Con la llegada del calor, es frecuente encontrar arañas buscando refugio en nuestros hogares. Entre ellas, la araña patona (Pholcus phalangioides) desempeña un papel ecológico crucial: actúa como depredador natural de especies peligrosas como la viuda negra o la araña violinista. "Tejen redes irregulares que funcionan como trampas eficaces para otras arañas", explica el divulgador Miguel Assal. "Son cazadoras implacables, pero completamente inofensivas para los humanos". Su presencia no solo controla plagas, sino que protege especialmente a niños, ancianos y personas con sistemas inmunológicos débiles.

Estos arácnidos son aliados silenciosos

Realizan una labor de limpieza invisible: eliminan moscas, mosquitos y otros insectos, reduciendo así la necesidad de usar insecticidas químicos. Investigaciones científicas han demostrado que su ausencia puede alterar el equilibrio natural del ecosistema doméstico, favoreciendo la proliferación de plagas más problemáticas.

Aunque la mayoría de las arañas domésticas son inofensivas, existen dos excepciones notables: la viuda negra, reconocible por su cuerpo negro con distintivas manchas rojas, y la araña violinista, de color café con una marca característica en forma de violín. Los expertos recomiendan mantener los espacios bien ventilados y libres de desorden en rincones oscuros, y consultar con profesionales en caso de identificar estas especies potencialmente peligrosas.

La próxima vez que encuentres una araña patona en tu casa, recuerda: no es un intruso, sino un controlador de plagas natural. Como bien resume Assal: "Es un protector que trabaja gratis para mantener tu hogar más seguro".