Desaparición de Diana Quer

«El Chicle», un depredador inteligente, manipulador y amante de los coches

La Guardia Civil constata que el principal sospechoso actuaba como un profesional

Dos agentes de la Guardia Civil trasladan a Abuín al juzgado
Dos agentes de la Guardia Civil trasladan a Abuín al juzgadolarazon

Los investigadores han comprobado durante estos casi 500 días de investigación "El Chicle"que se trata de un profesional de la delincuencia, inteligente, manipulador, persuasivo y con gran agilidad mental.

José Enrique Abuín no es un delincuente cualquiera. Su defensa pretende basar su estrategia en su perfil psiquiátrico. Sin embargo, los investigadores han comprobado durante estos casi 500 días de investigación "El Chicle"que se trata de un profesional, inteligente y con gran agilidad mental. Prueba de ello es que se deshiciera del teléfono arrojándolo a la ría, que tomara precauciones cuando sospechó que se le estuviera investigando, que reseteara su teléfono antes de entregárselo a la Guardia Civil y que limpiara a conciencia su coche para no dejar ni una sola prueba. Pero como todo el mundo, comete errores y aprende de ellos. Cuando secuestró a Diana Quer no se deshizo del teléfono en un primer momento, lo que al final ha sido su perdición. Por ello, el pasado día de Navidad, durante el intento de asalto de la joven suramericana de Boiro lo primero que intentó fue arrebatarle el teléfono. Fue precisamente eso lo que hizo que ella agarrara el teléfono con fuerza y apretara el botón de enviar mensaje de audio y grabara todo lo ocurrido.

Cuando sospechó que le estaban siguiendo llamó a a Guardia Civil para tratar de obtener información y se mostró colaborador en todo momento, porque ya había actuado para protegerse y no temía a ser descubierto. Manipuló su teléfono y limpió su coche para no dejar evidencia alguna.

Abuín es un depredador sexual que busca abusar de mujeres jóvenes. Así lo constatan la denuncia de agresión sexual de su cuñada, de 17 años, la de Diana Quer, de 18, y la de la joven de Boiro. también es un amante del riesgo y de la velocidad. Le gustaba manipular sus coches para que circularan a gran velocidad. Según confirmaron los investigadores, su velocidad media por las carreteras era de 150 kilómetros por hora. También es una persona manipuladora, persuasiva. Convenció a sus cuñados para que le cubrieran porque les dijo que le querían echar encima la responsabilidad del caso de Diana Quer y los convenció. Nadie dudaba de él. Su rapidez mental quedó de manifiesto en el intento de secuestro de Boiro. El día de Navidad intenta secuestrar a una joven y cuando ve que muestra resistencia, reacciona con rapidez para decirle que se trataba de una broma. Al darse cuenta de que la víctima había visto la matrícula, reaccionó también con celeridad y trató de meterla en el maletero.

Esta agilidad mental la demostró ante los agentes en todos sus interrogatorios. En el último, en el que reconoció haber sido el responsable de la muerte de Diana Quer, no admitió el asesinato, tampoco el móvil sexual. Se limitó a decir que fue una muerte accidental y que confesaba la ubicación del cuerpo de la joven madrileña para no alargar el dolor de la familia.

Finalmente, su profesionalidad no le ha servido para salir impune porque los investigadores han logrado las pruebas suficientes para acorrarlarlo y detenerlo.