Jornada Mundial de la Juventud
El Papa conversa con jóvenes sobre aborto y eutanasia en un almuerzo: "Que no les hagan goles las cosas malas"
El Sumo Pontífice ha pedido a un grupo de fieles de entre 17 y 33 años "defender la vida", ha contado Clara, una joven peruana sobre "una experiencia que voy a llevar siempre en mi corazón"
El Papa Francisco ha almorzado este viernes en Lisboa con diez jóvenes voluntarios de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en el edificio de la Nunciatura donde se aloja durante su estancia en Lisboa. Durante la cita, Jorge Mario Bergoglio y este grupo formado por fieles de entre 17 y 33 años han conversado sobre temas como el aborto o la eutanasia. El Pontífice les ha pedido defender la vida, además de hacer algún símil futbolístico: "Que no les hagan goles las cosas malas en la vida".
"Vi al Papa con energía y feliz. En sus chistes, en sus bromas. No como un abuelito viejo y cansado. Tiene para muchos años", comenta Luis Carlos Cruz, uno de los jóvenes que han asistido. Tres de los feligreses que han charlado con el Sumo Pontífice son del ámbito lusófono (dos portugueses y un brasileño); dos iberoamericanos (colombiano y peruana); una filipina, un palestino, una guineana ecuatorial y una norteamericana, Hannah Maria, la más joven, de 17 años.
Clara Ysabel, procedente de El Callao (Perú), ha explicado que han comido "pasta roja, un bistec y verdura y luego postre con helado". El almuerzo ha transcurrido mientras "cada uno daba un poco de su experiencia". "Él nos ha contado historias de sus abuelos, de sus amigos, de sacerdotes", ha detallado Clara Ysabel sobre la charla mantenida este viernes con Jorge Mario Bergoglio.
En la conversación han tratado muchos temas, ha explicado Clara: "Yo le pregunté por las personas con deficiencias. El Papa me dijo que hay que tener manga ancha con aquellos que procuran acercarse a Jesucristo y muchas veces no se pueden acercar como un joven regular o una persona regular".
El Papa les ha pedido que le cuenten su experiencia y les ha recordado que "la vida es un regalo que Dios nos ha dado"
"Nos llevamos muchos consejos. Lo que rescato es defender la vida en la posición en que estemos, con sus dificultades, desafíos y problemas. Y entrar en contacto con los ancianos. Que hablemos con nuestros abuelos". "Es una experiencia que voy a llevar siempre en mi corazón", afirma la peruana.
El colombiano Luis Carlos, de 31 años, ha relatado que, en la conversación con el Papa, éste ha hecho algún símil futbolístico: "Que seamos arqueros, no dejemos que nos hagan goles las cosas malas en la vida. Y luchen, y tengan esperanza, nos ha dicho".
La conversación fue a la par. "Él hablaba y nos pedía: cuéntenme su experiencia. Hemos tratado muchos temas, como la eutanasia o el aborto. Realmente ha estado en su punto recordando que la vida se respeta, que es un regalo que Dios nos ha dado ", añade el colombiano.
El Papa ha regalado a cada uno de los jóvenes una medalla conmemorativa y un rosario. A su vez, cada joven le ha entregado algo: Luis Carlos le ha dado unas fotos familiares y una carta; María Magdalena, la joven de Guinea Ecuatorial presente, le ha entregado, en representación de su país, un cuadro de la catedral de Bata, y una carta firmada por todos los que han venido desde Guinea a la JMJ. "Me he sentado a su derecha, a su ladito. Hemos hablado. Me ha animado mucho. Estoy en shock. Esto no se me olvidará nunca. Es imposible. He tenido la mejor comida de mi vida. Por la compañía, claro", ha explicado la joven.
El Papa improvisa por un problema con las gafas e invita a preguntarse: "¿Le tengo asco a la pobreza?"
Antes de este encuentro con jóvenes cristianos, durante un encuentro con asociaciones de caridad, el Papa Francisco ha invitado en un discurso improvisado, a "ensuciarse las manos" demostrando el "amor concreto" hacia las personas más necesitadas. Bergoglio ha invitado a cada persona a preguntarse si siente "asco" hacia la pobreza, si se limpia las manos cada vez que da la mano a una persona enferma o vulnerable para "no contagiarse".
