
Expertos
¿Qué significado tiene que una persona coma muy rápido? Esto dice la psicología
Es un comportamiento que puede agravar la percepción negativa de uno mismo y generar sentimientos de culpa

La relación entre la comida y el estado emocional es una de las más complejas y menos visibles en el día a día. Más allá de lo que se elige para comer, la forma en que se hace también guarda un estrecho vínculo con el bienestar psicológico. Uno de los comportamientos más comunes, pero a menudo pasados por alto, es la rapidez con la que se ingieren los alimentos, un hábito que puede estar indicando algo más profundo que la simple prisa o una agenda apretada.
Numerosos estudios en el ámbito de la psicología y la neurociencia han demostrado que el acto de comer rápido no suele responder solo a una cuestión de tiempo, sino que muchas veces tiene raíces emocionales. Se ha identificado que la impulsividad y el bajo control sobre los impulsos pueden estar detrás de esta conducta, especialmente cuando va acompañada de elecciones alimentarias poco saludables.
El patrón se repite: quienes comen con ansiedad tienden a consumir alimentos ricos en azúcares, grasas o hidratos de carbono en grandes cantidades y en poco tiempo. Este comportamiento puede derivar en un sobreconsumo continuado y en consecuencias físicas como el aumento de peso o problemas metabólicos.
Desde el punto de vista psicológico, comer de forma acelerada puede estar relacionado con desequilibrios emocionales o con situaciones de estrés crónico. La necesidad de calmar una inquietud interna a través de la comida se traduce, en muchos casos, en hábitos alimentarios compulsivos. Especialistas en salud mental han vinculado este tipo de comportamiento con cuadros como la ansiedad generalizada, la depresión o incluso trastornos más graves relacionados con la conducta alimentaria.
Además, la rapidez al comer puede reforzar un ciclo poco saludable: al no prestar atención plena al acto de alimentarse, se pierde la conexión con las señales de hambre y saciedad, lo que perpetúa la conducta de comer sin control. Este proceso también puede agravar la percepción negativa de uno mismo y generar sentimientos de culpa.
Expertos en psicología clínica insisten en la importancia de observar estos gestos cotidianos como posibles señales de alerta. Comer es un acto biológico, pero también emocional y social. Si se convierte en una vía para gestionar emociones negativas, podría estar indicando la necesidad de atención profesional.
✕
Accede a tu cuenta para comentar