Inundaciones

El último dibujo de Arthur: una cuadrícula de colores

El mal estado de la mar, por los coletazos del ciclón tropical Leslie, impide que salgan los barcos de los GEAS a buscar al pequeño desaparecido.

El mal tiempo impidió ayer a los miembros del GEAS salir a la mar en busca del cuerpo de Arthur
El mal tiempo impidió ayer a los miembros del GEAS salir a la mar en busca del cuerpo de Arthurlarazon

El mal estado de la mar, por los coletazos del ciclón tropical Leslie, impide que salgan los barcos de los GEAS a buscar al pequeño desaparecido.

La mochila que encontró un grupo de voluntarios que estaba limpiando la playa de Cala Morlanda (S’Illot) guardaba algunos de los «tesoros» que tenía Arthur, el menor de seis años recién cumplidos desaparecido durante la riada del pasado martes en Mallorca. Enseguida se pusieron en contacto con Protección Civil y estos avisaron a los agentes del Grupo de Actividades Subacuáticas (GEAS), que revisaron el interior de la misma. No hay duda. Era la de Arthur. En su interior se encontraba el que pudiera ser su último dibujo. «Es un dibujo de cuadrículas que el niño coloreó de amarillo y rojo, una línea amarilla, otra roja, otra sin colorear, y vuelta otra vez, así hasta tres veces», explican tras varias llamadas a fuentes conocedoras del caso. Además, «está firmado por él y tiene la fecha 03 de lo que parece ser después un 10», añaden. De hecho, el padre confirmó que era de su pequeño. «Está muy bien conservado porque estaba metido en una carpeta de plástico transparente», añaden otras fuentes consultadas. En el interior de la mochila también se encontraron «dos estuches, uno rojo y otro azul, y una especie de caja roja de unos dibujos infantiles», entre otros objetos personales.

Los investigadores creen que el pequeño podría haber sido empujado por las aguas seis kilómetros cauce abajo hasta el mar. Ante la posibilidad de que el mar pueda «escupir» al menor a tierra, ayer tenían previsto peinar la misma zona donde se encontró la mochila, pero el mal estado de la mar lo hizo imposible. «Íbamos a ir un grupo de los GEAS a la zona de la mochila y otro a otras zonas donde, según nos indica el GPS, pudiera haber algún coche o algún objeto. Íbamos a hacer inmersiones en tres o cuatro sitios pero debido a cómo está la mar hemos ido a la desembocadura del torrente, que era una zona donde también teníamos pendiente ir a mirar para dejarla “limpia”, limpia entre comillas, porque siempre hay que tener reservas», explica Juan Carlos Sunyé, sargento jefe de grupo de GEAS de la Guardia Civil de Mallorca.

En concreto, estuvieron toda la mañana peinando un tramo del torrente Ca N’amer, ubicado a unos 800 metros aproximadamente de la cala en la que se encontró la mochila del menor. «Es la primera vez que vamos a peinar este tramo porque para revisar esta zona primero se dejó que las máquinas trabajaran para llevarse todas las ramas y maleza que había con el fin de que estuviera todo más o menos limpio», precisa el sargento Sunyé. Además, los días previos había mucha corriente.

«Asombra el color del agua», escuchamos decir a una vecina. Una periodista de Mallorca nos explica que antes de la riada esta zona destacaba por su agua cristalina. Ahora es de color marrón. «La visibilidad es cero. Cuando el agua está así solemos decir vulgarmente que el agua está chocolateada», explica Sunyé. Por ello, la técnica que «utilizamos es mediante filieres, especialmente indicada para la búsqueda en pantanos y aguas confinadas con poca visibilidad en la que un buceador va por un extremo –de la cuerda– y otro por el otro y van palpando el terreno. Lo que tocan se revisa», detalla el sargento.

Nada más sumergirse, los dos primeros buzos extraen del agua una especie de concertina que o bien trajo la riada o bien ya estaba allí. El trabajo de los buceadores es exhaustivo y meticuloso. Van palpando metro a metro hasta que llegan al otro extremo de la cuerda. Una vez allí, dan media vuelta alejándose cada vez un poco más del punto de origen, en este caso del puente hacia el mar. Cada 42 minutos, aproximadamente, una pareja de buceadores sustituye a los dos que están bajo el agua. Al llegar la hora de comer, llevaban cinco relevos.

Aunque aparentemente la mar está más picada que por la mañana, deciden por la tarde salir con el barco. Lo intentan desde Porto Cristo, pero la mar no colabora. «Meteosat asegura (ayer para el lector) olas de un metro y medio y para el lunes de entre tres y cuatro metros», precisaba el sargento con desaliento. Los coletazos del huracán Leslie, que barrió el país de oeste a este, puso a las Islas Baleares en alerta amarilla, en el caso de Ibiza y Formentera y en aviso naranja Mallorca, con unos chubascos localmente fuertes o muy fuertes y que está previsto que continúen hasta las seis de la mañana de hoy lunes. Una situación nefasta para los GEAS.

Finalmente, no pudieron salir. Si por la mañana el agua estaba picada, por la tarde las olas ya tenían una altura que hacía imposible la navegación. «Al mediodía, las olas ya eran de dos o tres metros y ahora (a las 17:50) tienen ya entre cuatro y cinco metros. Y el lunes la previsión es que el estado de la mar empeore», precisa el cabo Roque con desazón.

Pero que no puedan salir no impide que no se queden vigilando el mar por si «devolviese» al pequeño. Es una zona con muchas cavidades. «No queremos descartar nada porque es un área donde la corriente, tal y como está ahora, trae las cosas», añade el cabo. En cualquier caso, «nosotros seguiremos aquí. Hay que buscar al pequeño», hace hincapié el sargento. «Tarde o temprano quiero creer que aparecerá», concluye. No van a cesar en su empeño, al igual que tampoco el resto de unidades de este y otros cuerpos. Ayer, 303 efectivos actuaron en la zona de la catástrofe, según informó 112 Islas Baleares en su cuenta de Twitter.