Premios Princesa de Asturias

Diana Rubio, experta en protocolo, sobre los Premios Princesa de Asturias: "Un acto de Estado con alma ciudadana"

Al contrario que en el caso de su padre al cumplir 20 años, la Princesa Leonor seguirá presidiendo la gala bajo la supervisión de Sus Majestades

El Teatro Campoamor de Oviedo acogerá esta noche los Premios Princesa de Asturias
El Teatro Campoamor de Oviedo acogerá esta noche los Premios Princesa de AsturiasLa Razón

La celebración de los Premios Princesa de Asturias, que esta noche reunirán en Oviedo a autoridades, premiados y personalidades internacionales, se enmarca en un momento simbólicamente relevante para la monarquía española. La decisión de que la Princesa Leonor continúe acompañada de los Reyes en actos institucionales de máxima relevancia refleja, según la experta en protocolo Diana Rubio, "una transición cuidadosamente medida hacia su autonomía institucional".

En términos simbólicos, añade, representa "la continuidad y la tutela, dos pilares esenciales en la monarquía parlamentaria contemporánea". Mientras que en el caso del entonces Príncipe Felipe se apostó por marcar con mayor claridad su paso a la mayoría de edad institucional, en el caso de Leonor se opta por "un proceso más gradual y pedagógico, que tiene en cuenta factores como el cambio generacional, la sensibilidad social actual y la necesidad de construir una imagen pública sólida y empática".

Atenuar el cambio de etapa

En clave comunicativa, esta "transición acompañada" busca proyectar unidad familiar, estabilidad y preparación responsable, reforzando la idea de una heredera que se forma paso a paso, observando y aprendiendo del ejemplo directo de sus padres. La gala de esta noche, con Leonor como protagonista junto a los Reyes, será una muestra más de ese equilibrio entre formación y representación institucional.

El protocolo de los Premios Princesa de Asturias posee, como explica Rubio, "una identidad singular dentro de la agenda de la Casa Real". Aunque mantiene las normas generales de precedencia, tratamiento y ceremonial, introduce "una mayor flexibilidad y un tono más cultural y social que político o institucional". A diferencia de recepciones de Estado o actos militares, el protagonismo se comparte con la sociedad civil, la ciencia, la cultura y la cooperación internacional, en un entorno donde "la solemnidad institucional convive con una atmósfera de cercanía y humanidad".

Podría decirse que estos premios son, en palabras de Rubio, "un acto de Estado con alma ciudadana, donde la proyección simbólica de la Corona se construye a través del reconocimiento del mérito y el talento".

Equilibrio y evolución van de la mano

La coordinación de autoridades y personalidades internacionales en la ceremonia requiere, recuerda la experta, "un trabajo conjunto entre la Fundación Princesa de Asturias, el Ministerio de Asuntos Exteriores y la Casa de S.M. el Rey". Desde el punto de vista técnico, se elabora "una lista de precedencias que integra tres dimensiones: institucional (nacional), internacional y fundacional o académica". Todo ello con el objetivo de "equilibrar el respeto al ceremonial oficial español con la cortesía diplomática internacional".

Rubio recuerda que en ediciones anteriores se han producido "ajustes de última hora en la ubicación de autoridades por cambios en la agenda gubernamental o la presencia imprevista de premiados de alta notoriedad", así como momentos de espontaneidad emocional que exigieron flexibilidad. "El protocolo no es rigidez, sino una herramienta de comunicación estratégica capaz de adaptarse al contexto manteniendo la elegancia institucional".

De cara al futuro, la experta apunta que "el protocolo en torno a la Princesa Leonor está evolucionando hacia un modelo de protagonismo progresivo y autonomía gradual". A medida que asuma más responsabilidades, "su equipo de protocolo propio irá definiendo una identidad ceremonial diferenciada, aunque en plena coherencia con la de la Casa Real". Será, concluye Rubio, "una evolución orgánica, controlada y muy observada, porque en ella se juega buena parte del futuro de la imagen de la monarquía española".