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Investigación científica

Avelino Corma, el químico de las 100 patentes

El químico Avelino Corma, durante la entrevista larazon

El químico Avelino Corma encarna a la perfección las paradojas de la ciencia en España. Este castellonense podría ser el gran cerebro de una multinacional o ministro de energía de un país árabe, pero ya desde sus tiempos de becario pobre en Canadá sabía que sería científico. Era 1977, Corma malvivía con una beca que cobraba en pesetas devaluadas y el mundo estaba en la antesala de la segunda crisis del petróleo. Irónicamente acabó especializándose en mejorar la producción de combustible con la química y actualmente uno de sus inventos más famosos se usa en refinerías de petróleo de todo el mundo para aumentar el octanaje de la gasolina.

Corma regresó a España y fundó el Instituto de Tecnología Química (ITQ), en Valencia, en los años 90. De aquí han salido más de 100 patentes que generan cientos de millones de euros para las empresas que las compraron y cuyos réditos le permiten a Corma contratar más investigadores que sigan su estela. Algunos de ellos se quejan de que su jefe es capaz de levantarles con una llamada de madrugada para que vayan al laboratorio a probar una nueva combinación cuanto antes. Él mismo reconoce que su éxito solo ha sido posible sacrificando "tiempo con la familia, los amigos y con uno mismo".

La especialidad de la casa son los catalizadores sólidos. Añadidos a una mezcla, estos compuestos favorecen la producción de la sustancia deseada y reducen la cantidad de desechos. Estos nuevos catalizadores pueden obtener la misma cantidad de perfume con 20 veces menos materia prima, mejorar la producción de energía a partir de la biomasa u obligar al petróleo a producir más diésel que gasolina en función de la demanda.

En los últimos años, el ITQ se ha lanzado a un reto mucho mayor. Cuando el mundo aún se está acostumbrando a los primeros avances en nanotecnología, la ciencia de lo minúsculo, Corma va un cuerpo por delante. "Hemos dado un paso más allá, de las nanopartículas hacia compuestos menores formados por unos cuantos átomos", explicaba hace unos días el investigador durante una entrevista con Materia en la sede madrileña de la Fundación BBVA. Habla de una dimensión llamada subnanométrica.

Corma quiere domar las extraordinarias reacciones que se producen en ella para producir ciertos fármacos que necesitan el uso de catalizadores como el oro o el platino. Las agrupaciones de átomos subnanométricas pueden conseguir "los mismos efectos con una cantidad [de materia prima] 1.000 veces menor", asegura.

Y hasta aquí llegan las luces de esta historia. De todas las patentes que Corma ha generado, solo el 20% se han quedado en España. La mayor parte de sus innovaciones se licencian a compañías extranjeras y sirven para crear nuevos productos que tal vez España compre después. Ese porcentaje, esas innovaciones exportadas, explican en parte por qué España está sufriendo tanto para salir de la crisis. También muestran el mejor camino para salir del agujero: fomentar un nuevo sistema para incorporar a científicos en empresas que detenga la exportación de buenas ideas a otros países, opina Corma.

¿Cuánto dinero han producido sus patentes?

En números aproximados, en los últimos 10 años habremos generado entre tres y cuatro millones de euros en licencias y royalties para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad Politécnica de Valencia. Cuando vas a la aplicación esto se traduce en cientos de millones, ya que los royalties suelen estar alrededor del 0,5% del producto final.

¿Por qué el 80% de sus patentes las compran empresas extranjeras?

En muchos casos las empresas españolas están más preocupadas del día a día. Todo lo que pueden ser investigaciones a medio y largo plazo no son tan urgentes para ellas. Por otra parte muchas de las empresas españolas en nuestro campo son empresas productoras, con lo cual compran las tecnologías y luego las mejoran porque tienen gente muy buena. En las empresas españolas hay químicos e ingenieros químicos e industriales muy buenos, capaces de mejorar los procesos que compran. Pero consideran que no es su misión dar el salto a nuevos procesos, con lo cual es una limitación para cualquier nueva tecnología que tú quieras desarrollar. Las empresas españolas van a remolque de la I+D de otros países.

¿Cree que esto cambiará después de la crisis?

Quiero pensar que la pequeña y mediana industria se dará cuenta de que es importante asociarse con los centros generadores de conocimiento. No solo para la innovación, sino también para la I+D, la investigación y el desarrollo. Para que cada vez tengan más cultura de investigación teniendo un mayor número de doctores. En estos momentos uno de los problemas que tenemos en España es que generamos gente muy bien preparada, doctores que han sido preparados para investigar y al final son pocas las empresas que contratan doctores. La gran mayoría acaba en centros públicos. Eso hay que romperlo. Lo que sucede en otros países, y Alemania es un claro ejemplo, es que se prima ser doctor para empresas. A nuestro grupo nos piden doctores de todo el mundo y tenemos gente en Holanda, Francia, Inglaterra, EEUU. Lo que espero es que nuestros jóvenes tengan cada vez más movilidad y a ser posible que regresen para aplicar lo que han aprendido.

