Accidente de tren en Santiago

LA RAZÓN, en casa del conductor: «¡No me diga que vive en este barrio el maquinista!»

La calle donde vive Francisco José Garzón en La Coruña amanecía ayer tranquila
La calle donde vive Francisco José Garzón en La Coruña amanecía ayer tranquilalarazon

Estaba vacía. El tercer piso de la vivienda donde reside Francisco José Garzón, el maquinista del tren siniestrado en la curva de la muerte, tenía las ventanas cerradas y la puerta del portal, de madera roja, desprendía polvo.

Estaba vacía. El tercer piso de la vivienda donde reside Francisco José Garzón, el maquinista del tren siniestrado en la curva de la muerte, tenía las ventanas cerradas y la puerta del portal, de madera roja, desprendía polvo. En ninguno de los cuatro pisos restantes respondían al telefonillo. No había nadie en el inmueble. Ni vecinos a quien preguntar, ni familiares con quien contrastar cómo es el conductor que conducía el tren que nunca llegó a la estación.

La calle de este barrio, situado en la periferia de La Coruña, estaba repleta de terrazas. Los vecinos de los alrededores pasaban la tarde de verano tomando algo. No se hablaba del tren siniestrado y si se preguntaba por ello, se hacía el silencio. Más de 48 horas después del siniestro, algunos vecinos se emocionaban recordando la tragedia que había ocurrido el día antes de la festividad de Santiago Apóstol.

La cocinera de la cafetería contigua al domicilio del maquinista no sabe quién es José María Garzón... «No le conozco. ¿Es vecino?...». Al advertirle de que se trata del maquinista que conducía el tren descarrilado, hace memoria: «Le conozco de cara, de verle por el barrio, pero no sé mucho más de él, no venía por aquí. Sólo sé que era maquinista de Renfe... De trenes, vaya», responde mientras prepara un pulpo a la gallega. «Vivía con su madre, con nadie más». Mientras otro vecino del barrio advierte de que en el edificio ya no debe de vivir casi nadie. «Es normal que no estén los vecinos, no es porque estén de vacaciones, es que sólo vivían dos personas. Esta casa está como abandonada».

En el bar de enfrente, su dueña muestra orgullosa el año desde el que es propietaria del local: 1972. «Soy del barrio de toda la vida... Garzón... Sí me suena, tengo el nombre en la cabeza y no sé por qué... ¿Es el maquinista? ¿Pero le pasó algo?, pregunta preocupada... Apenas le conozco de hola y adiós... Creo que ya no vive en este edificio».

Mientras busca y rebusca entre la gente tratando de encontrar a alguien que pueda tener algún dato más de él... «Qué pena, ojalá me encontrara por aquí con el dueño del edificio... Lo mismo él sabría algo más. Pero yo que llevo cuatro décadas aquí... Tengo que hacer memoria. No sé más, que pena...». Tampoco en la tienda de empanadas del barrio pueden proporcionar más datos. «¿No me diga que vive en este barrio el maquinista? No lo sabía... Pobre gente. Estoy consternada», dice la dependienta.

Como su padre

Garzón había nacido en Monforte, una tradicional cantera de ferroviarios donde aún se encuentran una de las plantillas de este colectivo más extensas de Galicia. Siguió la profesión de su padre y empezó a trabajar siendo muy joven suministrando combustible a las máquinas de gasoil en su tierra natal. Después su carrera le llevó a Barcelona y Madrid, antes de llegar a conseguir un puesto de maquinista en la capital coruñesa. No son los vecinos los que aciertan a dar estos datos de él, sino sus compañeros del sindicato de trenes.

Desde que ocurrió el accidente permanece hospitalizado y custodiado por la policía tras ser imputado por lo ocurrido mientras su madre le acompaña en todo momento.