8-M
Marea morada por una igualdad que se alcanzará en 39 años
Cerca de 34.000 mujeres salen a la calle en Madrid a exigir el fin de las brechas de género en dos marchas enfrentadas por la autodeterminación de género y la prostitución
Habrá todavía quien piense si es necesario salir a la calle a luchar por la igualdad. La respuesta es rotunda: sí. Y así lo han hecho este viernes miles de personas en toda España a través de una marea que ha teñido de morada toda la geografía desafiando las adversidades meteorológicas. Y es que, pese a que en los más de 45 años de democracia y de avances en la materia, la reivindicación feminista sigue siendo fundamental ya que las estadísticas continúan jugando en contra de la mujer.
Por ejemplo, en cuestión salarial, la base de cotización media de ellas es 300 euros menor que la de los hombres. A nivel anual esta cifra es de 3.600 euros. Según Women Business, en 2024 los altos cargos ocupados por féminas suponen el 40%, una cifra cuatro veces superior a la de hace dos décadas, cuando solo ostentaban el mando empresarial el 14%. Un claro avance pero que induce a pensar que la lucha aún no ha terminado. Es más, según el IV Índice ClosinGap, elaborado por la Asociación ClosinGap en colaboración con PwC, la paridad de género en España en 2023 es del 64,9%, dos décimas por encima del análisis del año anterior (64,7%) y sitúan en 2062 el horizonte para cerrar la brecha entre mujeres y hombres si la evolución mantiene el ritmo actual.
Por ello desde primera hora de este viernes hubo muchas marchas, más de 40 en todo el país, aunque las más multitudinarias fueron las de Barcelona, con 40.000 participantes, y las de Madrid, con 34.000 (el año pasado fueron 27.000). Por tercer año consecutivo, esta última se escindió en dos. Por un lado, la convocatoria oficial de la Comisión 8M (que organiza esta reivindicación callejera desde 1977) partió al filo de las siete de la tarde desde Atocha hacia la Plaza de Colón.
Al frente, las representantes institucionales, entre las cuales se encontraba la ministra de Igualdad, Ana Redondo, quien aseguró, rodeada por compañeros de Gobierno como Teresa Ribera, Pilar Alegría o Fernando Grande-Marlaska, así como por la mujer del presidente, Begoña Gómez, que «es fundamental que se sigan dando pasos hacia delante pues hay un problema real» que es la extrema derecha. Además, afirmó que valorará la propuesta de feministas socialistas apoyadas por Susana Díaz, Adriana Lastra y Ángeles Álvarez para expulsar a cargos públicos socialistas que recurran a la prostitución.
Mientras, con la ya tradicional banda sonora de la batucada de fondo, Julieta, que ha acudido a la manifestación de la Comisión 8M desde Huesca, cuenta que «el feminismo no es una ideología sino una lucha común por la igualdad y la equidad». A su lado, Sandra apunta que, aún así, «si quieren convertirlo en algo político «nos sumaremos para luchar contra los reaccionarios y negacionistas. Nuestra arma de lucha es alzar la voz por la igualdad». Detrás de una pancarta de una asociación de docentes, Bea y Natalia comentan la preocupación que sienten ante el retroceso en materia feminista entre los jóvenes: «Desde la educación podemos hacer todo lo que esté en nuestras manos, pero los jóvenes están sometidos a muchos estímulos, especialmente los de las redes sociales, y es ahí donde calan mensajes machistas. Esto es un problema muy serio sobre el que debemos de concienciarnos desde todos los ámbitos. No puede ser que las nuevas generaciones sean más retrógradas», sentencian.
No muy lejos de esta manifestación, desde la Plaza de Cibeles arrancó la marcha del Movimiento Feminista de Madrid, integrada por aquellas que consideran que hay que abordar el abolicionismo de la prostitución de manera firme, así como derogar la Ley Trans, porque para este grupo de feministas llamadas «clásicas» o «Terf», hablar de identidad de género y no de sexo supone un borrado de la mujer. Según defienden, «el género no es una identidad, el género es el conjunto de normas, estereotipos y roles, impuestos socialmente a las personas en función de su sexo. El género es un instrumento que favorece y perpetúa la situación de subordinación en la que nos encontramos las mujeres». Las manifestantes dirigieron cánticos a la titular de la cartera de Igualdad, la socialista Ana Redondo. «Escucha, ministra: Aquí está el movimiento feminista», recordaron a Redondo, quien optó por acudir a la convocatoria de la Comisión 8M.
El año pasado, eran quienes mostraban pancartas exigiendo la dimisión de la anterior ministra de Igualdad, Irene Montero, impulsora de la Ley Trans, que ayer también acudió a Atocha junto a la líder de Unidas Podemos, Ione Belarra.
«Lo que hizo Montero fue fomentar el borrado de la mujer con sus políticas ‘‘queer’’. Ella mezcló muchas cosas y el resultado fue muy perjudicial para nosotras. Una cosa son los derechos del colectivo LGTBIQ+ y otra la defensa de la mujer. Esperemos que la nueva ministra tome otra dirección», explicaba a LA RAZÓN Luixi Manchado, mientras otras manifestantes coreaban lemas como «Aquí estamos las verdaderas feministas», «Ninguna mujer nace para puta» o «Cuidado, cuidado, tienes un putero al lado».
«Me gustaría que el año que viene saliéramos todas unidas, que se acabe esta confrontación porque solo hace dividir la lucha». Tenemos que hacerlo juntas», pedía Vanesa.
Entre los asistentes a ambas manifestaciones se notó una amplia presencia de jóvenes (hombres y mujeres), los cuales están también en el punto de mira de la paridad ante los alarmantes datos que arrojan diferentes estudios. Esta semana se conocía que, según un estudio de la Fundación Fad, el número de chicas jóvenes que se considera feminista ha bajado por primera vez hasta el 57,4%, diez puntos menos que en 2021. Eso sí, el porcentaje de ellas supone el doble que el del 26% de chicos que se considera feminista. Pero la cosa no queda ahí. El barómetro «Juventud y Género. Identidades, representaciones y experiencias en una realidad social compleja 2023» apunta que el 18% de los jóvenes encuestados cree que la violencia de género no existe y que es un invento ideológico, mientras que casi el 17% asegura que es algo habitual en el seno de una pareja.
Por todo ello, más allá de manifestaciones, los expertos insisten en que es necesario hacer una fuerte labor pedagógica para que los más jóvenes entiendan la realidad del feminismo y que incluso, como muchos de ellos denuncian, no se sientan excluido por estas políticas. Ahí va el dato: el 44% de los hombres opina que la promoción de la igualdad ha ido demasiado lejos y los discrimina.
Queda mucho camino por recorrer, pero los pasos que ayer se dieron en las diferentes marchas suponen que la gran mayoría de la sociedad está dispuesta a seguir avanzando en cuestión de igualdad. Confiemos en que, rompiendo las estadísticas, no haya que esperar hasta 2062 para verlo.
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