Turismo

La guerra de las tumbonas no termina: turistas británicos duermen en ellas para reservar sitio desde la madrugada

En Tenerife, la lucha por un lugar junto a la piscina alcanza niveles insólitos, con huéspedes que pernoctan en tumbonas para evitar perder su espacio

Crece el número de hoteles que abre sus piscinas al público sin necesidad de ser huésped
En Tenerife, la lucha por un lugar junto a la piscina alcanza niveles insólitos, con huéspedes que pernoctan en tumbonas para evitar perder su espacioEuropa Press

La temporada alta en los resorts canarios ha intensificado un fenómeno que ya se había convertido en habitual: la competencia por las tumbonas. En Tenerife, turistas británicos han comenzado a dormir en ellas desde la madrugada para asegurarse un sitio privilegiado junto a la piscina, antes incluso de que las instalaciones abran oficialmente.

El caso más reciente fue documentado por Ben Smith, un visitante de 30 años, en el hotel GF Fañabé, un establecimiento de cuatro estrellas que cobra aproximadamente 300 euros por noche. Smith captó imágenes de huéspedes que permanecían tumbados desde las 6:00 de la mañana, en un intento por evitar que sus toallas fueran retiradas por el personal del hotel, que tiene autorización para liberar tumbonas desatendidas.

Este comportamiento ha generado una dinámica de reserva extrema, donde los turistas desarrollan tácticas defensivas para conservar su espacio. La tensión entre veraneantes es palpable, con episodios de discusiones, acusaciones y enfrentamientos verbales que se han vuelto cada vez más frecuentes.

El problema no es exclusivo de Tenerife. Destinos turísticos en Grecia, Turquía y otras zonas de España también enfrentan situaciones similares, impulsadas por la escasez de espacios recreativos frente a una demanda creciente.

Ante esta situación, algunos hoteles han comenzado a implementar medidas como sistemas de reserva numerada o límites de tiempo de uso para las tumbonas. Sin embargo, modificar conductas arraigadas sigue siendo un reto. La cultura del “yo primero” parece consolidarse en ciertos segmentos del turismo, dificultando la convivencia pacífica.