Cambio de hora

¿Qué horario prefieren los españoles si se elimina el cambio de hora?

Una amplia mayoría de los ciudadanos apuesta por mantener el horario de verano todo el año, aunque los expertos advierten de que la opción más saludable sería el de invierno

En el cambio de hora de invierno hay que retrasar el reloj una hora
En el cambio de hora de invierno hay que retrasar el reloj una hora La Razón

Este último domingo de octubre, los relojes volverán a retrasarse sesenta minutos para adaptarse al horario de invierno. La escena se repite cada año, y con ella, el debate sobre si tiene sentido seguir cambiando la hora dos veces anuales. En un momento en que la Unión Europea estudia eliminar definitivamente esta práctica, la pregunta ya no es tanto si se mantendrá el cambio horario, sino qué horario debería adoptar España de manera permanente.

Los españoles lo tienen claro: más del 70 % prefiere este horario

Según una encuesta reciente de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el 70 % de los ciudadanos prefiere mantener el horario de verano durante todo el año, frente a un 23 % que optaría por el horario de invierno. Es decir, siete de cada diez españoles querrían que anocheciera más tarde, aunque eso suponga amanecer también más tarde en los meses de invierno.

Esta preferencia está muy vinculada al estilo de vida y a la cultura social española, caracterizada por una alta actividad durante las tardes y noches. En un país donde el ocio, la hostelería y las actividades al aire libre ocupan buena parte del día, la luz vespertina se percibe como un bien preciado.

Sin embargo, esta visión popular choca con la de la comunidad científica. Médicos y cronobiólogos coinciden en que el horario de invierno, el que marca el tiempo solar más real, es más beneficioso para la salud. Según la Sociedad Española del Sueño (SES), mantener el horario de verano todo el año provocaría un desfase crónico entre la hora social y la biológica, generando trastornos del sueño, fatiga y menor rendimiento cognitivo.

Las preferencias no son homogéneas en todo el país. España se extiende casi 1.000 kilómetros de este a oeste, y eso hace que la diferencia en la luz solar sea considerable entre regiones. En el noroeste, Galicia amanece hasta una hora más tarde que el sureste, Almería, a pesar de compartir el mismo huso horario (UTC+1). Este desfase provoca que muchos gallegos empiecen su jornada en completa oscuridad durante el invierno, algo que explica por qué allí solo uno de cada cuatro encuestados apoya mantener el horario actual.

Por el contrario, en comunidades del noreste como Cataluña (60 %) y País Vasco (53 %), la mayoría se muestra más favorable a conservar la zona horaria actual, similar a la de la Europa central.

De hecho, otro dato interesante del estudio de la OCU es que el 51 % de los españoles prefiere mantener la zona horaria actual (UTC+1), mientras que un 35 % cambiaría a la zona UTC+0, que es la que utilizan Canarias, Portugal y Reino Unido. Este cambio alinearía mejor los horarios de amanecer y anochecer con el tiempo solar real, pero modificaría por completo los ritmos sociales y laborales del país.

El debate no solo es geográfico o científico: también es económico y social. El horario de verano beneficia al consumo y al turismo, sectores que representan un gran peso en el PIB español. Más luz al final del día implica más terrazas abiertas, más actividad comercial y más tiempo para el ocio.

No obstante, el supuesto ahorro energético, que fue el argumento original del cambio de hora cuando se instauró en los años setenta, ya no se sostiene. Estudios recientes del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) y de la Comisión Europea indican que el impacto en el consumo eléctrico es mínimo, inferior al 0,1%, debido al uso extendido de la iluminación LED y la climatización.

Por otro lado, los expertos en cronobiología recuerdan que la salud debería prevalecer sobre los hábitos sociales. Dormir con luz o despertarse en oscuridad altera la producción de melatonina y el ritmo circadiano, lo que se traduce en peor descanso, más irritabilidad y un aumento de los accidentes laborales y de tráfico durante los días posteriores al cambio horario.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado recientemente su intención de llevar al Consejo Europeo una propuesta para eliminar los cambios de hora a partir de 2026, en línea con la resolución del Parlamento Europeo aprobada en 2019. Sin embargo, los Estados miembros deben ponerse de acuerdo sobre qué horario mantener de forma permanente, y en España no hay consenso.

Mientras los ciudadanos se inclinan claramente por el horario de verano, la ciencia defiende el de invierno. La decisión final, cuando llegue, tendrá que equilibrar salud, economía y hábitos culturales. Hasta entonces, cada octubre y marzo, España seguirá ajustando sus relojes. Y con cada cambio, volverá la misma pregunta: ¿preferimos vivir con más luz al final del día o despertar más cerca del Sol?