Familia
Flotadores, manguitos, burbujas o chalecos: Cuáles son los elementos acuáticos más seguros para niños
La OCU analiza la seguridad y recomienda cómo y dónde se pueden utilizar cada uno
Con apenas unos días desde el inicio del verano, son ya 17 los menores de edad que han perdido la vida ahogados en espacios acuáticos. Es cierto que hay causas de todo tipo, pero una de ellas, la fundamental, es el uso de dispositivos de seguridad adecuados. La Organización de Consumidores y Usuarios alerta de que muchos de los dispositivos que se comercializan llevan en “disfraz” de ser un elemento de seguridad, pero en la mayoría de los casos son juguetes. Es el caso de los flotadores de gran tamaño con forma de delfín, flamenco u otro tipo de animal o de las piscinas portátiles, aparentemente inofensivas pero una trampa mortal para los niños menores de un año.
Así, la OCU recomienda que los niños que no saben nadar usen preferiblemente un chaleco acorde a su talla, que le deje los brazos libres y que lleven un arnés que los sujeten al cuerpo. Los flotadores son aparentemente seguros pero tienen un grave riesgo cuando los menores se dan la vuelta y quedan boca abajo, sin posibilidad ni recursos para volver a darse la vuelta, lleven manguitos o no.
Las burbujas son una buena opción cuando los niños ya tienen práctica en la posición de natación, “pero es vital ajustarla en la parte más alta del cuerpo, lejos de la cintura, para evitar que el niño pueda darse la vuelta y quedar boca abajo en el agua”, tal y como puede ocurrir con los flotadores.
Los manguitos, aunque son más sencillos de colocar, son más incómodos para los niños; y tienen el riesgo de salirse si no se colocan cerca del hombro. Otras ayudas son las bandas pectorales o los swimtrainer, pero ambos suelen ser complicados de usar; es imprescindible contar con unas buenas instrucciones.
“Unos y otros deben contar con hebillas de doble cierre y, en caso de que sean hinchables, tener doble cámara de aire y una válvula anti-retorno para que, aún abierta, retenga el 75% del aire pasados dos minutos”, añade.
La OCU insiste en que la mayoría de los flotadores se consideran juguetes acuáticos, por lo que no están obligados a cumplir unas normas básicas de flotabilidad. Y lo mismo ocurre con gran parte de otros tipos de hinchables, como las colchonetas, los barcos y las figuras de animales. Solo deben usarse en zonas donde el niño apoye las plantas de los pies; nunca en el mar, ya que la corriente podría arrastrarle hacia dentro. Conviene además evitar saltar sobre ellos, ya que es fácil que salgan disparados y el niño caiga en una mala postura, pudiendo golpearse con el bordillo de la piscina o una roca en un río.
Del mismo modo, la organización OCU recuerda el riesgo asociado al uso de piscinas hinchables. Los niños han de estar vigilados en todo momento por un adulto, aun cuando sepan nadar. Un resbalón, un golpe o un corte de digestión pueden causar una pérdida de conocimiento. En estos casos, son suficientes 30 cm de profundidad para ahogarse; es más, un bebé puede ahogarse en menos de 10 cm de profundidad en apenas 20 segundos.
Por último, en el caso de las piscinas hinchables, OCU desaconseja “colocarla en una terraza: el forjado está pensado para soportar un peso de 200 kg/m2, que equivale a una piscina de apenas 20 cm de profundidad que ocupara la misma superficie. Y a eso hay que sumar luego el peso de los niños y los adultos”.
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