Un Nuevo Papa

Prevost alza la voz contra "los matones" ideológicos

León XIV abandera una actualización de la Doctrina Social de la Iglesia para "educar en el sentido crítico" en el contexto de la revolución digital

León XIV apeló este sábado a la doctrina social de la Iglesia "como instrumento de paz y diálogo para construir puentes de fraternidad universal", en una audiencia con miembros de la Fundación 'Centesimus Annus Pro Pontifice' en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano.
León XIV apeló este sábado a la doctrina social de la Iglesia "como instrumento de paz y diálogo para construir puentes de fraternidad universal", en una audiencia con miembros de la Fundación 'Centesimus Annus Pro Pontifice' en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano. Elisabetta Trevisan EFE/ Dicasterio para la Comunicación del Vaticano

Un día antes de la misa de inicio de su ministerio, León XIV ha recibido hoy en la Sala Clementina a los responsables de la Fundación Centesimus Annus Pro Pontifice, que estos días se reúnen en Roma para celebrar su asamblea general. Se trata de una plataforma eclesial creada por san Juan Pablo II presente en cuatro continentes –quince países–, y opera a través de 18 grupos locales y 13 nacionales con cerca de 350 miembros. Esta entidad nació para promover el magisterio pontificio en el ámbito social y apoyar las numerosas iniciativas caritativas del Papa.

Con este punto de partida, el papa Prevost se dirigió a su auditorio para clarificar cuál es el significado del término «doctrina». El Pontífice norteamericano se manifestó en estos términos al admitir que para gran parte de la ciudadanía hoy los términos «doctrina» y «diálogo» suenan a «opuestos» e «incompatibles», en tanto que se percibe la doctrina unícamente como un mero conjunto de «ideas propias de una religión». Por el contrario, el Papa detalló ayer por la mañana que la doctrina es una «reflexión seria, serena y rigurosa» que ayuda a establecer un «juicio prudencial».

«El adoctrinamiento es inmoral, impide el juicio crítico, atenta contra la sagrada libertad de respeto a la propia conciencia –aunque sea errónea– y se cierra a nuevas reflexiones porque rechaza el movimiento, el cambio o la evolución de las ideas ante nuevos problemas», sentenció Robert Prevost ante su auditorio.

Así, enfatizó que la Doctrina Social de la Iglesia «no quiere levantar la bandera de la posesión de la verdad, ni en el análisis de los problemas ni en su resolución». Más bien, su objetivo es aprender a enfrentar los problemas «con nuevos desafíos, nuevos sueños, nuevas preguntas», con el fin de construir «la cultura del encuentro» que defendía Francisco.

La base ética

Profundizando en el lema que ha congregado este año a la fundación –«Superar la polarización y reconstruir la gobernanza mundial: la base ética»–, el Papa se detuvo en el papel de la Doctrina Social de la Iglesia como «instrumento de paz y diálogo para construir puentes de fraternidad universal». Para Prevost, «esto no se puede improvisar», en tanto que es «un entretejido dinámico y continuo de gracia y libertad que también ahora, al encontrarnos, fortalecemos».

Remitiéndose a León XIII y su apuesta por estimular el diálogo social «entre el capital y el trabajo» y evocando a la «policrisis» actual que denunció Francisco para referirse a la confluencia de guerras, cambio climático, desigualdades crecientes, migraciones forzadas y contrastadas, pobreza estigmatizada, innovaciones tecnológicas disruptivas, precariedad del trabajo y de los derechos, el Papa actual defendió que la Doctrina Social está llamada a «proporcionar claves interpretativas que pongan en diálogo la ciencia y la conciencia, dando así una contribución fundamental al conocimiento, a la esperanza y a la paz».

Adentrándose en la actual revolución digital el Obispo de Roma planteó la urgencia de «educar en el sentido crítico». «A nuestro alrededor hay poco diálogo y prevalecen las palabras gritadas, a menudo las ‘fake news’ y las ideas irracionales de unos pocos matones», llegó a decir.

En este sentido, reivindicó escuchar a «los pobres» como «indispensables para ver el mundo con los ojos de Dios». Para el Papa actual, no solo tienen que ser destinatarios de la acción eclesial, sino protagonistas: «Los movimientos populares y las diversas organizaciones obreras católicas son expresión de las periferias existenciales en las que la esperanza resiste y brota siempre. Les recomiendo que den la palabra a los pobres», remarcó.

En esta misma línea, comentó que «hoy hay una necesidad generalizada de justicia, una exigencia de paternidad y maternidad, un profundo deseo de espiritualidad, especialmente por parte de los jóvenes, de los marginados, que no siempre encuentran canales eficaces para expresarse». «Hay una creciente demanda de la Doctrina Social de la Iglesia a la que debemos responder», comentó, en el sentido de que no se conciba como un corpus cerrado.

El encuentro con esta fundación fue solo el inicio de una jornada repleta de audiencias que reflejan cómo León XIV está gobernando la Curia romana y a la Iglesia universal. Así, por ejemplo, se reunió con el cardenal portugués José Tolentino de Mendonça, que es el «ministro» vaticano de Educación y Cultura; con el presidente de los obispos italianos, el cardenal Matteo Zuppi; y con el cardenal de Mongolia, Giorgio Marengo.