo que variantes del virus poco agresivas puedan persistir en la población», continúa.

Para realizar este estudio, los investigadores emplearon un modelo experimental formado por la mosca del vinagre («Drosophila melanogaster») y su patógeno natural, el virus C. Empleando una colección de genotipos de la mosca con mutaciones en distintas rutas de señalización y respuesta a la infección, el equipo de investigación elaboró un experimento de evolución del virus.