La opinión de Paloma Pedrero

Compartir piso

Tener vivienda es un problema para todos los que no tienen ingresos altos, uno de esos derechos fundamentales que no se cumplen ni de lejos en estos países llamados ricos

Anuncio de alquiler de una habitación en un piso compartido en la puerta del Metro de Usera.
Anuncio de alquiler de una habitación en un piso compartido en la puerta del Metro de UseraJesús G. FeriaLa Razón

Al menos desde que yo vivo fuera de la casa familiar, el compartir piso para poder pagar el alquiler es lo normal. Y no solo en época de estudiantes, también siendo trabajadores necesitábamos dividir los gastos que costaba tener un piso decente.

Vivir solo era un lujo que, parece ser, hoy lo es todavía más. Según algunos portales de alquiler de viviendas cada vez es más frecuente que personas por encima de los treinta se vean obligadas a compartir piso, dejando de ser una cuestión exclusiva de jóvenes en vía de emancipación. ¿Qué padres pueden pagar esos dinerales por sus hijos? hijos que no pueden volar y se instalan como pajarillos añosos en los nidos maternos. Pero si convivir no es fácil ni con los que amas, cómo será hacerlo con desconocidos y sus manías.

Los que no pueden con la hipoteca -así como los mayores con pensiones bajas y casa propia- también alquilan habitaciones para luchar contra la precariedad, la soledad o ambas circunstancias. Buscan ocupantes como pueden procurando elegir a los candidatos más solventes y afables. En las entrevistas todos somos muy majos, luego en la realidad la cosa se complica.

Tengo una amiga que me cuenta anécdotas increíbles de sus inquilinos. Desde uno al que se encontraba durmiendo en el suelo del pasillo a menudo, a otro que cocinaba de manera compulsiva comida india, dejando un olor a curry insufrible. Tener vivienda es un problema para todos los que no tienen ingresos altos, uno de esos derechos fundamentales que no se cumplen ni de lejos en estos países llamados ricos.

Tanto inquilinos como arrendadores de habitación son víctimas de la sinrazón social. Y, claro, es más llevadero compartir siendo joven, cuando aún las costumbres son más flexibles, que hacerlo a una edad en la que es vital un espacio propio y amable en el que protegerte de la calle y sus violencias.

El hogar es algo esencial para que un ser viva con dignidad. Y son demasiados quienes no lo tienen.