Galardón

«La educación es clave para la mujer africana»

Florence Oloo, científica keniana que supervisa la ética de protocolos de investigación, recibió el Premio Harambee 2023

Florence Oloo, Premio Harambee 2023.
Florence Oloo, Premio Harambee 2023.Santiago Quevedo

La científica keniana Florence Oloo, que ayer recibió en Madrid el premio Harambee 2023 a la «Promoción e Igualdad de la Mujer Africana», tuvo claro que quería dedicarse a la Ciencia desde que era joven. Después de trabajar seis meses en un centro de investigación, decidió que esa sería su profesión: «Me encanta investigar, ver los resultados de mi trabajo y aplicarlo a la vida», aseguró a LA RAZÓN. Desde el comienzo de su carrera su mayor preocupación ha sido impulsar la investigación social y técnica, para conseguir la excelencia y el desarrollo de su país. «Todos los africanos tenemos que trabajar en África para los africanos», afirma sin dudar.

Durante estos años uno de sus objetivos principales ha sido la educación, que «es la clave de la transformación» en el continente, y especialmente para las mujeres, «que son las que menos oportunidades tienen».

En este sentido, destaca que en este momento «hay más acceso a la financiación de proyectos científicos hechos por mujeres en África y esto me anima mucho, porque esto no era así». Oloo sostiene que «con el paso de los años lo hemos conseguido», aunque declara que le gustaría que «más mujeres jóvenes se dedicaran a la investigación, pero para ello se necesitan tutorías y orientación sobre cómo hacerlo». Y por encima de todo tiene un deseo: «Me encantaría ver a más mujeres científicas trabajando juntas», subraya.

Florence Oloo es catedrática en Ciencias Químicas y licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación. Actualmente trabaja como profesora de Químicas en la Universidad Técnica de Kenia y es miembro fundador del Comité Ético de Strathmore, que dirige la revisión y supervisión de las investigaciones de cualquier naturaleza que afecten a los seres humanos, con el fin de que los protocolos cumplan con las pautas éticas apropiadas. Desde este organismo se encarga de detectar y detener posibles irregularidades en los ensayos clínicos: «Es importante que los datos no sean falsificados, que se respeten los derechos y la privacidad de los participantes y que los resultados de la investigación científica sean genuinos». Para Oloo lo más importante es «el respeto a los participantes, especialmente a los grupos más vulnerables, porque son los más propensos a sufrir abusos», indica.

Por este motivo, un requisito imprescindible para todos los miembros del Comité Ético es que «tengan una certificación aprobada internacionalmente para garantizar que se respeten los procesos y los protocolos», manifiesta la científica.

El impacto a nivel mundial de la pandemia de Covid-19 también se ha hecho notar en su trabajo, ya que «tan pronto como llegó el virus, todos los recursos se dirigieron a él, y lamentablemente se redujeron los fondos» para la investigación de enfermedades tan importantes en África como la malaria, la anemia de células falciformes y la tuberculosis. No obstante, tras más de dos años «las agencias de financiación se han dado cuenta de que no pueden inclinar la balanza solo hacia la covid, y los fondos han vuelto a aumentar para estas enfermedades».

Una de las grandes pasiones de Florence Oloo es trabajar para la mujer que vive en las zonas rurales de Kenia, por lo que ha impulsado el «Woman Empowerment Program Jakana» que tiene como objetivo empoderar a niñas y mujeres de diversos orígenes del condado de Kisumu.

Las problemáticas más habituales a las que tienen que enfrentarse sus responsables son embarazos en la adolescencia, los matrimonios infantiles o tempranos, las infecciones por VIH y la violencia sexual y de género. Oloo explica que una de las principales causas de los desafíos anteriores «son los altos niveles de pobreza» existentes en las familias, lo que provoca que en muchas ocasiones las niñas no terminen la educación secundaria. Por este motivo, «los padres fácilmente dejan ir a sus hijas» para que contraigan matrimonio con «hombres mayores como segundas o terceras esposas para obtener la dote, lo que resuelve temporalmente los problemas financieros en la casa».

Para abordar los problemas enunciados anteriormente, Jakana estableció un programa –que recibirá un impulso gracias a la ayuda del Premio Harambee– que incluye habilidades de autoliderazgo, fundamentos sobre cómo crear y administrar un negocio, así como habilidades de educación financiera. De esta forma las mujeres adquieren habilidades y herramientas que les permiten emprender, les proporciona “soft skills” que les permiten afrontar y superar los desafíos de la vida, mejora su autoestima y confianza en ellas mismas y finalmente les aporta conocimientos sobre nutrición para garantizar la salud y la buena alimentación de sus familias. El resultado no puede ser más positivo: “Algunas de las participantes han mostrado su alegría porque han reconocido que era la primera vez que interactuaban con personas que les prestaban atención, creían en ellas y les animaban a ir más allá”, asegura la científica. Incluso algunas han decidido ir un paso más allá “y han ahorrado para volver a la escuela y mejorar su nivel educativo”.

[[H2:El premio que reconoce «el talento en África»]]

A lo largo de su trayectoria, el Premio Harambee ha reconocido la labor de 14 personas e instituciones cuya labor social, cultural, educativa o de investigación representa una aportación, ayuda o solución relevante a la dignidad, derechos e igualdad de la mujer africana. El galardón consiste en una asignación económica de 10.000 euros, y está patrocinado por la marca René Furterer de los Laboratorios Pierre Fabre. El presidente de Harambee, Antonio Fernández Deus, subrayó en el acto de entrega del galardón a Florence Oloo que «en África hay muchísimo talento, y lo queremos mostrar en la sociedad. A veces no se comprende bien que ese talento necesita un pequeño impulso», destacó.