Investigación científica

Un análisis de sangre contra el cáncer

Una investigación de la Universidad de Cambridge revela que los test de ADN podrían sustituir a las biopsias para diagnosticar la enfermedad

Un análisis de sangre contra el cáncer
Un análisis de sangre contra el cáncerlarazon

Una investigación de la Universidad de Cambridge revela que los test de ADN podrían sustituir a las biopsias para diagnosticar la enfermedad

En condiciones normales, cuando la sangre sale de su espacio habitual (el caudal de los vasos, las arterias y las venas) es mala noticia. Suele ser síntoma de hemorragia, daño tisular, enfermedad... Pero la ciencia está descubriendo cada vez más usos terapéuticos del buen conocimiento de este fluido rojo y vital. Y no sólo en el terreno de las transfusiones que salvan vidas. Ahora, un estudio publicado ayer por investigadores de la Universidad de Cambridge pone el foco en una de esas sorprendentes aplicaciones: la detección del cáncer.

Los científicos han mostrado por primera vez que las semillas de ADN depositadas por un tumor en el torrente sanguíneo de un paciente pueden ser utilizadas para trazar el desarrollo de un cáncer en tiempo real y conocer minuto a minuto cómo está evolucionando, cómo se expande por el cuerpo y cómo reacciona a los tratamientos.

Durante más de tres años, los investigadores liderados por el oncólogo portugués Carlos Caldas han realizado biopsias del tejido tumoral de una mujer aquejada de cáncer de mama con metástasis en diferentes órganos y los han comparado con los análisis periódicos de su sangre. En concreto, se buscaba en el plasma sanguíneo las trazas genéticas que todos los tumores dejan cuando invaden un organismo.

El resultado de esta comparación repetida a lo largo del periodo de estudio mostró que el ADN detectado en la sangre coincide con el ADN extraído directamente del tumor. De hecho, refleja los mismos patrones de modificación y varía su evolución al mismo tiempo que el tumor. Cualquier alteración en el tejido tumoral provocada por un agravamiento de la enfermedad o por la respuesta positiva a la medicación se transmite inmediatamente a los restos de ADN encontrados en sangre.

En palabras del doctor Caldas: «Esto nos demuestra de manera concluyente que podemos utilizar test de ADN en sangre para monitorizar el progreso de un cáncer en tiempo real. Sin duda, la idea puede cambiar radicalmente el modo en el que se afronta el seguimiento de los pacientes». En concreto, un simple análisis de sangre podría ser de gran utilidad para establecer cambios en la estrategia terapéutica. Y, lo que es más importante, podría sustituir a las biopsias en algunos tipos de cáncer de difícil acceso, en los que la extracción de tejido directamente puede ser demasiado complicada, dolorosa o incómoda.

El estudio se ha realizado sobre un solo paciente: una mujer con varias metástasis activas. Los resultados de los análisis de sangre permitieron no sólo determinar el grado de desarrollo de su enfermedad sino distinguir entre los diferentes cánceres secundarios. Además, se pudo singularizar el estudio de la evolución de cada uno de los tumores por separado.

El ADN en la sangre se convirtió en una especie de espía infiltrado en el cáncer de la paciente. Periódicamente, una simple revisión del estado de esas huellas genéticas permite obtener información sensible que, de otro modo, requeriría un periodo largo de pruebas y biopsias.

Es cierto que aún es necesario seguir investigando en la posibilidad de que estas técnicas se puedan aplicar en general a todos los pacientes y todos los tipos de cáncer. Y que las biopsias quirúrgicas siguen siendo una herramienta de diagnóstico fundamental. Pero este trabajo abre la puerta a procedimientos más seguros y rápidos y menos invasivos que ayuden a tomar decisiones a los oncólogos del futuro.

De hecho, la sangre se ha convertido en los últimos años en una inesperada fuente de recursos médicos. Cabe recordar el éxito de algunas terapias basadas en la transfusión de suero de pacientes supervivientes para curar el ébola. Recientemente, un equipo de investigadores de la Stanford School of Medicine anunció un experimento pionero para tratar a pacientes de alzhéimer con transfusiones de sangre de individuos más jóvenes. En ratones de laboratorio esta práctica ha demostrado su eficacia para revertir el deterioro cognitivo de animales senescentes. El futuro de la medicina quizás pase por recuperar el conocimiento profundo de la sangre humana.