¿Pueden regresar ahora?

En estos momentos tenemos la generaron mejor preparada de la historia. Doy fe de lo bien que se les recibe en centros del extranjero porque nosotros hemos enviado muchos. En muchos casos ellos tienen interés y se los quedan, porque nosotros no somos capaces de ofrecerles una alternativa. En nuestro instituto tratamos de paliar en lo posible esto a través de los contratos que tenemos en la industria, pues ofrecemos lo mismo que tendrían si estuvieran en plantilla para que se incorporen y trabajen allí. Así esperamos tiempos mejores en los que puedan sumarse al sistema productivo en centros de investigación o empresas.

¿Qué le diría a Mariano Rajoy como investigador y como persona con relaciones empresariales?

Si yo pudiera hablar con él off the record le preguntaría que si, aparte de que sea políticamente correcto decir que la investigación es muy importante, él lo cree en realidad o si por el contrario cree que debemos comprar tecnología y tratar de mejorarla. Que defina una política concreta. Si considera que la I+D es importante, aunque solo sea para formar buenos profesionales, entonces que aplique las políticas para que esto se pueda desarrollar de forma competente y eficaz. Lo que no puede ser es el funcionamiento a medias, el funcionamiento para las estadísticas. Es decir que nuestra inversión en I+D tenga que estar por encima de Portugal, un poquito por debajo o igual que Italia, por debajo de Francia, etcétera. Esto al final no nos conduce a nada porque los países que realmente se están desarrollando tienen primero una empresa competitiva, dispuesta a arriesgar en I+D+i. Y lo que dedican de esfuerzo tanto los gobiernos como la industria es mucho más, con lo cual vamos quedándonos detrás. Lo que no acaban de comprender es que si para sobrevivir uno tiene que llevar al mismo tiempo 10 proyectos, su cerebro está dividido en 10 compartimentos, con lo cual no puede profundizar tanto como el que lleva solo uno o dos proyectos. Al final todo esto se compensa en parte con sacrificio personal, de quitarle horas a la familia, a los amigos y a uno mismo. Y por eso yo me enfado mucho cuando hablan de los funcionarios. Hace poco nuestro propio patrón, el Gobierno, nos denostaba. Entre los funcionarios, como entre los políticos, habrá de todo: malos, buenos y regulares. Los médicos que nos atienden en los hospitales y los que educan a nuestros hijos son funcionarios y los investigadores también somos funcionarios. Lo que hay que hacer es, como en todas las profesiones, incluidos los políticos, separar los que cumplen de los que no.

Hay científicos funcionarios que llevan 20 años sin publicar un solo estudio, ¿no deberían hacer un poco de autocrítica?

Esa es una minoría. Ese porcentaje estadístico lo vas a tener en esto y en cualquier otra profesión. Y es difícil de erradicar. Lo que hay que hacer es poner incentivos para que aquellos que no están dando todo lo que podrían dar sientan que van a estar perdiendo. Segundo, selección de personal, tiene que ser lo mejor posible y con bases técnicas siempre. Por último, evaluación. A los científicos se nos está continuamente evaluando y eso la sociedad no lo sabe. Presentamos un proyecto y nos evalúan, enviamos un trabajo para publicar y nos evalúan y cada cuatro años presentamos lo que hemos hecho y dependiendo de ese trabajo nuestro salario puede ser más menos.

¿Tienen más exámenes que el Gobierno o los partidos políticos?

Seguro que sí. Tenemos una casi mensualmente. Lo que es importante es que a la sociedad se le pase el mensaje de que los funcionarios hemos elegido ser funcionarios públicos. Podríamos estar en empresas ganando más pero hemos decidido hacer función pública. Yo tuve la oportunidad de quedarme en Canadá, dos ofertas de la universidad y una de empresa, pero las ideologías todavía cuentan. Yo pensaba que si había vivido de becas del Estado prácticamente toda mi vida algo tenía que dar a cambio. Y pienso que es parte de nuestra obligación contribuir a mejorar la situación de nuestro país.

¿Cuál cree que será el resultado de los recortes en ciencia?

Los recortes van a afectar fuertemente. Habíamos tomado impulso y esto lo va a detener. El problema es que los resultados no se van a ver a corto plazo. Tenemos una cierta inercia, pero en cinco, seis o siete años, esto se va a notar seguro. Estamos quitándole la savia al árbol, que son las nuevas generaciones. Segundo, los investigadores más mayores pueden perder la ilusión y esto tendrá un efecto sobre la producción. Si no hay recursos económicos para mantener un cierto nivel de calidad en los medios materiales que se necesitan, nuestra competitividad va a bajar.

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