Vaticano

León XIV también es Obispo de Roma para «pensar a lo grande» la Iglesia

Robert Prevost tomó hoy posesión de la basílica de san Juan de Letrán

León XIV ya es Obispo de Roma «con todas las de ley». El Papa agustino vivió hoy por la tarde una intensa jornada con la que se oficializó su nombramiento como pastor de la diócesis italiana, al tomar posesión, a través de una eucaristía, de la basílica de San Juan de Letrán, catedral de la ciudad. Además, hizo lo propio en la basílica de Santa María la Mayor, rezando ante la imagen de la Salus Populi Romani, protectora de Roma, donde además se encuentra enterrado Francisco, ante cuya tumba volvió a rezar un emocionado Robert Prevost.

Pero antes de acudir a los templos, pasadas las cuatro de la tarde se desplazó hasta el Ayuntamiento de Roma para recibir el homenaje de la ciudadanía por su elección, un acto que ha recuperado el primer Pontífice norteamericano de la historia.

Desde la escalinata del Campidoglio saludó al alcalde, Roberto Gualtieri, y bendijo a los romanos. «Hoy puedo decir que ¡para vosotros y con vosotros soy romano!», expuso, haciendo un juego de palabras con la reconocible cita de san Agustín que ya utilizó nada más ser elegido: «Con vosotros soy cristiano, para vosotros soy obispo». Con esta premisa, definió su misión como una «grave pero apasionada responsabilidad de servir a todos». Con la vista puesta en los poderes públicos, subrayó que «somos colaboradores» a través de la presencia sociocaritativa de la Iglesia. Así, el Papa repasó cómo en Roma se hace presente en «la educación de los jóvenes y la asistencia a los que sufren, la dedicación a los más pequeños y el cultivo de las artes» como «expresiones de ese cuidado de la dignidad humana que debemos sostener en todas las épocas, especialmente hacia los pequeños, los débiles y los pobres». Desde ahí, instó al primer edil a trabajar por una «nueva política» y un «modelo social mejorado» para que Roma «se distinga siempre por los valores de humanidad y civilización».

Concluido el acto civil, a las cinco de la tarde en una basílica de San Juan de Letrán abarrotada, comenzó una celebración en la que se repitieron escenas como las vividas en la misa de inicio de pontificado. Véase el rito de obediencia de un grupo de católicos al que es su pastor. Y es que, el hecho de que León XIV tome posesión como Obispo de Roma, le hace ser algo más que un «coordinador» de la Iglesia universal, sino que le hace pastor de una diócesis concreta, siendo teológicamente el título que le dé pleno sentido a ser Sucesor de San Pedro.

En la homilía, hizo un llamamiento a la unidad en el seno de la Iglesia. Remitiéndose a las primeras comunidades cristianas, defendió buscar «lo esencial» frente a la imposición de «pesos excesivos». A la par, reivindicó que la comunión «se construye ante todo ‘de rodillas’, en la oración y en un continuo compromiso de conversión». «Sólo en esa tensión», remarcó el Papa, se puede «escuchar y comprender» al Espíritu Santo y a los demás. En esta misma línea, animó a la Diócesis de Roma a «pensar ‘a lo grande’, entregándose sin reservas en proyectos valientes, y arriesgándose incluso frente a escenarios nuevos y complejos». Además, de esta encomienda, se ofreció para «aprender, comprender y decidir juntos».

Por la mañana, el Pontífice se estrenó desde el balcón del Palacio Apostólico en el rezo del Regina Coeli para reclamar «coraje y perseverancia» a quienes «están comprometidos en el diálogo y en la búsqueda sincera de la paz».