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Una mujer muere por la lamida de su perro: ¿Cómo de peligroso es?

Según expertos citados por The Times de Londres, existen otros antecedentes de infecciones graves e incluso muertes causadas por lamidos de perros

Imagen de archivo de un perro lamiéndo a su dueño
Imagen de archivo de un perro lamiéndo a su dueño istock

Una mujer británica de 83 años, June Baxter, falleció tras sufrir un shock séptico provocado por una infección grave que se desencadenó cuando su perro lamió una herida abierta en su pierna. Las pruebas médicas revelaron la presencia de la bacteria Pasteurella multocida, presente en la boca de aproximadamente el 50% de los perros. Aunque suele ser inofensiva para los animales, puede resultar peligrosa para los humanos, especialmente si existe contacto con heridas.

Este no es un caso aislado. Según expertos citados por The Times de Londres, existen otros antecedentes de infecciones graves e incluso muertes causadas por lamidos de perros. Entre ellos, destaca el caso de una mujer de 85 años que falleció por fallo multiorgánico tras sufrir un shock séptico vinculado también con la bacteria Pasteurella multocida. En 2023, investigadores destacaron en la revista BMC Geriatrics la importancia de visibilizar este tipo de situaciones, dado el creciente número de personas mayores con mascotas.

¿Qué tan peligroso puede ser el lamido de un perro?

A pesar de estos casos, el riesgo general sigue siendo bajo para la mayoría de las personas sanas. El doctor Andrew Conlan, epidemiólogo de la Universidad de Cambridge, señala que el peligro de una infección grave por bacterias no patógenas es «extremadamente bajo» en individuos sin problemas de salud. Incluso bacterias más conocidas como Staphylococcus aureus o Streptococcus, compartidas entre humanos y perros, raramente causan complicaciones.

No obstante, las personas con un sistema inmunológico debilitado, como los mayores o quienes padecen enfermedades crónicas, sí deben tener mayor precaución. En el caso de Baxter, también se identificaron afecciones renales, hepáticas y cardíacas como causas secundarias de su muerte. La mujer enfermó el día después de haber sido lamida por su perro y falleció una semana después.

Según la veterinaria Margit Muller, en sus 30 años de carrera nunca ha visto un caso de transmisión de Pasteurella multocida a humanos, ni siquiera tratándose de perros callejeros. Aun así, recomienda no permitir que los perros laman zonas sensibles del cuerpo como los ojos, la nariz o la boca, donde las membranas mucosas son más permeables. Las heridas abiertas deben protegerse adecuadamente.

Para reducir los riesgos, Muller aconseja mantener al día las vacunas, desparasitaciones y evitar alimentar a los perros con carne cruda, ya que puede aumentar la presencia de bacterias como Salmonella o E. coli, incluso si los animales no presentan síntomas. También recomienda cuidar la higiene bucal del perro.

Aunque lamer es una forma en que los perros expresan afecto y empatía —como lo demostró un estudio publicado en Science—, algunas razas como los bulldogs, debido a su anatomía facial, pueden portar más bacterias en los pliegues de su piel. Otras, como labradores y golden retrievers, tienden a lamer con mayor frecuencia, lo que también puede aumentar la exposición a bacterias.

Entrenar a los perros para que no laman es posible, sobre todo si se hace desde cachorros. Muller recomienda usar comandos firmes y consistentes como «no lamas» y retirar la atención cuando lo hagan, evitando reforzar la conducta con gestos como risas o caricias.

Finalmente, Muller aclara que el mito de que la saliva del perro cura heridas no tiene base científica. Aunque contiene algunas enzimas con propiedades antibacterianas, la alta carga bacteriana en su boca hace que lamer heridas humanas sea más riesgoso que beneficioso.