Salud

El calvario de Sandra, con 180 kilos: “La pandemia de covid me remató”

Su peso aumentó en 50 kilos durante el encierro forzoso por el coronavirus

Sandra se ha puesto en manos de la Unidad de Tratamiento Integral de la Obesidad del Hospital Vall d'Hebron para hacer frente su obesidad
Sandra se ha puesto en manos de la Unidad de Tratamiento Integral de la Obesidad del Hospital Vall d'Hebron para hacer frente su obesidadEnric FontcubertaAgencia EFE

Lleva meses encerrada en casa y solo sale para ir al hospital, en una ambulancia y encima de una silla especial para poder trasladar los 180 kilogramos que condenan a Sandra a un auténtico calvario al que ahora quiere poner fin, con la ayuda de una unidad especializada en obesidad del Hospital del Vall d´Hebron: “Me he propuesto volver a moverme”.

Tiene 47 años y lleva décadas combatiendo la obesidad, pero no es nada fácil, pues no solo consiste en comer menos o hacer ejercicio como muchos piensan: es un problema mucho más complejo y crónico, y con problemas mentales asociados.

En 2011 lo intentó, pero cayó en una depresión y aparcó el tratamiento durante años; luego llegó la pandemia de la covid: “Eso me remató, me vine abajo y me encerré en casa”, explica Sandra.

El encierro aumentó la angustia y los kilogramos, de los 130 de entonces a los 180 actuales, un peso absolutamente invalidante para una mujer de 1,6 metros de altura.

“Vienen unas amigas a ayudarme a ducharme porque tengo miedo de caer y llevo cuatro meses sin salir de casa porque no me atrevo. Me preocupa caerme por la calle, así que ni siquiera he podido ir a ver a mi madre, que vive en una residencia”, relata Sandra.

Excepcionalmente, hoy ha salido de casa -eso sí, en ambulancia y en una silla especial- para visitar a los doctores que siguen su caso en la Unidad de Tratamiento Integral de la Obesidad de Vall d, Hebron, que en los últimos 14 años ha atendido a unos 9.500 pacientes y que ha cambiado recientemente el abordaje de este problema de salud, con más coordinación con la atención primaria y la incorporación de la realidad virtual.

Tras tocar fondo, Sandra pidió ayuda y ahora que la tiene promete dar “el 150% para lograr su objetivo”. “Me he propuesto bajar a los 100 kilogramos, para así poder volver a moverme”, explica la paciente.

La atiende en Vall d¿Hebron una unidad multidisciplinar, con endocrinos, nutricionistas, especialistas en cirugía bariátrica (para perder peso) y también psicólogos y psiquiatras, porque la depresión y la ansiedad son trastornos muy asociados a la obesidad.

Lo sabe bien Sandra, que admite que “el estigma pesa mucho”, tanto del entorno próximo como de extraños que, según explica, la miran de reojo cuando pide un chuletón en un restaurante o se acercan cuando está en un parque para comentarle que debería adelgazar.

“No ayuda que siempre te recuerden que estás gorda; ¿qué se creen, que no veo cada mañana el calvario que estoy pasando?”, se queja.

La depresión y la angustia también merman su vida, hasta el punto de que una noche que se quedó sin queso no pudo controlar su adicción y acabó en urgencias con una crisis de ansiedad; desde entonces, tiene una pequeña despensa al lado de la cama, para que esto no vuelva a ocurrir.

Por todo eso, es esencial que, en paralelo al tratamiento médico de la obesidad y antes de someterse (si es necesario) a la cirugía bariátrica, el paciente tenga una estabilidad emocional y esté motivado para reducir su peso.

En este sentido, el Hospital Vall d´Hebron ha incorporado sesiones de realidad virtual, durante las cuales los pacientes se ven a sí mismos en forma de avatar, para ser conscientes de su situación, e incluso pueden convertirse en su propio terapeuta y mantener un diálogo que los motive.

“Los pacientes se dan a sí mismos consejos y recomendaciones para reflexionar y llegar a conseguir el objetivo de cambiar sus hábitos de vida y bajar peso”, destaca la doctora Pilar Lusilla, del servicio de psiquiatría.

La responsable de la Unidad de Tratamiento Integral de la Obesidad, Andreea Ciudin, remarca por su parte que son pioneros en la participación del paciente en las decisiones en el transcurso del tratamiento, lo que es importante para motivarle en la mejora de su estado de salid.

“Es importante dar valor a la visión del paciente, porque yo puedo pensar que lo mejor para su salud es que baje 40 kilogramos pero a lo mejor él lo que quiere es bajar 15 kilogramos, porque así ya podrá atarse los zapatos”, ejemplifica Ciudin.

Asimismo, esta unidad ha innovado en la implicación y coordinación con la atención primaria y en tratar de evitar, si es posible, el recurso de la cirugía bariátrica.

Y en el caso que tenga que pasar por el quirófano, que el paciente esté preparado mentalmente para cambiar su estilo de vida y su alimentación para siempre, pues el objetivo es, sobre todo, no recaer, informa Efe.