Un sencillo truco con la anilla de las botellas de aceite que nos ayudará a no desperdiciarlo

¿Cómo puede algo pasar tan desapercibido cuando podría ser de tanta utilidad? Siempre habíamos pensado que esta anilla era únicamente un abrefácil que -además- servía para precintar el envase y asegurar que nunca antes se había abierto. Por eso, lo que la gente suele hacer con ella, nada más romper el sellado, es arrojarla rápidamente a la basura. Pero, ¿Y si te dijera que tiene una función oculta que podría ser de mucha ayuda para ti… y para tu bolsillo?

No malgastar el producto

El aceite de oliva es uno de los productos más valiosos de nuestro armario. Aún estando en el país que más aceite de oliva exporta en el mundo (3.875 millones de litros en 2021), es un producto bastante caro… y no deberíamos desperdiciarlo así como así. Sin embargo, los fabricantes de las botellas han dejado una abertura demasiado grande y que -en ocasiones- puede resultar difícil de controlar… y en consecuencia, provocar que echemos más de lo justo y necesario. Pero, ¿Y si estos mismos fabricantes hubieran dejado accidentalmente un elemento que puede hacer las veces de dosificador?

Cuando retiramos el abrefácil con forma de anilla de las botellas de aceite (y de otros envases de plástico) no deberíamos tirarlo a la basura, porque puede ayudar a que no malgastemos inútilmente el producto y a que este se conserve mejor. Lo único que tenemos que hacer es darle la vuelta a la lengüeta y colocarla del revés, de manera que encaje en la parte superior del cuello de la botella. Sabremos que el dosificador está en su sitio cuando oigamos un clic.

¿Cómo conservar mejor el aceite de oliva?

Al contrario de lo que mucha gente pueda pensar, el aceite de oliva es un producto fresco. Y eso significa que debemos consumirlo antes de que se degrade. No caducará como lo haría la leche, por ejemplo, porque al consumir aceite de oliva después de su fecha de vencimiento no nos estamos exponiendo a ningún riesgo para nuestra salud. Sin embargo, sí que perderá su olor, su sabor y gran parte de sus nutrientes.

Lo ideal para disfrutar de este producto en todo su esplendor es consumirlo antes de un año. Sin embargo, también podemos alargar su vida útil si controlamos el calor, la luz y el aire al que está expuesto. Preferiblemente, deberíamos almacenar el aceite en un lugar fresco, a unos 17 grados más o menos (nunca en el frigorífico); en un lugar oscuro (de ahí que el aceite de oliva se suela comercializar en recipientes oscuros) y por último, deberíamos vigilar que el envase esté siempre cerrado, de forma que no esté en contacto con el aire.