Ola de calor
Así es el sencillo truco casero para enfriar las bebidas en un tiempo récord
Los remedios más socorridos son meter la bebida en la nevera o echar un cubito de hielo... pero estas son soluciones subóptimas
Con las temperaturas que estamos sufriendo durante las últimas semanas… cualquier refugio contra el calor es bienvenida. El remedio clásico y más socorrido es echar mano de una bebida fría de la nevera. Sin embargo, en algunas ocasiones esto -simplemente- no es una opción. Suele suceder que no nos hayamos planificado tan bien como nos gustaría y que se nos haya olvidado meter alguna lata o alguna botella en el frigorífico con el suficiente tiempo de antelación.
Y en un caso así, la mayoría de las personas se resignan a añadir un cubito de hielo en la bebida. Lo que es una solución subóptima. Primero porque después de un rato, el hielo se deshace. Y eso hace que pierda sabor… y en el caso de una bebida carbonatada, esto hace que -además- se pierdan las burbujas. El segundo motivo es que echar hielo en algunas bebidas -como la cerveza o el vino- debería considerarse un crimen.
La otra opción es meter nuestra bebida en el congelador y esperar. Pero esta solución al problema tampoco es precisamente ideal. Porque una lata de 33 cl tarda más o menos una hora en enfriarse en el congelador y hasta tres horas si hacemos lo propio en la nevera. Y esos son unos tiempos intolerables cuando tenemos el sol en nuestra nuca… sobre todo porque existe un remedio muy sencillo que puede hacer que nuestra la temperatura de nuestra bebida baje rápidamente sin necesidad de arruinarla.
Un método infalible
Lo único que hay que hacer es introducir la lata o la botella en un recipiente lo suficientemente grande y luego añadir hielo, agua y sal. Para que este método sea realmente efectivo hay que usar mucha cantidad de sal, al menos un tercio en volumen de hielo que se vaya a usar. Se remueve lentamente y en unos tres minutos se tiene una bebida fría… ideal para refrescarnos durante este tórrido verano.
En esencia, esto sucede porque la combinación del hielo y el agua con la sal produce dos fenómenos conocidos como reacción endotérmica y descenso crioscópico que consiguen, por un lado, absorber el calor de la bebida rápidamente y, por otro, enfriar más el agua.
Una reacción endotérmica es un tipo de reacción química en la que se consume energía en forma de calor y es lo que hace la sal al absorber el calor de las latas o botellas de bebida mientras se disuelve en el agua. Por eso es más efectivo que el simple uso de hielo, que es lo primero que viene a la mente cuando se quiere enfriar algo sin hacer uso de la nevera o el congelador. Y el descenso crioscópico es consecuencia de la interacción entre el agua y la sal. Se trata de otro fenómeno químico por el que la sal disminuye el punto de congelación del agua, de forma que esta alcanza una temperatura inferior a cero grados... pero sin congelarse.
Tenga en cuenta también el lector que el hielo con sal tiene una temperatura de congelación de unos 18 grados bajo cero… en lugar de unos 0 grados que tiene el hielo de agua pura. Y esto es algo que se puede comprobar usando un termómetro. Con él no sólo podemos verificar que -efectivamente- la temperatura desciende mucho más que si solo se utiliza hielo, sino que -además- podemos estudiar cómo varía la temperatura de la mezcla de hielo y sal con el tiempo.
Si queremos que la bebida se conserve fría una vez servida, hay otro método que podemos utilizar en lugar de echar cubitos de hielo. Lo único que tienes que hacer es comprar algunos limones, cortarlos en rodajas y meterlos en el congelador. Si utilizamos el limón congelado como sustitutivo del hielo, no solo evitaremos que se derrita y que -en consecuencia- se diluya en la bebida; sino que también conseguiremos darle un poco de sabor a nuestros refrescos.
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