
Psicología
Cinco características psicológicas comunes de las personas que fingen que les gusta la Navidad
Las festividades, a pesar de la emoción que suponen, también pueden acarrear cierto estrés y entusiasmo desmedido

Como cada año por estas fechas, la agenda social de muchos se completa en base a la gran festividad de la temporada: la Navidad. Las luces, los mercadillos y todos los demás eventos se convierten en imprescindibles para familias, parejas y grupos de amigos. Pero aunque se trate de una época de celebración, no todo el mundo la percibe igual.
Un estudio publicado por la Asociación Americana de Psicología revela que el 89 % de los adultos puede llegar a sentirse desbordado por el estrés durante las fiestas navideñas. El impacto es tal que esta cifra supone un aumento de un 41 % respecto al resto de meses del año, confirmando que el hastío y el aburrimiento pueden hacer acto de presencia tarde o temprano.
¿Somos expertos en fingir que nos gusta la Navidad?
Aunque a primera vista quizás no es detectable, el ser humano ha logrado establecer un cierto patrón a la hora de adaptarse a la Navidad. Al tratarse de una festividad celebrada por más de 2.000 millones de personas en todo el mundo, muchos creen que es necesario nadar a favor de la mayoría y abrazar el ambiente navideño.
Esta dinámica usada por las personas más reticentes a disfrutar de las fiestas se basa en varios aspectos, que si bien separados no indican mucho, en conjunto son de lo más reveladores. Por ejemplo, el entusiasmo desproporcionado es una característica muy común entre aquellos que fingen. Al compensar el cansancio con un despliegue de emociones intensas, el estrés queda ocultado con éxito.
El tipo de respuestas y el comportamiento cuando están en grupo también puede ser un signo de que las cosas no se sienten tanto como parece. Respuestas generales sobre planes como un "nada especial" o un "como siempre", suele ir asociado a una confrontación interna de las emociones o las ideas verdaderas. En otras palabras, se construye una fachada.
Estas personas también suelen centrarse en hacer felices a los demás, olvidando el autocuidado, por lo que las exigencias aumentan. Para compensarlo, suelen poner en práctica bromas donde confiesan 'a medias' el verdadero cansancio que les provoca la Navidad.
Por último, existe un síntoma que todas estas personas muestran con seguridad: el insomnio. De acuerdo a la revista Frontiers in Physiology, el sueño puede verse reducido en un 14 % durante la Navidad debido al estrés de la velada. Por ello, muchos intentan disimular la sensación hasta que la fiesta se ha terminado.
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