Investigación
ADN de hace un siglo clarifica el misterio sobre el aumento de cáncer de colon en menores de 50 años
El análisis de muestras antiguas podría trasformar la manera en la que entendemos la evolución de múltiples enfermedades

Un equipo de la Universidad de Chicago ha logrado recuperar ADN utilizable de muestras médicas de casi un siglo de antigüedad gracias a un método inspirado en las técnicas empleadas para analizar restos arqueológicos. El avance, presentado en la Reunión Anual de la Asociación de Patología Molecular (AMP 2025), podría transformar la forma en que entendemos la evolución de múltiples enfermedades, incluido el
Las instituciones médicas de todo el mundo conservan miles de muestras antiguas de tejido, pero el ADN se degrada de forma natural con el paso del tiempo. Eso hacía que la mayoría resultaran prácticamente inútiles para el análisis genético moderno. Este nuevo enfoque rompe esa barrera: permite "rescatar" la información molecular de décadas pasadas y compararla con la de los tumores actuales, algo que nunca antes había podido hacerse con rigor.
Los investigadores decidieron poner a prueba su técnica con tejidos de cáncer colorrectal recogidos entre 1932 y 2023, un siglo de historia molecular. No fue una elección casual: en las últimas décadas, los casos en menores de 50 años se han disparado sin una explicación clara. Hoy, un adulto de 35 años tiene el doble de riesgo de padecer cáncer de colon que alguien de esa misma edad en 1985.
Este aumento ha generado muchos titulares, alarma social y un intenso debate científico. Entre las hipótesis que baraja la comunidad médica están los cambios en la dieta, el consumo creciente de ultraprocesados, la alteración de la microbiota intestinal, el sedentarismo, la obesidad, y exposiciones ambientales que aún no se comprenden del todo. Sin embargo, faltaban datos sólidos que permitieran rastrear cómo han cambiado los tumores a lo largo del tiempo. Y ahí es donde este nuevo método puede marcar un antes y un después.
ADN antiguo, métodos modernos
Para recuperar ADN de las muestras históricas, el equipo optimizó la extracción eliminando cuidadosamente la parafina y los conservantes utilizados en los tejidos patológicos. Después, aplicaron técnicas propias del estudio de ADN antiguo, diseñadas para trabajar con fragmentos muy dañados. También adaptaron los protocolos de secuenciación para conservar incluso los fragmentos más pequeños, que normalmente se descartan.
Gracias a ello, pudieron comparar genomas tumorales de diferentes épocas e identificar tanto mutaciones humanas como ADN bacteriano presente en los tejidos. Esta última parte abre un nuevo camino, ya que cada vez hay más evidencias de que ciertas bacterias -como la fusobacterium nucleatum, endógena de la cavidad oral y principal causante de la enfermedad periodontal- podrían desempeñar un papel importante en la aparición y progresión del cáncer de colon.
"Al analizar el ADN bacteriano de tejidos de cáncer de colon, no solo detectamos microbios intestinales normales, sino también bacterias específicamente asociadas al tumor", explica Alexander Guzzetta, uno de los investigadores principales. El equipo trabaja ahora para entender cómo ha cambiado esa presencia bacteriana en las últimas décadas y si podría relacionarse con el aumento de tumores en edades más tempranas.
Esta línea de investigación encaja con las teorías actuales, que apuntan a que el auge del cáncer colorrectal temprano podría estar vinculado a alteraciones de la microbiota intestinal provocadas porcambios en la alimentación y el estilo de vida.
¿Cambiamos nosotros o las enfermedades?
Aunque el estudio actual se centra en cáncer de colon, los investigadores creen que este método puede permitir explorar la evolución de muchas enfermedades modernas, desde tumores a patologías inflamatorias o infecciosas. "Existe un enorme potencial para que otros grupos utilicen estos enfoques y desentrañen las causas profundas del panorama cambiante de las enfermedades modernas", señala Guzzetta.
La posibilidad de comparar el ADN tumoral de hoy con el de hace 50 o 90 años permite indagar en un interrogante que hasta ahora no se podía responder: ¿las enfermedades están cambiando realmente o somos nosotros quienes cambiamos?