Vida
El número de nacimientos actuales por familia no garantizaría la supervivencia
Un nuevo estudio japonés explica que para evitar «con certeza» una extinción se necesita una tasa de fertilidad de al menos 2,7 hijos por mujer, cifra cada vez más alejada de la realidad de muchos países
En pocas palabras, se trata de un problema de «contabilidad demográfica»: muere más gente de la que nace. De acuerdo con cifras del Instituto de Estudios Demográficos de Francia, en la década de 1950 la Tasa General de Fecundidad (Tgf) mundial era de aproximadamente 5 hijos por mujer. Para 2021, había descendido a 2,2 hijos por mujer. Y se prevé que siga disminuyendo.
Estadísticas publicadas en World Population Prospects indican que solo unas pocas zonas en el mundo aún presentan Tasas de Fecundidad Total (Tft) superiores a 3,0 hijos por mujer (principalmente en África, ciertas partes de Oriente Medio, Afganistán y Pakistán). Por el contrario, la fecundidad está por debajo del nivel de reemplazo (2,1 hijos por mujer) en 152 de las 235 zonas que ahora representan el 63% de la población mundial (frente al 45% en 2000). Los niveles más bajos se observan en las megaciudades costeras chinas, Manchuria y Corea del Sur, donde la Tft está por debajo de un hijo por mujer.
La categoría de baja fecundidad, que ya incluía a las poblaciones de Europa y Asia oriental en la década del 2000, ahora también abarca casi todo el continente americano, una gran parte de la India, Indonesia y, recientemente, Filipinas. Esto se debe a varios factores que deben abordarse a la hora de resolver esta crisis silenciosa. Por un lado, señalan los expertos, hay un mayor acceso a servicios de anticoncepción y planificación familiar. También hay mayores niveles de educación de las mujeres y mayor participación en la fuerza laboral. Se ha detectado un descenso en las tasas de mortalidad infantil y, al mismo tiempo, han aumentado los costes asociados con la crianza. A esto hay que sumarle que Naciones Unidas predice que la fecundidad mundial seguirá disminuyendo y podría alcanzar un nivel inferior al de reemplazo de 1,8 para el año 2100.
En España las cifras coinciden con esta tendencia. El Instituto Elcano afirma que la tasa de fecundidad en nuestro país ha disminuido de forma constante desde 1970, pasando de 2,86 a 1,19 el año pasado, la más baja de la UE… Cuando estábamos entre las tres más altas medio siglo atrás.
Hasta ahora, la «contabilidad demográfica global» indicaba que era necesario alcanzar los 2,1 nacimientos para que el balance diera positivo al comparar (siendo muy crudos) el haber y el deber: los nacimientos y las muertes. Pero un nuevo estudio muestra que tenemos «una deuda» mayor de lo que pensábamos.
Publicado en Plos One y liderado por Takuya Okabe, de la Universidad de Shizuoka (Japón), el informa señala que necesitamos al menos 2,7 hijos por mujer para evitar con certeza la extinción a largo plazo.Si bien una tasa de fertilidad de 2,1 hijos por mujer solía considerarse el nivel de reemplazo necesario para mantener una población, esta cifra no tiene en cuenta las diferencias aleatorias en el número de hijos, ni en las tasas de mortalidad, la proporción de sexos ni la probabilidad de que algunos adultos nunca tengan hijos. En poblaciones pequeñas, «estas variaciones aleatorias pueden aniquilar linajes familiares enteros», señala el nuevo estudio, en el que el equipo de Okabe utilizó modelos matemáticos para examinar cómo esta variabilidad demográfica afecta la supervivencia de las poblaciones a lo largo de muchas generaciones.
El estudio concluyó que, debido a las fluctuaciones aleatorias en el número de nacimientos, se necesita una tasa de fertilidad de al menos 2,7 hijos por mujer para evitar con certeza la extinción, especialmente en poblaciones pequeñas.Sin embargo, una tasa de natalidad con sesgo femenino, con más mujeres que hombres, reduce el riesgo de extinción explica Okabe, lo que contribuye a la supervivencia de más linajes a lo largo del tiempo. Esta perspectiva podría ayudar a explicar un fenómeno evolutivo observado desde hace tiempo: en condiciones extremas, como guerras, hambrunas o perturbaciones ambientales, tienden a nacer más hembras que machos. También sugiere que, si bien la extinción no es inminente en grandes poblaciones desarrolladas, la mayoría de los linajes familiares eventualmente sí podrán desaparecer.
El equipo de Okabe concluye que la versocdadera sostenibilidad poblacional, así como la sostenibilidad de las lenguas, las tradiciones culturales y los diversos linajes familiares, requieren replantear los objetivos de fertilidad convencionales. Los hallazgos también tienen implicaciones para los esfuerzos de conservación de especies en peligro de extinción para las que se establecen «tasas de fertilidad objetivo».
«Considerando la estocasticidad en las tasas de fertilidad y mortalidad (es decir, los elementos de azar que hay en estos procesos), y en las proporciones de sexos, una tasa de fertilidad superior al nivel de reemplazo estándar es necesaria para garantizar la sostenibilidad de nuestra población», concluye Diane Carmeliza Cuaresma, experta en demografía y estadísticas, y coautora del estudio mencionado.