Investigación

El Banco de Sangre desarrolla un proyecto para generar glóbulos rojos en laboratorio con los que tratar a los pacientes con anemia falciforme

Este trabajo, que cuenta con el apoyo de la convocatoria CaixaResearch de Investigación en Salud de la Fundación “la Caixa”, pretende subsanar la escasez de fenotipos raros entre la población donante

Núria Nogués, facultativa adjunta del Banco de Sangre y Tejidos
Núria Nogués, facultativa adjunta del Banco de Sangre y TejidosCEDIDA

Entre las tareas que desempeña el laboratorio de inmunohematología del Banco de Sangre y Tejidos de Barcelona figura es del de cribado de fenotipos o grupos sanguíneos poco comunes entre la población de donantes y la búsqueda de unidades compatibles para pacientes que requieran de estos fenotipos poco comunes en caso de necesidad.

Uno de los contextos en los que se da esta última circunstancia es en aquellos pacientes que se han inmunizado, es decir que han desarrollado anticuerpos frente algún antígeno de grupo sanguíneo fruto de ser portadores de un fenotipo poco común. Cuando estos pacientes se han inmunizado a raíz de gestación o transfusión, ya solo pueden ser transfundidos con glóbulos rojos compatibles que, por tanto, tienen que ser del mismo fenotipo poco común, lo que supone un reto por la poca frecuencia con la que estos fenotipos están representados en la población de donantes.

Uno de los colectivos en los que se da esta circunstancia es el de los pacientes que sufren una enfermedad conocida como anemia de células falciformes, que es una enfermedad que afecta principalmente a población de origen subsahariano o de ascendencia del África Subsahariana, zona en la que se da con mayor prevalencia. Se trata de una enfermedad genética y hereditaria que afecta a la hemoglobina, que es la proteína que está en los glóbulos rojos y es la encargada de transportar el oxígeno a todas las células, tejidos y órganos de nuestro organismo.

Las personas que la sufren tienen unos glóbulos rojos con unas peculiaridades respecto a los glóbulos rojos normales: por un lado son mucho más frágiles y se rompen con más facilidad, lo que provoca que los pacientes sufran de una anemia crónica, de base, y, por el otro lado, adoptan una forma de media luna, rígida, es decir que no es bicóncava y flexible, como al de los glóbulos rojos normales.

Así pues, éstos no tienen capacidad de adaptarse cuando pasan por los vasos sanguíneos más estrechos, que son los capilares, de manera que una de las complicaciones más frecuentes y graves de la anemia falciforme son las crisis vasooclusivas, que se producen cuando estos glóbulos rojos se quedan atascados, se amontonan cuando llegan a un vaso más estrecho y lo taponan, obstruyendo el flujo sanguíneo, que, de esta manera, no llega a una parte de un tejido u órgano, generando dolor y daño en los mismos.

Factores desfavorables

Estos pacientes requieren de un soporte transfusional de forma regular para poder evitar la complicaciones y subsanar la anemia de base que tienen, pero eso les expone a un riesgo de desarrollar anticuerpos, de inmunizarse frente a antígenos de grupos sanguíneos que ellos no expresan por el hecho de recibir transfusiones de forma regular durante toda la vida.

Además, estos pacientes, por su propia enfermedad, tienen un estado inflamatorio que propicia aún más el hecho de que desarrollen anticuerpos y, puesto que esta enfermedad se da en población de raza negra, se suma un tercer factor desfavorable para estos pacientes y es que en la población de raza negra se dan unos fenotipos poco comunes, que son propios de estas zonas geográficas y no están representados en la población de donantes caucásica europea.

«Cuando uno de estos pacientes coincide que es portador de un grupo sanguíneo poco común, el reto es aún mayor en lo que se refiere a poder cubrir un soporte transfusional con unidades compatibles, porque estos fenotipos no se encuentran en la población de donantes en nuestro país ni en la mayoría de países europeos», indica Núria Nogués, facultativa adjunta del Banco de Sangre y Tejidos, que lidera un proyecto que pretende subsanar esta circunstancia mediante la búsqueda de una fuente alternativa.

Células inmortalizadas

«La idea es obtener unos glóbulos rojos generados en el laboratorio por diferenciación in vitro a partir de unas líneas celulares inmortalizadas de células precursoras de los glóbulos rojos, que es una fuente inagotable, continua y que se puede perpetuar en el laboratorio, y eso nos da la capacidad para, a posteriori, derivar estas células precursoras a glóbulos rojos maduros, pero con unos fenotipos seleccionados, que serían esos fenotipos poco comunes que son muy difíciles encontrar representados en la población de donante», explica la líder del proyecto, que cuenta con el apoyo de la Fundación «la Caixa» a través de la convocatoria CaixaResearch de Investigación en Salud.

Fenotipos poco comunes

Para poder obtener estas líneas celulares es necesario partir de las donaciones de sangre de de personas de origen africano que sean portadoras de estos fenotipos poco comunes, las cuales fue posible identificar gracias a una campaña que puso en marcha el Banco de Sangre de Cataluña en 2019 y que sigue vigente.

«Mediante una muestra de sangre de estos donantes seleccionados, se eligen las células progenitoras para, mediante un sistema de inmortalización celular, poder generar las líneas celulares que después ya sean una fuente continua para derivar a glóbulos rojos maduros», explica Nogués, quien al respecto indica que «esta tecnología existe y es factible y es uno de los logros más recientes que ha puesto en marcha un equipo de la Universidad de Bristol, que es el grupo con el que colaboramos en el marco de este proyecto».

A día de hoy, los investigadores se encuentran en la fase de «selección de donantes y obtención de estas muestras de sangre, de las que se seleccionarán las células progenitoras, para criopreservarlas y enviarlas a Bristol para poder hacer la inmortalización y la obtención de estas líneas celulares», comenta Nogués, quien pone de relieve la importancia de poder contar con el apoyo de la Fundación «la Caixa».

«Supone un impulso clave y determinante para poder implementar esta tecnología en nuestro centro, que a día de hoy es algo con lo que no contamos, y un soporte económico muy importante, porque otro de los objetivos es escalar estos cultivos celulares para poder generar en el laboratorio un número de glóbulos rojos suficiente como para cubrir las necesidades y esto pasa por un escalado en biorreactores, parte que es muy costosa», concluye.