Estudio

La soledad multiplica el riesgo de padecer diabetes

Provoca que el organismo active la respuesta fisiológica frente al estrés

La depresión es un trastorno mental caracterizado por un bajo estado de ánimo y tristeza que suele afectar más a las mujeres
La depresión es un trastorno mental caracterizado por un bajo estado de ánimo y tristeza que suele afectar más a las mujeresUAMUAM

Aunque ya se habían realizado anteriormente investigaciones que trataron de determinar la relación entre el estrés psicológico y el riesgo de padecer diabetes, un nuevo estudio demuestra que los sentimientos de soledad están vinculados con una posibilidad significativamente mayor de desarrollar esta enfermedad, concretamente una diabetes de tipo 2 (T2D).

Según afirman sus autores, la soledad provoca un estado de angustia crónico y en ocasiones duradero que puede provocar que se active la respuesta fisiológica del organismo frente al estrés. En este sentido, y aunque los mecanismos exactos aún no se conocen del todo, la diabetes se desarrollaría por la resistencia temporal a la insulina que genera el cuerpo a consecuencia de la presencia de un alto nivel de la hormona del estrés, el cortisol.

Este proceso también implica cambios en la regulación del comportamiento alimentario por parte del cerebro, lo que provoca un aumento del apetito por los hidratos de carbono y la consiguiente elevación de los niveles de azúcar en sangre. En otros estudios se ha observado una relación entre la soledad y una alimentación poco saludable, que incluye un mayor consumo de bebidas azucaradas y alimentos ricos en azúcares y grasas.

La investigación ha sido desarrollada por la Universidad de Ciencias Aplicadas de Noruega Occidental, y se ha publicado en «Diabetología», la revista de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD). Además de examinar la relación entre la soledad y el riesgo de desarrollar T2D, se trató de determinar también si la depresión y el insomnio juegan un papel importante.

Para realizar su trabajo los investigadores utilizaron datos del estudio HUNT, una colaboración entre el Centro de Investigación HUNT de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU), el Consejo del Condado de Trondelag, la Autoridad Sanitaria Regional de Noruega Central y el Instituto Noruego de Salud Pública. Esta base de datos contiene información sanitaria (procedente de cuestionarios, exámenes médicos y muestras de sangre) de más de 230.000 personas y obtenida a través de cuatro encuestas de población entre 1984 y 2019.

La información de referencia de 24.024 participantes se tomó de HUNT2 tras excluir a los individuos con trastornos metabólicos, con diabetes tipo 1 y 2 y a aquellos para los que no se disponía de datos de análisis de sangre.

De las 24.024 personas, 1.179 (4,9%) desarrollaron una diabetes tipo 2 a lo largo del estudio (realizado entre 1995 y 2019). Estas personas tenían más probabilidades de ser hombres (59% frente al 44%) y una edad media más alta (48 años frente a 43) que los que no tenían T2D. También era más probable que estuvieran casados (73% frente al 68%), y que tuvieran el nivel de estudios más bajo (35% frente al 23%). Al mismo tiempo, el 13% de los participantes declararon sentirse solos.

El estudio descubrió que los niveles más altos de soledad al inicio del mismo estaban fuertemente asociados con un mayor riesgo de diabetes de tipo 2 cuando se midió 20 años después. Tras ajustar la edad, el sexo y el nivel de estudios, se observó que los participantes que respondieron «mucho» cuando se les preguntó si se habían sentido solos tenían el doble de probabilidades de desarrollar una T2D que los que afirmaban no sentirse solos.

Otros análisis mostraron que esta relación no se veía alterada por la presencia de depresión, insomnio de inicio del sueño o insomnio terminal, aunque el equipo sí encontró pruebas de una relación con el insomnio de mantenimiento del sueño.

Aunque su estudio no examinó los mecanismos exactos implicados, los investigadores señalan que el apoyo social, la influencia y el compromiso pueden tener efectos positivos en los comportamientos que promueven la salud.

Por ejemplo, los consejos y el apoyo de un amigo pueden influir en las elecciones relacionadas con la salud de una persona y tener un efecto positivo en su dieta, su nivel de actividad física y su sensación general de estrés. La disminución de los vínculos sociales y la falta de estas influencias positivas pueden hacer que las personas solitarias sean más vulnerables a comportamientos que podrían aumentar el riesgo de desarrollar una T2D.

Los investigadores aconsejan que la soledad se incluya en las directrices clínicas relativas a la diabetes de tipo 2. «Es importante que los profesionales de la salud estén abiertos al diálogo sobre las preocupaciones del individuo durante las consultas clínicas, incluso en lo que respecta a la soledad y la interacción social», advierten.