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Nueva estafa
En los últimos años, las estafas han experimentado un alarmante crecimiento impulsado por el desarrollo tecnológico. Las redes sociales, las aplicaciones móviles y las plataformas digitales han abierto nuevas puertas para los delincuentes, que perfeccionan sus métodos aprovechando la inteligencia artificial, la suplantación de identidad y el acceso a bases de datos filtradas. Los fraudes ya no se limitan a simples correos engañosos, sino que evolucionan hacia esquemas cada vez más sofisticados que dificultan su detección y aumentan su alcance a nivel global. Este fenómeno ha generado una creciente preocupación en autoridades y expertos en ciberseguridad, quienes advierten sobre la necesidad urgente de fortalecer los sistemas de protección digital.
Al mismo tiempo, se ha producido un repunte de los robos manuales, reflejo de una inseguridad que crece en las calles de muchas ciudades. La crisis económica, sumada a la falta de presencia policial en ciertas zonas, ha favorecido el aumento de atracos, hurtos y asaltos que afectan tanto a ciudadanos como a comercios. En este contexto, la prevención se convierte en una herramienta clave. Estar bien informado, conocer las tácticas más recientes empleadas por los delincuentes y adoptar medidas de autoprotección resulta fundamental para reducir los riesgos. En un escenario donde las amenazas se diversifican, la conciencia colectiva y el acceso a información actualizada son los recursos más eficaces para hacer frente a esta nueva realidad.
De esta manera, cada vez son más los profesionales que se encargan de alertar en Internet sobre las nuevas técnicas que emplean los delincuentes con el fin de darlas a conocer para evitar su propagación en los infractores. Tal es el caso que hoy nos concierne, conocido como el "truco de la moneda", donde con este utensilio y aprovechando la inocencia de las víctimas, el usurpador podrá tener acceso al vehículo del sujeto con total facilidad para robar aquello que se encuentra dentro del transporte. El problema principal de esta estrategia reside en el desconocimiento total de la situación por parte del ciudadano que está sufriendo el incidente, que hasta el instante exacto en el que vuelve al coche, cuando ya se ha consumado el delito, no se da cuenta.
Andrés Millán, abogado que se dedica a difundir vídeos divulgativos sobre los derechos fundamentales de los ciudadanos, expuso en una de sus última publicaciones los riesgos de esta creciente problemática. Para ello, trata de establecer un marco contextual que ejemplifique la acción. "Estás aparcando con tu coche en un área de servicio o un parking y, mientras estás maniobrando, alguien puede venir a distraerte para que pares", explica como principio del crimen. Los ladrones suelen aprovechar este momento ya que se crea cierta tensión en el ambiente y la atención del usuario se centra en los movimientos del vehículo y no tanto en la presencia de un tercero, aunque a veces la interacción es directa.
Por ende, el modus operandi de los delincuentes es el siguiente: "Llega una persona y coloca una moneda en la ranura de la manilla". De este modo, el objeto es que el coche quede completamente bloqueado. "Tu vas a salir del coche, probablemente distraído, para ir al área de servicio a hacer lo que sea y en ese momento que sales le das con el mando para bloquear el coche pero este simple detalle impide que el mecanismo de bloqueo funcione correctamente y el coche queda abierto", asegura Millán. En este sentido, el vehículo queda completamente abierto a merced de cualquiera, sin alarmas de ningún tipo de control que le impida entrar y tomar todo lo que ansíe.
Es preciso llevar a cabo un control rutinario siempre que se abandone el coche para que no pasen este tipo de imprevistos. Sobre todo, cuando se producen situaciones anómalas, como la ya mencionada, en las que un tercero se aproxima al vehículo con este en marcha. Por tanto, siempre que uno estaciona el automóvil y queda apagado, al cerrarlo el conductor deberá realizar los controles que sean pertinentes, como revisar si se cierran los espejos o si saltan los intermitentes, dependiendo del sistema que utilice el vehículo. Asimismo, no cuesta nada acercarse para comprobar que, en efecto, el coche se encuentra totalmente bloqueado. Este caso evidencia que las prisas en muchas ocasiones puede jugarnos una mala pasada.
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