Galicia

El Chicle, 496 días mintiendo: «¡Qué sorpresa os vais a llevar con Diana!»

Le gustaba correr, los coches y sobre todo hacerse notar. Fanfarrón, mentiroso, tanto que nadie le hizo caso cuando hablaba sobre la joven.

Efectivos de la UCO trasladan a José Enrique Abuín, conocido como "el chicle", asesino confeso de Diana Quer, tras un registro realizado en su domicilio. EFE/Lavandeira jr.
Efectivos de la UCO trasladan a José Enrique Abuín, conocido como "el chicle", asesino confeso de Diana Quer, tras un registro realizado en su domicilio. EFE/Lavandeira jr.larazon

Le gustaba correr, los coches y sobre todo hacerse notar. Fanfarrón, mentiroso, tanto que nadie le hizo caso cuando hablaba sobre la joven.

Resuenan de fondo las campanas de la iglesia. Al lado de la nave industrial de Asados, donde los vecinos de distintos puntos de la comarca se han acercado para poner flores y encender velas en recuerdo de Diana Quer, tres vecinos nos atienden. Piden no dar su nombre.

Aunque nadie pensaba que hubiera podido ser él, tras ponerse el foco en José Enrique Abuín Gey– alias El Chicle, Chiqui y Chiquitín, aunque también conocido como uno de los Lancho–, empezaron a atar cabos. «Tengo una amiga que vive en Outeiro (donde hace unos 10 años aproximadamente El Chicle y su mujer Rosario compraron una casa) y en octubre o septiembre de 2017, no me acuerdo bien del mes, resulta que varios agentes estuvieron preguntando, indagando sobre él. Así que eso de que no le estuvieron siguiendo no es verdad y esto me lo dijo antes de aparecer ella (Diana)», precisa. Aunque ella como el resto de vecinos reconoce que jamás pensó que pudiera ser él: «Que volviera a ser detenido por sus trapicheos es una cosa, pero por esto, creo que nadie se lo esperaba».

«Nunca me gustó ese chico, ni de pequeño. Una persona que apenas fue a la escuela, que tenía problemas por todos los lados. Pero de ahí a eso...». ¿Cómo era? «Era un bocazas, un fanfarrón y un mentiroso. Si marisqueaba (furtivismo en este caso) o trapicheaba con drogas (le detuvieron pero se chivó de su tío, del clan de Os Fanchos) o robaba gasolina lo iba diciendo, por eso no entendí cómo si era él no le detuvieron antes, porque lo contaba todo. Incluso bromeaba con lo la joven madrileña».

«No os vais a creer la sorpresa que os vais a llevar con lo de Diana Quer. Así como te lo cuento, eso dijo a un vecino». ¿A lo mejor lo hacía para que no pensaran que había sido él? «Seguramente», dice la más joven, porque durante los 496 días de los que no se supo nada sobre el paradero de la joven madrileña ha sido el tema de conversación en toda Galicia.

No es la única persona que apunta a la frialdad de El Chicle en este sentido. «Era un mentiroso, así que nadie le creía». Los vecinos apuntan a que hasta fanfarroneó con que sabía dónde estaba Diana. De hecho, un medio gallego apuntó a que El Chicle dijo a compañeros de trabajo cómo se desharía él de un cuerpo. De nuevo, presumiendo sobre algo en este caso macabro. Y es que él era el que sabía más, era mejor...

Una de las vecinas con las que hablamos trabaja en la misma conservera que una de las tres hermanas de José Enrique, Ana Belén. «El Chicle también trabajó en ella y su esposa Rosario», asegura la mujer. «Él duró muy poco, creo que no llegó a seis meses. Ella, su mujer, algo más».

«Chiqui –prosigue– era un desgraciado. Al poco tiempo de empezar en esta empresa le echaron. Si no me nombras te digo que amenazó a la encargada, le dijo te vas a acordar de mí, te voy a pinchar las ruedas. Incluso se fue a casa de un jefe también a amenazarlo porque le habían echado. Es que este tío no es normal, joder».

