Protección social

Hogares compartidos contra la soledad

Obra Social La Caixa ofrece un techo a las personas mayores de 60 años en riesgo de exclusión

La entidad recibe de media al año 300 llamadas de personas interesadas en formar parte del proyecto
La entidad recibe de media al año 300 llamadas de personas interesadas en formar parte del proyectolarazon

Obra Social La Caixa ofrece un techo a las personas mayores de 60 años en riesgo de exclusión

Son numerosas las personas mayores que no cuentan con apoyos y que, además, sufren apuros económicos al tener que subsistir con una pensión que no supera los 400 euros. Para aliviar su situación, la Asociación Hogares Compartidos puso en marcha en 2014 en Valencia el programa «Hogares compartidos para mayores con escasos recursos económicos», que cuenta con el apoyo de Obra Social La Caixa.

El objetivo de esta iniciativa, tal como indica Amparo Azcutia, cofundadora y trabajadora social de la entidad, «no es solo ofrecer un techo a las personas mayores de 60 años en riesgo de exclusión sino ofrecerles un hogar». «A través de este programa ofrecemos a este colectivo la posibilidad de compartir una vivienda y la vida junto a otras tres personas mayores más», aclara Amparo, quien además añade que «promovemos una comunidad entre todos los inquilinos de los siete pisos de los que disponemos a través de actividades de ocio compartidas, así como haciéndoles a todos ellos partícipes en la toma de decisiones sobre cómo quieren vivir».

La entidad recibe de media al año unas 300 llamadas de personas interesadas en formar parte del proyecto. Tras una primera criba, se emplaza al interesado a una reunión grupal, en la que podrá conocer la vivienda a la que opta, así como a sus posibles futuros compañeros de piso. «Han de tener claro que nosotros no somos una inmobiliaria que les busca una habitación en la que vivir; nosotros buscamos que haya una convivencia colaborativa y afectiva entre todos los inquilinos de la vivienda», destaca Amparo, quien además hace hincapié en que «los candidatos deben aportar un 35% de su pensión en concepto de alquiler y además corren a su cargo los gastos de agua, luz y gas».

En una segunda fase, las personas que ya viven en el piso junto con los profesionales de la asociación seleccionan a aquellos candidatos que creen que encajarían mejor en el proyecto y a éstos se les realiza una segunda entrevista para confirmar su idoneidad. A continuación, pasan a formar parte de la lista de espera, ya que los siete pisos de los que dispone la entidad están a plena ocupación. Y es que como apunta Amparo, hay mucha demanda ya que «estas personas solo contemplan la posibilidad de vivir en una residencia cuando ya no se puedan valer por ellas mismas, puesto que valoran por encima de todo su autonomía, libertad de horarios y capacidad de decisión». En este sentido, en los pisos de la Asociación Horarios Compartidos existen unas normas mínimas de convivencia, pero son los propios inquilinos quienes se autogestionan y organizan, «Ellos pueden entrar y salir cuando quieran y no tienen horarios; eso, junto con la tranquilidad que les da el estar amparados y vivir en compañía son las dos cosas que más valoran estas personas», señala la cofundadora del proyecto.