Salud alimentaria
Cómo evitar ingerir microplásticos en tu cocina: consejos prácticos para reducir la exposición
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Aunque no los vemos, los microplásticos están presentes en gran parte de lo que comemos y bebemos. Estas diminutas partículas pueden desprenderse de utensilios de cocina, envases, botellas de agua o incluso tablas de cortar.
Al entrar en contacto con el calor o con alimentos durante la preparación, terminan en nuestra dieta diaria sin que lo notemos.
Utensilios y envases: las principales fuentes
Los plásticos sometidos a altas temperaturas tienden a liberar microplásticos. Esto ocurre con sartenes antiadherentes deterioradas, espátulas, cucharas o envases que se usan para calentar comida en el microondas.
También sucede con envases de comida para llevar, recipientes reutilizados en exceso o tablas de cortar de plástico. Cambiarlos por materiales como acero inoxidable, vidrio, cerámica o madera ayuda a reducir la exposición.
La alimentación como aliada
Además del contacto con utensilios, los microplásticos se encuentran ya presentes en alimentos como pescados, carnes, miel, sal, frutas y verduras. Lavar bien arroz, legumbres, pescado o carne puede reducir parte de estas partículas.
Elegir alimentos frescos en lugar de ultraprocesados también disminuye la cantidad de plásticos ingeridos, ya que cada fase de procesamiento industrial suele aumentar la contaminación.
Agua libre de partículas
El agua embotellada es una de las principales vías de exposición. Desde el envase hasta la acción de abrir la tapa, todo puede liberar plásticos microscópicos.
Una opción más segura es consumir agua del grifo, siempre que sea potable, y filtrarla con dispositivos domésticos que atrapan buena parte de estas partículas. Usar botellas de acero inoxidable o vidrio en lugar de plástico es otro paso recomendable.
La limpieza también cuenta
Las esponjas y estropajos de plástico liberan millones de microplásticos a lo largo de su vida útil. Reemplazarlos por alternativas más naturales como cepillos de madera, esponjas vegetales o paños de algodón reduce este riesgo.
Lo importante es fijarse en los utensilios más desgastados, todo aquello con grietas, cortes o señales de deterioro es más propenso a soltar partículas en cada uso.