
Salud mental
Este sencillo hábito puede aumentar la felicidad, según un científico de Harvard
Es una acción que activa circuitos cerebrales relacionados con la recompensa, liberando sustancias químicas como las endorfinas
- Más de mil millones de personas sufren problemas de salud mental en el mundo, según la OMS
- [[LINK:EXTERNO|||https://www.larazon.es/sociedad/arthur-brooks-experto-harvard-desvela-clave-mantenerse-motivado-personas-mas-felices-p7m_2025090168b559543496e7687afc9547.html|||Arthur Brooks, experto de Harvard, desvela la clave para mantenerse motivado: “Las personas más felices…”]]

En una época en la que el bienestar psicológico se ha convertido en una de las grandes preocupaciones sociales, la investigación académica apunta hacia un remedio a menudo infravalorado: la generosidad. Arthur C. Brooks, profesor en la Universidad de Harvard, sostiene que ayudar a otros no solo mejora la vida del receptor, sino que también puede convertirse en un recurso práctico para reducir la ansiedad y fortalecer la salud emocional.
Brooks ha dedicado parte de su carrera a estudiar un tema que, aunque es intangible, afecta profundamente a la sociedad: la felicidad. Sus reflexiones combinan la precisión científica con una vocación clara de llegar al ciudadano común.
Según expone el investigador, el acto de dar activa circuitos cerebrales relacionados con la recompensa, liberando sustancias químicas como las endorfinas, que funcionan como analgésicos naturales. No se trata de grandes gestos, recalca Brooks, sino de pequeños actos de altruismo cotidianos que, acumulados, generan un efecto positivo tanto para quien recibe como para quien ofrece la ayuda.
Los estudios internacionales respaldan esta visión. Publicaciones científicas en revistas especializadas han demostrado que la práctica habitual de la bondad puede reducir niveles de estrés, mitigar síntomas de depresión y aumentar la sensación de propósito vital.
Uno de los aspectos más novedosos de su planteamiento es la idea de que la generosidad debe entenderse como un proceso bidireccional. No basta únicamente con dar sin descanso; aprender a aceptar la ayuda de los demás cierra el círculo que refuerza los vínculos humanos.
Un favor sencillo, una conversación de apoyo o algo tan cotidiano como invitar a un café pueden convertirse en herramientas que sostienen lo que Brooks denomina "circuito de bienestar compartido".
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