Marcha atrás

Freno a los tratamientos para los menores trans

Suecia, a la vanguardia en derechos del colectivo, da marcha atrás

Un grupo de personas participa en una manifestación a favor de los derechos de las personas trans frente a la sede del Gobierno británico en la Queen Elizabeth House de Edimburgo
Un grupo de personas participa en una manifestación a favor de los derechos de las personas trans frente a la sede del Gobierno británico en la Queen Elizabeth House de EdimburgoJane BarlowAgencia AP

El debate sobre la legislación que ampara la reasignación de genero así como la garantía de los tratamientos para personas trans siguen agitando a los países occidentales. Mientras en España, por ejemplo, ayer se aprobaba con bronca política en el Senado la Ley trans promovida por el Gobierno, que permite la autodeterminación de género a partir de los 16 años sin consetimiento paterno, al norte de Europa, Suecia, un país que ha sido abanderado de los derechos de este colectivo, ha dado marcha atrás en los tratamientos hormonales para menores trans.

Según explicó a través de un comunicado Thomas Linden, jefe de departamento de la autoridad sanitaria: «El incierto estado de conocimiento en la materia incita a la prudencia». Si en diciembre ya se redujo drásticamente la práctica de masectomías en las adolescentes, ahora han decidido poner coto a la hormonación para el cambio de sexo después de que se hayan disparado los casos de disforia de género, es decir cuando una persona no se identifica con el sexo asignado al nacer.

Según la autoridad sanitaria, cerca de 8.900 personas fueron diagnosticadas con disforia de género entre 1998 y 2021, pero tan solo en ese último año, el país registró 820 nuevos casos. Una tendencia que es particularmente notable en el segmento de entre 13 y 17 años, que representa un alza de 1.500% con respecto a 2008. «Antes era sobre todo un fenómeno masculino y ahora hay una sobre representación femenina», explicó a AFP el psiquiatra Mikael Landen.

Los «arrepentidos»

Precisamente ha sido este sanitario, jefe de servicio en el hospital de Sahlgrenska en Gotemburgo, uno de los participantes en el estudio que ha utilizado la autoridad sanitaria de Suecia para emitir su recomendación. «La tolerancia ha sido alta en Suecia desde al menos 25 años, así que no se puede decir que eso haya cambiado», destacó a la mencionada agencia al ser preguntado sobre la hipótesis de un cambio social.

Como era de esperar, la decisión ha levantado ampollas entre los colectivos LGTBIQ+: «Las personas podrían necesitar más cuidados y procedimientos invasivos en el futuro, porque la decisión no pudo ser tomada más temprano, aunque sí existía una necesidad médica», apuntó Elias Fjellander, presidente de la división de juventud de la ONG RFSL.

La agencia AFP recoge también el testimonio de Antonia Lindholm, une joven sueca de 20 años que fue asignada como varón al nacer y que realizó su transición durante la adolescencia y que asegura que «las hormonas salvan a mucha gente. Si yo tuviera hoy 13 años, no tendría ninguna oportunidad de tener tratamiento».

Sin embargo, la división sobre esta medida es amplia y hay fuertes defensores entre la sociedad civil para frenar la hormonación ante el elevado número de casos de arrepentimiento tras completar la transición de género. Mikael Kruse, de 36 años, cambió de género siendo joven y luego decidió hacer el proceso inverso: «Creo que está bien hacer una pausa para comprender que lo que pasa es algo bueno», confesó a la agencia francesa. A lo largo de siete años este sueco vivió como mujer, sin que esto interrumpiera su sufrimiento. Entonces, un segundo diagnóstico reveló que sufría un trastorno del espectro autista, sumado a un déficit de atención. Así, el padecimiento que él percibía que venía de su género radicaba en otro lado, por lo que decidió volver a vivir como un hombre.

Sin duda, es un cambio de dirección relevante en un país como Suecia, que se convirtió en el primero del mundo en autorizar el cambio jurídico de género en 1972.

Con esta decisión, se reabren las dudas sobre los nuevos textos legislativos que se mueven en los parlamentos europeos en relación a los tratamientos y la hormonación. Bien es cierto, que la ley trans que ayer se aprobó en el Senado no habla sobre tratamientos sino tan solo sobre los tramites de reasignación de género sin que ello conlleve un proceso de hormonación, que en España requiere de permisos paternos y consentimiento médico para los menores.

Antes de que se produjera la votación, la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, pidió al PSOE que repiense su posición y no apoyase en el Senado la ley trans para no «volver a cometer un error como el de la ley del solo sí es sí». La número dos de Alberto Núñez Feijóo alertó de que la ley (que volverá al Congreso para correcciones técnicas) «va a hacer mucho daño» y denunció que se haya tramitado sin las comparecencias de los expertos que así lo advierten.