"No hay amor abstracto, no existe, el amor platónico está en órbita, no en la realidad, el amor concreto es ese que se ensucia las manos; y cada uno puede preguntar: '¿El amor que siento a los de aquí es concreto o abstracto? ¿Yo cuando doy la mano a un necesitado, a un enfermo, a un anciano, hago así --hace el gesto de limpiarse-- enseguida para que no se me contagie? ¿Le tengo asco a la pobreza de los demás?", ha subrayado. Así lo ha manifestado este viernes en un encuentro con los representantes de algunos centros de asistencia y caridad en el Centro Parroquial de Serafina, en Lisboa, en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) 2023.
Francisco estaba leyendo el discurso que había preparado pero, en un momento dado, se ha detenido y ha confesado a los presentes que no veía bien con las gafas. "No me están funcionando los reflectores, no puedo leer bien, así que se lo voy a dar, no voy a forzar la vista y leer mal, eso no se puede hacer", ha señalado, entre los aplausos de los asistentes. Tras la pausa, el Pontífice ha criticado las "vidas destiladas", una expresión que ya utilizó este jueves en otro de sus discursos, y se ha preguntado "cuántas vidas destiladas e inútiles pasan por la vida sin dejar huella, porque no tienen peso".
Bergoglio ha animado a los fieles a vivir “dejando huella” con la “inspiración” de los centros de asistencia
Frente a esta realidad, Bergoglio ha animado a vivir "dejando huella" como hacen los centros de asistencia y caridad que son "inspiración" para los demás y que "generan vida". "Por tocar la realidad, la miseria de los demás, están generando inspiración, están generando vida, sigan adelante, no se desanimen, y si se desaniman toman un vaso de agua y siguen para adelante", ha invitado el Pontífice. Según ha precisado, "la caridad es el origen y la meta del camino cristiano" y la acción de los centros de asistencia son "la realidad concreta de amor en acción" que ayuda a "no olvidar la ruta".
En concreto, el Pontífice ha hecho hincapié en tres aspectos: hacer el bien juntos, actuar concretamente y estar cerca de los más frágiles. En este sentido, el Papa ha subrayado que una persona "no se debe dejar definir" por una enfermedad, por un problema o por una limitación, sino que ha de "aportar" y "enriquecer" al "conjunto" tal y como es.
“Cada uno de nosotros es un regalo, un don único, con sus límites”
"No debemos dejarnos definir por la enfermedad, o por los problemas, porque no somos nosotros una enfermedad, no somos un problema. Cada uno de nosotros es un regalo, un don, un don único, con sus límites, pero un don valioso y sagrado para Dios, para la comunidad cristiana y para la comunidad humana", ha defendido.
Además, el Pontífice ha hecho hincapié en la necesidad de "actuar concretamente" en el "aquí y ahora" y ha puntualizado que "la Iglesia no es un museo de arqueología". "Algunos la piensan así pero no es", ha subrayado. En la parte del discurso no pronunciada, el Papa propone no perder el tiempo en "lamentarse de la realidad" y "afrontar las necesidades concretas, con alegría"; y destaca algunas de las acciones del Centro Parroquial da Serafina, de la Casa Famiglia Ajuda de Berço y de la Asociación Acreditar, participantes en el acto, como el acompañamiento a los mayores, la ayuda a madres vulnerables que esperan un bebé o el apoyo a niños con cáncer.
El Sumo Pontífice ha pedido no "definir" a las personas por una enfermedad y "no hacer distinciones" con la ayuda entre nacionales y extranjeros
"Gracias por todo lo que hacen. Con mansedumbre y amabilidad, sigan dejándose interpelar por la realidad, con sus pobrezas antiguas y nuevas, y respondan de manera concreta, con creatividad y valentía", les ha pedido. Asimismo, Francisco ha invitado a "estar cerca de los más frágiles" de "los pobres, los excluidos, los marginados, los descartados, los pequeños, los indefensos". "Ellos son el tesoro de la Iglesia, son los preferidos de Dios".
Entre ellos, el Papa pide "no hacer distinciones" independientemente de si son españoles o extranjeros. "Para un cristiano, en efecto, no hay preferencias ante el necesitado que llama a nuestra puerta, ya sean connacionales o extranjeros, pertenecientes a un grupo o a otro, jóvenes o ancianos, simpáticos o antipáticos", subraya. Con todos ellos, Bergoglio anima a tener "gestos buenos" y "palabras", aunque solo sea "una sonrisa, un abrazo, la escucha o una mirada". "Ayudar a los demás es un don para uno mismo y hace bien a todos. Sí, amar es un regalo para todos", ha enfatizado.
✕
Accede a tu cuenta para comentar