
Hogar
¿Cortinas amarillentas? Aquí está el remedio para que vuelvan a estar blancas
La luz solar directa, la polución ambiental o la falta de mantenimiento regular pueden afectar a su aspecto

Las cortinas blancas pueden volverse amarillentas con el paso del tiempo debido a la exposición solar, la acumulación de polvo y el calor. Pero, afortunadamente existen formas sencillas, económicas y eficaces de devolverles su esplendor original sin recurrir a productos químicos agresivos ni gastos innecesarios.
Las cortinas blancas pueden perder su color con relativa rapidez si no se cuidan de forma adecuada. Aunque estén fabricadas con tejidos de alta calidad, factores como la luz solar directa, la polución ambiental o la falta de mantenimiento regular acaban afectando a su aspecto.
Antes de aplicar cualquier método de limpieza, es fundamental identificar el tipo de tela de la cortina: algodón, poliéster o materiales que requieren cuidados distintos. Por ejemplo, el algodón suele tolerar mejor los lavados a altas temperaturas, mientras que los sintéticos podrían deteriorarse si se tratan de manera inadecuada.
Además, conviene revisar siempre la etiqueta del fabricante para asegurarse de seguir las indicaciones específicas. En el caso de tejidos delicados, el lavado a mano con agua tibia y detergente suave es la mejor opción.
Mantener las cortinas limpias de forma regular es el primer paso para evitar que se vuelvan amarillas. Sacudirlas o aspirarlas semanalmente con un cepillo suave ayuda a evitar la acumulación de polvo que, con el tiempo, puede manchar la tela.
Trucos caseros
Si aparecen manchas puntuales, lo ideal es tratarlas de inmediato. Una solución efectiva consiste en aplicar una mezcla de agua con vinagre blanco con un paño limpio, siempre sin frotar para no dañar la fibra del tejido.
Entre los métodos naturales más eficaces para blanquear cortinas, el bicarbonato de sodio es muy útil. Basta con disolver una buena cantidad en agua caliente, sumergir las cortinas durante media hora y luego aclarar bien antes de secar. Este método no solo ayuda a eliminar las manchas, sino que también refresca el tejido.
Otra opción muy valorada es el percarbonato de sodio, un blanqueador ecológico compatible con la mayoría de los tejidos. Se puede añadir directamente al detergente habitual en el lavado a máquina, respetando las cantidades indicadas en el envase.
El zumo de limón también puede servir como blanqueante natural, siempre que las cortinas sean completamente blancas. Añadir unas gotas al agua del lavado potencia el efecto limpiador y deja un aroma agradable. No obstante, en tejidos de color podría provocar decoloración, por lo que debe usarse con precaución.
Una vez lavadas, el proceso de secado también es crucial para conservar el color blanco. Lo más recomendable es dejar que las cortinas se sequen a la sombra, evitando la luz directa del sol que podría volver a dejarlas con un color amarillento. Además, secarlas extendidas en una superficie plana ayuda a prevenir arrugas y deformaciones.
Para finalizar, planchar las cortinas con una temperatura adecuada a su tejido devolverá su apariencia lisa y pulida. Y si no se van a colgar de inmediato, lo ideal es guardarlas en un lugar seco y ventilado.
✕
Accede a tu cuenta para comentar