Estados Unidos

El pastoreo compensa el exceso de fertilizantes, según un estudio

Un estudio comparativo de los pastizales en seis continentes sugiere que puede haber una manera de contrarrestar la sobredosis de fertilizantes provocada por el hombre que amenaza con alterar permanentemente la biodiversidad de las praderas nativas del mundo. La solución, ideada por la propia naturaleza, es permitir a los animales herbívoros alimentarse del exceso de crecimiento de los pastos que puede dejar fuera de competencia a plantas nativas en un mundo sobrefertilizado.

El pastoreo funciona de una manera natural y simple. Los herbívoros o animales de pastoreo se alimentan de los altos pastos que impiden que la luz solar llegue al suelo, impidiendo la disponibilidad de luz para otras plantas, según concluye el trabajo, realizado durante cinco años en 40 lugares diferentes del mundo y que se publica este domingo en la edición digital de la revista 'Nature'.

«Este estudio tiene una enorme importancia porque las actividades humanas están cambiando las praderas en todas partes», afirma uno de los autores del trabajo, Daniel S. Gruner, profesor asociado de Entomología en la Universidad de Maryland, en Estados Unidos. «Estamos sobrefertilizándolas. Tenemos un experimento en marcha en todo el mundo, pero está completamente fuera de control», añade Gruner, miembro de la Red de Nutrientes desde su fundación en 2006.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que los pastizales cubren entre una quinta y dos quintas partes de la superficie terrestre del planeta y son el hogar de más de una décima parte de la humanidad. Como todas las comunidades vegetales, las praderas están sufriendo demasiada fertilización.

La quema de combustibles fósiles, las dosis de cultivos con fertilizantes químicos y la eliminación del estiércol del ganado introducen nitrógeno adicional y otros nutrientes en el suelo, el aire y el agua. Su exceso es un problema especial para las praderas, donde muchas plantas, como flores silvestres y otras, se han adaptado

a bajos niveles de nutrientes, por lo que, a menudo, tienen dificultades para competir con los pastos que utilizan nutrientes adicionales para crecer más rápido y más alto.

Al mismo tiempo, los pastizales en todo el mundo se están convirtiendo en pastos para los animales domésticos, con los herbívoros nativos como el alce y antílope dando paso al ganado vacuno y ovino. La teoría ecológica afirma que los herbívoros pueden contrarrestar los efectos de la sobrefertilización en la mayoría de los casos, pero no se ha probado ampliamente, según Gruner.

Para ello, los científicos de la Red de Nutrientes realizaron esencialmente el mismo experimento en todo el mundo, marcando parcelas de prueba en grupos de cuatro parcelas en cada uno de los 40 sitios. En cada grupo, se cercó una parcela para mantener a los animales de pastoreo; otra se trató con una dosis establecida de fertilizantes para imitar el efecto del exceso de nutrientes procedentes de fuentes humanas pero no se cercó para que los animales pudieran pastar; la tercera se valló y se abonó con fertilizantes y la última se dejó tal cual.

Los investigadores no trataron de alterar las poblaciones de animales de los sitios de prueba, de forma que en algunos lugares los animales nativos eran abundantes; en otros, fueron reemplazados en su mayoría por animales domésticos, como vacas, cabras y ovejas y otros eran antiguos pastos donde el ganado se había alimentado en el pasado, pero ya no estaba allí.

En general, cuando se añadió el fertilizante y se mantuvo el pastoreo de animales, se redujo la variedad de las plantas en las parcelas experimentales, pero cuando se permitió a los animales pastar en las parcelas fertilizadas, la diversidad de plantas, en general, aumentó. El análisis de los datos llevó a la conclusión de que los herbívoros mejoraron la biodiversidad al posibilitar un aumento de la cantidad de luz que llega al nivel del suelo.

Las plantas de pastizales han desarrollado una variedad de estrategias para aprovechar un entorno donde los nutrientes son escasos e inconsistentemente disponibles, por lo que pueden adaptarse al terreno, ser efímeros o dispararse cuando captan un chorro de nutrientes, explica Gruner. Estas diferentes estrategias crean un diverso ecosistema de praderas.

En el mundo alterado por los humanos, donde los nutrientes son siempre abundantes, las plantas de cultivo que se esfuerzan por crecer muy alto para capturar la luz solar tienen ventaja al impedir que la luz solar llegue a la mayoría de las otras especies de plantas, que no pueden entonces crecer o reproducirse. Pero los animales de pastoreo cortaron las plantas que bloquean la luz y dan a las demás la oportunidad de florecer.

«Cuando vemos un cambio en la luz, vemos un cambio en la diversidad», dice la autora principal del trabajo, Elizabeth Borer, de la Universidad de Minnesota, en Estado Unidos. «Nuestro trabajo sugiere que hay dos factores que los seres humanos han cambiado a nivel mundial, el pastoreo y la fertilización, que pueden controlar la luz a nivel del suelo. La luz parece ser muy importante en el mantenimiento o la pérdida de biodiversidad en los pastizales», añade.

El efecto fue mayor en las parcelas de prueba en las que los animales grandes, salvajes y domesticados pastaban: reses, antílopes americanos y alces en las Grandes Planicies de América del Norte; ñus

e impalas en el Serengeti de Africa y caballos, ovejas y cabras montesas en la India rural. En los lugares donde los únicos herbívoros eran animales pequeños como conejos, topillos y topos, el efecto de los herbívoros fue débil y variable.