Opinión
El impacto sanitario de la transformación demográfica de España
Presidente de la Fundación Bamberg
La transformación demográfica impone una carga económica creciente sobre el sistema sanitario español, obligando a una revisión de su modelo de financiación y de sus prioridades asistenciales para garantizar su sostenibilidad y capacidad de respuesta en las próximas décadas.
En los últimos años, España ha experimentado una de las transformaciones demográficas más profundas y rápidas de su historia. Lo que fue un país con una pirámide de población relativamente joven y un crecimiento vegetativo positivo se ha convertido en una de las sociedades más envejecidas y longevas, con la menor natalidad del mundo. El cambio más drástico y determinante ha sido el colapso de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida.
Tras el baby boom de los años de mayor crecimiento económico y social, que alcanzó su pico a mediados de los 70, la tendencia se invirtió abruptamente. La tasa de fecundidad fue descendiendo hasta situarse en 1,12 hijos por mujer en 2023, y en una cifra aún más baja (1,09) para las madres de nacionalidad española. La pirámide de población se ha invertido. El número de nacimientos ha caído a la mitad desde los 669.378 nacimientos de 1975 a los 320.656 de 2023.
A la baja natalidad se suma una esperanza de vida que es de las más altas del mundo, lo que acelera el proceso de envejecimiento. En las últimas décadas, la esperanza de vida en España ha crecido significativamente, superando los 84 años en 2024. Este aumento de la longevidad, combinado con la baja natalidad, ha disparado el envejecimiento de la población, con una de las tasas de envejecimiento más altas de Europa y en progresivo aumento.
La llegada masiva de población extranjera a España, especialmente a partir de principios de los 2000, ha sido la principal causa del crecimiento demográfico en España, contrarrestando el crecimiento vegetativo negativo (más muertes que nacimientos). La población, que era de 38,4 millones de personas en 1985, ha superado los 48 millones, un crecimiento que solo se debe a la inmigración. Sin embargo, provincias como Zamora, Orense, Soria, Teruel, Cuenca o Asturias han perdido gran parte de su población, con un progresivo envejecimiento que dificultaba a su atención sanitaria.
El impacto de la baja natalidad y el envejecimiento de la población en el sistema sanitario español es uno de los mayores retos a los que se enfrenta el país. Este fenómeno demográfico tiene consecuencias directas y profundas en varios aspectos de la sanidad.
El gasto en sanidad per cápita aumenta considerablemente con la edad. La prevalencia de enfermedades crónicas, la pluripatología y la fragilidad en la vejez incrementan los costes de manera considerable. Por ello, el envejecimiento de la población podría elevar el gasto sanitario en miles de millones de euros al año. Una población más envejecida implica una mayor presión constante sobre todos los niveles del sistema sanitario, desde la atención primaria hasta las urgencias y los hospitales. Se prevé que el número de casos de enfermedades como el cáncer se dispare en los próximos años debido a la longevidad.
El sistema debe adaptarse a necesidades de una población con mayor esperanza de vida, pero no significa necesariamente con más años de vida saludable. Se necesitan más recursos y enfoques específicos en geriatría, prevención de la fragilidad y caídas, y atención a enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. La falta de coordinación entre la atención sanitaria y la social es un reto importante.
Además, la baja natalidad y el envejecimiento significan una disminución relativa de la población activa y de contribuyentes al presupuesto público, que en parte financia la sanidad, lo que amenaza la sostenibilidad del propio sistema. Para mantener la calidad y accesibilidad del Sistema Nacional de Salud (SNS) ante estas demandas crecientes se requerirá una inversión significativamente mayor en infraestructuras, tecnología, personal sanitario y desarrollo de nuevos modelos de atención, lo que aumenta el riesgo de insostenibilidad financiera del Sistema. Según informe de 2024 elaborado por la Fundación Viatris, se estima que el envejecimiento de la población podría elevar el gasto sanitario público en aproximadamente 10.000 millones de euros anuales en los próximos años. La sostenibilidad del gasto sanitario será uno de los mayores retos económicos en las próximas décadas.
La transformación de los valores, las estructuras familiares y los roles de género en la sociedad española han traído nuevos valores, priorizando a menudo el desarrollo personal y profesional sobre la formación de una familia numerosa. La independencia individual y las aspiraciones de carrera, tanto para hombres como para mujeres, tienen un peso mayor en las decisiones vitales. El modelo tradicional de familia extensa ha evolucionado hacia un modelo de familia nuclear más pequeña.
Estamos inmersos en un suicidio demográfico con una tasa de nacimientos que impide la reposición demográfica y que supondrá el declive de nuestra sociedad y sistema sanitario. Ante un occidente también en declive demográfico y moral similar, a largo plazo solo cab9e esperar un declive económico y social y un sistema sanitario público de beneficencia, mientras alternativamente se contará con una selecta y potente sanidad privada.