Opinión

Prohibir los móviles

Pueden contribuir a convertir la vida de los niños en un infierno no solo por la dependencia sino porque pueden sufrir un bullying infinito

Niñas y niños mirando sus móviles
Niñas y niños mirando sus móvilesDreamstime

Aún recuerdo con deleite mi primer móvil y cómo disfrute sabiendo que con un aparato tan pequeño podía viajar a través de las ondas a cualquier lado del planeta en tiempo real. Me parecía un auténtico milagro.

Desde entonces hasta ahora se han convertido en máquinas tan inteligentes que somos incapaces de descubrir todas las maravillas que nos pueden ofrecer antes de cambiarlas por un nuevo modelo.

Nos entusiasman, no sabemos vivir sin ellas…, pero también nos provocan un extraño temor, porque sabemos que contienen nuestras vidas completas y creemos que a través de ellas pueden hacernos daño.

Y es cierto: estos artilugios que salvan tantas vidas, pueden arruinar otras tantas; y no solo porque acaban aislando a muchos individuos, sino porque a través de ellas se cometen delitos y maldades de todo tipo.

En realidad, ya son pequeños ordenadores cargados contra toda la sabiduría del mundo. Para lo bueno, pero también para lo malo.

Desde ellos se puede incitar a toda suerte de tropelías contra los demás o contra uno mismo y claro, los más vulnerables son los más pequeños y los que menos formación tienen. A ellos los peores malvados del siglo XXI pueden atraerlos con mayor facilidad a la pornografía, a la delincuencia e incluso al suicidio. Pero más allá de lo más terrible, en lo puramente cotidiano, los móviles también pueden contribuir a convertir la vida de los niños en un infierno no solo por la dependencia sino porque, a través de ellos, las agresiones del patio de antaño, se convierten en un bullying infinito.

Ignoro si prohibir los móviles en los colegios soluciona algo, pero sí sé que algo no estamos haciendo bien para que la tecnología más avanzada, en vez de resolver nuestros problemas, en realidad los agrave…