La opinión de Antonio Pelayo
Año decisivo
Casi una cuarta parte (17) de las 70 diócesis de nuestro país serán regidas por un nuevo pastor en 2024
El 2024, sin duda, lo va a ser en muchos campos nacionales e internacionales. También eclesiales, al menos por lo que a España se refiere. Del 4 al 8 de marzo va a celebrarse en Madrid la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española y no va a ser una reunión de rutina puesto que tienen que ser elegidos los mandos de nuestro episcopado. Los cardenales Omella y Osoro, hasta ahora presidente y vicepresidente de nuestros obispos, serán inexorablemente sustituidos. Pero no sólo ellos, también serán renovados los miembros del Comité Ejecutivo y todos los presidentes de las diversas comisiones y subcomisiones que constituyen el organigrama episcopal.
Una buena parte de nuestros pastores ya ha presentado al Papa su renuncia por haber superado la reglamentaria edad de 75 años y a esos nueve se añadirán en los próximos meses otros cinco. Si añadimos que hay tres diócesis vacantes llegamos, pues, a las cifra de 17 puestos que deberán ser cubiertos durante el 2024, es decir casi una cuarta parte de las 70 diócesis de nuestro país serán regidas por un nuevo pastor.
Se abre así una etapa que puede ser decisiva para el cambio que exige la situación religiosa de nuestro país y va a ser necesaria una estrategia clara y firme para llevarlo a cabo. En Roma son muy conscientes de la necesidad y, diría, de la urgencia de dar a nuestra jerarquía un nuevo rumbo más en sintonía con la línea pastoral del papa Francisco.
Tengo mis dudas sobre si en la Nunciatura Apostólica de Madrid, por donde pasan necesariamente los nombramientos episcopales, son conscientes de ello o si se va a seguir con la táctica incierta y desconcertante hasta ahora practicada. El catolicismo español necesita nueva savia y pastores audaces y comprometidos con las difíciles realidades económicas y sociales de nuestro tiempo.
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