¿Y cómo es Rosario? «Ella no lo sé, la mujer tiene mucho que decir también. Varias compañeras comentaron que en su día la vieron muy pintada, como dando a entender que la pegó, pero eso yo no lo vi, así que no te lo puedo asegurar». De hecho, según afirmó Rosario Rodríguez a la Guardia Civil, «El Chicle era violento cuando bebía, pero no con ella», precisaron a este periódico fuentes próximas a la investigación.

Al día siguiente vamos a la conservera. En las oficinas nos ponen al teléfono con el abogado de la empresa que dice que por la ley de protección de datos no nos puede decir nada al respecto.

A pesar de las fechas en las que estamos y de que hay mucha gente de vacaciones hasta el día 8, tal y como nos indican en una cafetería de la comarca, sigue habiendo bastante personal operativo. «Ese tipo trabajó aquí, pero no sé cuánto tiempo. Sé que dio problemas», dice un empleado. «Yo lo único que sé es que amenazó a una de las encargadas», añade otra empleada de la conservera.

En cualquier caso, José Enrique Abuín Gey trabajó en esta empresa años atrás. «También lo hizo su madre, y ahora dos de las hermanas de Chiqui», apunta una vecina. Su último trabajo conocido fue en un astillero de Rianxo, tal y como nos dijo un familiar de la mujer, un agente y un vecino. Pero tiempo atrás tuvo un accidente, por lo que estaba de baja. Y ahí lo curioso, porque donde vivía con su mujer en Outeiro, los vecinos decían que lo veían poco, o eso prefieren afirmar un poco hartos ya de tanta Prensa y tanta pregunta. En un bar a escasos metros de su vivienda, el dueño asegura que «le habré visto máximo en seis ocasiones en todo 2017. Por aquí no venía». También «toqueteaba los coches y salía por ahí», añade un agente.

Ésa era una de sus pasiones, la otra, correr. Hasta el punto, de que «una de las veces que El Chicle vino corriendo al cuartel para que se le sellase el tercer grado, por el tema de las drogas que tenía pendiente. Se hizo unos nueve o 10 kilómetros. Vino en mallas y con el papel para fichar en el pantalón».«Alguna tara tenía, no sé si por consumo de drogas, pero no era normal».

Quizá fue el rechazo que vivió de pequeño, esos dientes que le sobresalen o que no hablara bien lo que le hizo convertirse en un fanfarrón, o quizá ser así es lo que produjo el rechazo de los vecinos, pero a El Chicle no le gustaba perder, ni que le dijeran «no».

Tampoco le gustaba que su hija no fuese la mejor, la más rápida. «Con su mujer andaba mucho, con su hija yo te diría que poco. Le vi hace un mes con la niña porque la estaba entrenando, cronometrando los tiempos de correr. Le dije que no la reventara porque la apuraba mucho y él me dijo que ella aguantaba», afirma otro vecino de Asados. Los familiares también apuntan en esta línea.

Por cierto, que la hija de José Enrique Abuín Gey y Rosario Rodríguez «vivía con los abuelos maternos y los fines de semana con El Chicle y su mujer», explican fuentes próximas al caso. De hecho, en el colegio ya han llamado a los abuelos maternos para ver cómo hacen la vuelta al cole de la niña. Están preocupados por ella.

En cuanto a si salía mucho o no, hay opiniones muy diversas. En los bares de Asados, la mayoría dice que no, al menos no por la zona, en Outeiro, que tampoco, y otros vecinos dicen, en cambio, que le gustaba beber e incluso se rumorea en el pueblo que «salía con su mujer, y mientras tiraba los trastos a otras jóvenes. No sé si eso será cierto», dice una vecina, «pero que era un guarro te lo digo yo». ¿Le decía piropos? «¿Piropos? Lo que era, era un guarro. Todas sus conversaciones derivaban en sexo, en nada más, y siempre fanfarroneando».